La DO Pla de Bages apuesta por rehabilitar el patrimonio de la piedra seca
Una de las peculiaridades de la pequeña DO Pla de Bages (Barcelona) son las tinas y barracas de piedra seca. Estas recuerdan que este territorio fue el de más extensión de viña de todo Cataluña hace unos 200 años, alcanzando hasta 28.000 hectáreas, por lo que su recuperación resulta fundamental. Desde hace años, la DO trabaja para recuperar su pasado para garantizar su futuro.
Entre 1860 y 1890 la comarca del Bages, en el medio de Cataluña, vivió su fiebre del oro de la viña. La plaga de la filoxera ya había arrasado las viñas francesas, y a la aumentar la demanda de vinos, los precios y el cultivo de viña se dispararon para aprovechar el momento. Todo esto hizo que las viñas se ensartaran por las montañas hasta llegar a 28.000 hectáreas de cultivo, configurando un nuevo paisaje de piedra seca y barracas de viña.
La distancia entre la viña y las bodegas (más bien cortijos) obligaba a los campesinos a fabricar estas construcciones, llamadas tinas, donde elaboraban el vino para evitar tener que transportar la uva. Sin duda, era más práctico transportar 65 kg de vino que 100 kg de uva. Así, la uva entraba por arriba, se aplastaba con los pies sobre el enrejado y se dejaba fermentar en el depósito. Al acabar, se extraía el vino por debajo a través de una ‘boixa’ y se cargaba para vender. En muchos casos, incluso, el vino se vendía de la misma tina, evitando tener que transportarlo hasta el propio cortijo.
Aunque años más tarde llegó la plaga de la filoxera, esta no fue el motivo de abandono de la viña en la zona, puesto que una vez descubierta la solución del pie americano, se volvieron a plantar hasta 22.000 hectáreas. El verdadero problema fue la llegada de la industria textil, que hizo que la gente optara por un sueldo garantizado a final de mes, un horario fijo y un trabajo no tan sacrificado. Ello, sumado a la mecanización del campo y la apuesta por cultivos menos manuales, hizo que se restaran hectáreas hasta llegar a las 500 actuales.
De esa época de esplendor queda el patrimonio único de las tinas a pie de viña, la mayoría de ellas localizadas en el valle del Flequer y la riera de Mura y Sant Esteve, que constituyen una de las joyas del patrimonio etnológico de Cataluña.
Aumentando el interés por rehabilitar el patrimonio
La Denominación de Origen Pla de Bages es el territorio con más piedra seca de Cataluña. Tanta importancia tiene este patrimonio que, en noviembre de 2018, ‘El arte de la piedra seca: conocimientos y técnicas’ fue incluida en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.
Por ello, el Consejo Regulador de la DO Pla de Bages, en colaboración con Cáritas Arciprestal de Manresa (Barcelona), la cooperativa Senders Vivos y con el apoyo de la Fundación La Caixa, lanza anualmente Ayudas para la Restauración de Piedra Seca a través de la inserción laboral.
Este 2025, la DO ha recibido un total de 14 solicitudes, igualando el número de inscripciones del año 2021 y demostrando, una vez más, el interés e importancia de la recuperación del patrimonio y estructuras de piedra seca del territorio.
Tras el proceso de valoración según los criterios establecidos en las bases públicas –como la condición de propietario agroforestal, finca vitivinícola de la DO Pla de Bages, la singularidad de la intervención y su valor divulgativo en el ámbito cultural o turístico–, el presupuesto disponible se ha distribuido entre 12 de los proyectos presentados. Las ayudas concedidas cubren entre un 10% y un 40% del coste de la intervención. Desgraciadamente, dos solicitudes han quedado fuera por agotamiento del presupuesto.
El perfil de los beneficiarios varia entre un 35% de productores vitivinícolas, un 35% de explotaciones agroforestales, un 15% de organizaciones culturales o administraciones públicas y un 15% de propietarios particulares. Entre las actuaciones subvencionadas este año destacan la restauración de 6 barracas de viña, un horno de cal y un horno de ollas y barro, así como la recuperación de aproximadamente 230 metros cuadrados de márgenes de piedra seca.
Este programa, que este año llega a su cuarta edición, ha demostrado un impacto significativo en la preservación del patrimonio de piedra seca. Desde su creación, las ayudas han hecho posible la restauración de 18 barracas, 3 construcciones singulares y prácticamente 700 metros cuadrados de márgenes, mediante un total de 37 intervenciones. Además, han permitido dar trabajo a 8 personas en riesgo de exclusión social formadas en Cáritas.
