Navarra, variedad y sensaciones en un vino con estilo propio
18 de mayo de 2011
En el siglo XIV Navarra era ya una importante productora y exportadora de vino. A comienzos del XV fue probablemente el momento de mayor expansión del cultivo sobrepasando por el norte los límites de Pamplona. Los agricultores de la capital tenían en la vid su principal cultivo, hasta el punto que fue necesario limitar su extensión para poder cultivar el cereal, necesario para el alimento de los habitantes del Reino.
Tras esta catástrofe, surgió la iniciativa para la reconstrucción de todo el viñedo español. Impulsados por la Diputación Foral, se pusieron en marcha los viveros de nueva planta resistente a la filoxera para abastecer a los viticultores navarros y a cuantos, de toda España, solicitaban las nuevas variedades de pie y vinífera. En la actualidad Navarra cuenta con 13.300 hectáreas repartidas en las cinco zonas para la producción vitivinícola.
Cinco zonas para un vino único
La Tierra Estella está enclavada en la franja occidental de Navarra, a lo largo del Camino de Santiago, haciendo frontera con el País Vasco y La Rioja. Su paisaje, surcado por el río Ega y limitado por la Sierra de Urbasa, tiene un marcado relieve en su zona norte que va suavizándose hacia el sur, donde convive con el olivo y el cereal. En sus 2.161 hectáreas se cultivan principalmente variedades tintas, destacando Tempranillo (casi el 50% del total), seguida de Cabernet Sauvignon (20%), y en blancas con una presencia marcada de Chardonnay. Mientras el terreno abarca suelos desarrollados sobre varios tipos de relieve y materiales diferentes, su clima se sitúa entre la zona subhúmeda por el norte y la seca superior por el sur, variando la precipitación media anual entre los 700 y los 454 mm.
La zona de Valdizarbe es la más pequeña de las cinco, y se encuentra en la Navarra media, al sur de la cuenca de Pamplona, y constituye el centro neurálgico del Camino de Santiago a su paso por la provincia, al unirse las dos variantes procedentes de la Baja Navarra y de Aragón. Su paisaje está marcado marcado en su parte occidental por las estribaciones de la Sierra de Andía y la Sierra del Perdón al norte, discurriendo en gran parte alrededor del río Arga, siendo una zona de suaves colinas y valles. En las 1.001 hectáreas conviven con similares superficies Tempranillo, Garnacha, Cabernet y Merlot entre las tintas, además de algo de Chardonnay y Malvasía. Con suelos similares a los de la zona de Baja Montaña, desde el punto de vista climático, completa el límite norte de la distribución de la viña en la Navarra, siendo la más húmeda de todas las zonas.
Por su parte, la Ribera Baja, está enclavada en el sur de Navarra, en el valle del Ebro, entre Aragón y La Rioja. El paisaje viene marcado por una gran planicie, de escasa vegetación y muy llana, dominada por la imponente presencia de la Sierra del Moncayo. En sus 3.811 hectáreas cultivadas domina entre las tintas la variedad Tempranillo (40%), acompañada de la Garnacha (30%). En cuanto a las blancas, existe la mayor concentración de Viura y Moscatel de la región. Gran parte de la viña ocupa suelos situados en distintos niveles de terrazas y glacis cuaternarios formados por el río Ebro y sus afluentes por su margen derecha. Se trata de una zona bastante homogénea en cuanto a condiciones climáticas se refiere, situándose plenamente en la zona semiárida. Dado el régimen térmico y unas precipitaciones medias anuales que oscilan entre los 361 y los 384 mm, se plantea un déficit hídrico para la viña superior a los 300 mm anuales.
Tempranillo y Garnacha dominan el paisaje navarro
Le sigue la variedad Garnacha, que durante el siglo pasado fue uva mayoritaria en la Península Ibérica. En Navarra gozó de una gran implantación histórica (representaba casi el 90% del viñedo a finales de los '70) que fue perdiendo terreno por la introducción de nuevas variedades. En la actualidad sigue siendo importante, representa el 23% de los viñedos navarros con alrededor de 3.000 hectáreas, y ocupa el segundo lugar en cuanto a la superficie plantada.
En las blancas destaca el Chardonnay, la variedad de uva blanca de origen borgoñón (Francia) y la más internacional de las uvas blancas. En Navarra, su introducción data de los años 80 y en apenas dos décadas se ha convertido en la variedad blanca dominante en la región y seña de identidad del vino blanco navarro. Ocupa casi el 4% de la superficie de viñedos, con más de 500 hectáreas, que se sitúan en la Ribera Alta y Baja, Valdizarbe y Tierra Estella.
La D.O. Navarra presentó el pasado 17 de mayo en Barcelona sus nuevos vinos con el objetivo de consolidarse en el mercado catalán e invitar a los consumidores a “redescubrir el rosado” y probar sus tintos, que están en “su mejor momento”, según la presidenta de la D.O., Pilar García-Granero. Acompañados por algunos de los productos estrella de Reyno Gourmet, marca en la que también tienen cabida los vinos navarros, la D.O. deleitó, refrescó y sorprendió con sus nuevos productos a cerca de 400 profesionales del mundo de la enología y la gastronomía que se acercaron al lujoso Hotel Majestic de la Ciudad Condal. Para la D.O. Navarra, Cataluña es el tercer mercado más importante en el ámbito nacional, tanto por razones de consumo, como por su función de escaparate, por el prestigio que otorga que sus vinos se consuman allí, según García-Granero.
En este Salón del vino estuvieron presentes las bodegas más emblemáticas: Bodega Otazu, Bodegas Beramendi, Bodegas Irache, Bodegas Pago de Larrainzar, Bodegas Malón de Echaide, Tandem, Bodega de Sarria, Bodega Inurrieta, Alex Viñedos de Calidad, Bodegas Viña Valdorba, Aroa Bodegas, Bodegas Pagos de Aráiz, Bodegas Marqués de Montecierzo, Bodegas Ochoa, Bodegas Azul y Garanza, Bodegas Alconde, Bodegas y Viñedos Alzania y Bodegas Marcos Real. Junto a ellas, y para regar la versatilidad de sus rosados, blancos, tintos y vinos dulces, una demostración en directo de cómo se pela y se degusta el espárrago blanco navarro en plena temporada y la presencia de dos quesos con D.O. Navarra: el queso roncal –el primero en España en hacerse con la Denominación de Origen–, y el de Idiazabal. Todos estos productos, integrados dentro de la firma Reyno Gourmet, fueron preparados en directo por el chef José María Jiménez, del restaurante Marisol de Cadreita.
Tintos de calidad, blancos con carácter y rosados famosos
- Los jóvenes de Viura y mezcla de Viura-Chardonnay: son vinos frutosos, frescos, que deben ser consumidos dentro del año siguiente a su vendimia. Son muchas las bodegas comerciales y las cooperativas que los ofrecen. Su color, amarillo pálido, y su nariz, suavemente frutal, los hacen ideales para el aperitivo o los entrantes muy ligeros.
- Los Chardonnays sin barrica: más estructurados y persistentes que los anteriores, su consumo es perfectamente adecuado dentro de los 2-3 años de su elaboración. Color amarillo pajizo intenso, poseen una marcada fruta en nariz (piña fresca, manzana verde, pomelo, mango, algunas veces incluso melón). La boca queda marcada por una fresca acidez. Serán los grandes acompañantes de los pescados y ahumados.
- Los Chardonnays fermentados en barrica: son los auténticos aristócratas de los blancos navarros. En su nacimiento intervienen siempre viñas de muy baja producción, vendimiadas con exquisito cuidado. Los mejores mostos fermentan en barricas nuevas (todos los años) y tras una permanencia de unos 6 meses con sus lías, al más noble estilo borgoñón, se trasiegan y embotellan. Son vinos que se bonifican con el paso del tiempo. En ellos encontraremos colores amarillos dorados y su nariz, compleja, marcará notas de humo, mantequilla, avellanas y frutas maduras. Dan la talla con pescados grasos, tipo besugo o lubina.
- Los tintos jóvenes: partiendo de la Garnacha o el Tempranillo (en menor medida de la Merlot o de la Cabernet Sauvignon), se obtienen unos vinos de bonito color púrpura y grana, llenos en nariz de notas de regaliz y deliciosas frutas del bosque, tanto negras (cassis y moras) como rojas (fresas y frambuesas). Su boca, golosa y viva, los hacen compañeros inseparables de aperitivos de charcutería, patés, quesos del país, e incluso algún preparado de bacalao salseado.
- Los tintos de crianza: el reglamento de la Denominación obliga a que no salgan al mercado hasta que como mínimo hayan pasado dos años (desde diciembre del año de la vendimia), y que hayan madurado como mínimo 9 meses en barrica. Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot son las protagonistas de estos vinos marcados por buena y selecta crianza, que los dota de hermosos colores cereza con suaves matices teja. La nariz mantiene el carácter frutal, matizado por finas notas de roble y vainilla. En boca son potentes y sabrosos. Serán grandes compañeros de carne a la brasa, asados, guisos de carne y quesos curados.
- Los tintos de reserva y gran reserva y los vanguardistas: son la actual aristocracia de los caldos navarros. Solo las mejores añadas y los pagos mas escogidos serán su cuna. Las variedades empleadas son las mismas que para los de crianza, muchas veces incrementadas con el Graciano. Los tintos de reserva tienen un mínimo de tres años (de los cuales, uno como mínimo fue en barrica) y los gran reserva tienen un mínimo de cinco años (de los cuales, 18 meses como mínimo fueron en barrica). Poseen un bello color cereza-rubí, con bonitos tonos teja, limpios y brillantes. Su nariz es compleja, rica en matices especiados, buenas maderas y fondo frutal que se mantiene con el paso del tiempo. Serán claramente los protagonistas de nuestra mesa, acompañando la caza y los guisos más sutiles y elaborados.
El Consejo Regulador de la D.O.Navarra presentó a finales del 2010 en Pamplona la nueva publicación 'Iniciación al vino'. Se trata de un manual que ha sido ilustrado por Kukuxumusu y que se ha editado en dos idiomas: español y euskera. El objetivo de la edición de este libro es utilizarlo como herramienta de formación. Se trata de una sencilla guía que acerca el conocimiento del vino de una forma desenfadada y divertida. A través de diferentes capítulos se da un repaso a las principales líneas en el inicio del aprendizaje de la cata, la elaboración y la crianza del vino, la viticultura, el consumo, el servicio... y la Denominación de Origen Navarra, entre otros asuntos de interés. Los textos están redactados con un lenguaje directo, sencillo y evitando los tecnicismos en la medida de lo posible para hacerlos más accesibles. Se trata de una manera de presentar el vino de forma atractiva para el consumidor joven. Las ilustraciones de Kukuxumusu ayudan a comprender y visualizar mejor los diferentes conceptos.