“Esta PAC es un logro muy importante que va a aportar legitimidad a la actividad agraria, mejorando el reparto de las ayudas, priorizando la vida en el mundo rural y generando empleo para fijar población"
Entrevista a Alejandro García-Gasco, asesor agrario
Alrededor de 700.000 agricultores y ganaderos españoles son susceptibles de beneficiarse de la nueva Política Agraria Común (PAC) 2023-2027. De ellos, 648.000 productores ya solicitaron sus pagos directos en 2022. Y es que España tiene un presupuesto de 47.724 millones de euros para la nueva PAC, de los cuales 13.730 millones se otorgaron en el período transitorio hasta su entrada en vigor (2021-2022) y 32.549 millones van a las medidas del Plan Estratégico Nacional (PEPAC). De su funcionamiento, detalles y especificaciones hablamos con Alejandro García-Gasco, asesor agrario y experto en esta nueva y, algo enrevesada, PAC.
Empezamos, ¿cuáles son los objetivos reales de la nueva PAC?
Desde que se inició el desarrollo de la primera PAC, en 1962, han existido unos objetivos básicos centrados en mantener y favorecer la soberanía alimentaria de la sociedad europea y ayudar a la renta de los agricultores. En mi opinión, este ultimo objetivo está muy relacionado con cómo adquirimos los productos alimentarios en Europa, que muchas veces vienen de fuera de nuestras fronteras y son más baratos, puesto que tienen menos costes productivos asociados. Con estas ayudas, se compensa esta competencia generada por los acuerdos comerciales internacionales de la Unión Europea.
Esta última PAC, además, persigue el objetivo de mitigar el cambio climático, algo que los agricultores solo pueden conseguir a través de un sobrecoste derivado de las actuaciones en sus tierras, motivo por el cual las ayudas de la PAC tienen un enfoque medioambiental más marcado.
Estas ayudas tienen un presupuesto anual de 4.800 millones de euros y unos potenciales 700.000 agricultores y ganaderos beneficiados. ¿Qué tipos de ayuda se pueden solicitar y quién puede solicitarlas?
Los fondos de la PAC se dividen entre ayudas directas –con esos 4.800 millones anuales que comentas– y programas para el desarrollo rural –con una dotación de 5.403 millones de euros de la UE, que cofinanciarán el Gobierno y las autonomías hasta 8.314 millones–.
Dentro de las ayudas directas, existen tres tipos de pagos: la ayuda a la renta básica, una cuantía fija que se cobra por todas las hectáreas con derechos (del presupuesto anual se destinará un total de 2.940 millones); una ayuda redistributiva complementaria a la renta para las primeras hectáreas de la explotación (483 M€), lo que favorece a las explotaciones pequeñas y medianas –para cobrar estas ayudas, es necesario tener al menos un derecho de ayuda básica a la renta–; y los eco-regímenes (1.107 M€).
En el caso de los programas de desarrollo rural, que buscan recompensar por contraer compromisos agroambientales o climáticos, existen las ayudas agroambientales y a la agricultura ecológica, a las que pueden optar los agricultores sin derechos.
Por otro lado, la nueva PAC contempla ayudas a los jóvenes (96,5 millones), que se cobran en las primeras 100 hectáreas, y como novedad, a las mujeres, con una prima un 15% superior. Es la primera vez que la PAC muestra perspectiva de género, algo que me parece fundamental para dar visibilidad y reconocimiento a todas esas mujeres que siempre han estado trabajando en las explotaciones.
Asimismo, también se pueden solicitar ayudas sectoriales específicas. Un ejemplo de ello, en el sector vitivinícola, sería la ayuda para la restructuración y conversión del viñedo o a las inversiones en bodegas y cooperativas, entre muchas otras.
Precisamente la puesta en marcha de los eco-regímenes es uno de los aspectos más controvertidos y complejos y, además, empieza con excepciones a causa de la guerra de Ucrania. ¿Cómo funcionan?
Los eco-regímenes son nuevas ayudas directas anuales que se conceden por prácticas agrícolas voluntarias beneficiosas para el clima y para el medio ambiente. En España, están divididas en 9 tipologías dentro de 3 categorías: agricultura de carbono, agroecología y la conjunta agricultura de carbono y agroecología).
Estas ayudas las puede pedir cualquier agricultor, independientemente si tiene derechos o no. Por ejemplo, un viticultor que nunca ha tenido derechos de PAC y quiere llevar a cabo algún eco-regimen, como podrían ser las cubiertas vegetales o las cubiertas inertes, puede solicitar sus ayudas de la PAC marcando uno de los tres eco-regímenes en su explotación, lo que le permitiría cobrar por toda la superficie.
¿Cómo y cuándo se realizarán los pagos de estas ayudas?
El bloque de ayudas directas se solicita anualmente. En 2023, el plazo se abrió el 1 de febrero y se cierra el 30 de abril, aunque se suele prorrogar unas semanas. Para recibir estos pagos directos de la PAC, es necesario cumplir con los requisitos para ser considerado agricultor activo. Para serlo, es imprescindible estar afiliado a la seguridad social como trabajador de la actividad agraria o que al menos el 25% de los ingresos percibidos en el último ejercicio provengan de la agricultura. Es importante destacar que si un agricultor tenía derecho a recibir menos de 5.000 euros de pagos directos en el año anterior a la solicitud de la ayuda, ya se considera agricultor activo directamente.
Con todo esto, ¿cree que se ha logrado un presupuesto que asegure la estabilidad de las explotaciones agrarias españolas?
Creo que esta PAC es un logro, básicamente porque el miedo a que las ayudas desaparezcan es constante. La situación económica de la Unión Europea no es fácil, tenemos retos y conflictos bélicos que complican el desarrollo económico… Por eso, que el sector agrario siga contando con este gran apoyo como es la PAC me parece todo un hito. Dicho esto, si hablamos de presupuesto, por supuesto que todo es mejorable.
Es importante tener en cuenta que, aunque la PAC sea común, cada país decide cómo aplicarla. España tiene muchos perceptores, se acerca al millón. Sin embargo, Francia, por ejemplo, solo tiene 400.000 perceptores porque solo pueden aplicar a las ayudas los afiliados a la seguridad social agraria. Al reducir el número de beneficiarios, las cuantías por agricultor aumentan.
En este sentido, la nueva PAC pone un tope máximo de ayudas percibidas. Así, ningún perceptor podrá recibir más de 100.000 €. Tanto es así, que a partir de 60.000 €, las restricciones son más duras. Y es que, en general, creo que se trata de hacer un mejor reparto de las ayudas, de priorizar la vida en el mundo rural y de generar empleo de calidad que fije población.
¿Y por qué esta nueva PAC es más verde?
La Unión Europea persigue el objetivo de que el 30% de la superficie agraria europea sea ecológica en 2030. Para ello, desarrolla actuaciones que también se pueden ver en la PAC, que apuesta por un cuidado del medio ambiente mucho más elevado. Un ejemplo de ello es que el 30% de las ayudas directas de la PAC están ligadas a los eco-regímenes, que el Cuaderno Digital obliga a contar con un plan de abonados o de tratamientos fitosanitarios o que gran parte del presupuesto del programa para el desarrollo rural de la PEPAC (47,8%) corresponde a medidas de carácter ambiental (agricultura ecológica, medidas agroambientales, inversiones con fines medioambientales, ayudas a zonas con limitaciones naturales...).
Otra muestra es el refuerzo de la condicionalidad ambiental y climática. La condicionalidad son normas y buenas prácticas en materia de medio ambiente, seguridad alimentaria, sanidad animal y vegetal y bienestar animal que se deben cumplir obligatoriamente en las explotaciones agrarias. La nueva PAC incluye aspectos de la condicionalidad anterior pero también añade algunos aspectos novedosos más enfocados al respeto al entorno.
¿Cómo se relaciona esta PAC con la estrategia ‘De la granja a la mesa’, el Pacto Verde o con la ‘Estrategia Europea de Biodiversidad 2030’?
La Estrategia ‘De la Granja a la Mesa’ es una de las iniciativas clave en el marco del Pacto Verde Europeo, que busca mitigar los efectos del cambio climático y la degradación del medio ambiente. Entre otros objetivos, se busca la reducción del uso de fitosanitarios en un 50% para 2030, la reducción del uso de fertilizantes (nitrógeno y fósforo) en un 20% o la reducción del uso de antimicrobianos en un 50%. Es cierto que son porcentajes ambiciosos que dificultan el día a día actual del agricultor, muy acostumbrado a utilizar materias activas que va a tener que dejar de aplicar…
Personalmente, más que prohibir el uso de algunas herramientas, creo que lo que realmente necesita el agricultor es un buen asesoramiento de ingenieros agrónomos que le ayuden a entender qué tiene que hacer y cómo hacerlo. Si tenemos en cuenta lo envejecida que está la población del medio rural, más complicado se hace este cambio hacia un modelo más restrictivo y más digital.
Ahora que habla de la realidad de la PAC para los agricultores, ¿cómo es su modelo de aplicación?
Es un modelo muy centrado en la sostenibilidad, por lo que es necesario enfocarlo desde sus tres patas: medioambiental (intensificando el cuidado del medio ambiente y la acción por el clima), económica (con un sector inteligente, resistente y diversificado que garantice la seguridad alimentaria) y rural (fortaleciendo el tejido socioeconómico de las zonas rurales).
La conexión entre las 3 es fundamental. A nivel económico, los agricultores necesitamos reducir costes, pero no podemos mandar sobre los precios. Hoy en día se sigue especulando con los alimentos y no me explico cómo se sigue permitiendo. ¿Quién se lleva los márgenes comerciales en la cadena alimentaria? No es el sector primario, por mucho que se le culpe. Necesitamos medidas que no cuestan dinero, cuestan control. ¿Contamos en España con una Ley de la Cadena Alimentaria pionera? Sí. ¿Sigue habiendo quien se aprovecha del agricultor respecto al producto perecedero? También. Hay industriales que saben que el producto en el campo se pasa, que se tiene que coger y vender lo antes posible… Y ahí se produce un embudo en el que el agricultor debe aceptar condiciones muy desfavorables. Un ejemplo es que la Ley de la Cadena Alimentaria prohíbe la venta a pérdidas, pero sigue sucediendo. La AICA está haciendo buena labor, pero necesita más medios para poder perseguir y castigar a quien no cumple con la normativa.
Con esto quiero decir que es necesario equilibrar el poder en la cadena alimentaria, asegurar unos ingresos justos e incrementar la competitividad del sector. Si los números en las explotaciones salen, eso permite mejoras a nivel social, con zonas rurales vivas y fijación de población, y a nivel medioambiental.
Antes nos hablaba del cuaderno digital de explotación agrícola, que la normativa complementaria al PEPAC lo hace obligatorio a partir del 1 de septiembre. ¿Nos explica los detalles?
¿Existe alguna herramienta que permitan al agricultor calcular las ayudas que podría recibir?
Sí, existe. Está en la web del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) y permite consultar los derechos de ayuda básica a la renta, así como las ayudas para jóvenes y para mujeres. En esta web, a través de un código personal de antiguos derechos de la PAC, el agricultor puede calcular qué ayudas podría percibir.
Hay cierta opinión generalizada de que es una PAC muy intervencionista que, en cierta medida, corta la libertad de los agricultores a la hora de gestionar sus explotaciones… ¿Cree que es cierto?
Si no quieres cumplir con las normas, no solicites las ayudas. Así de simple. Es más, lo que me gustaría es que la PAC fuera mucho más intervencionista en los mercados agrarios para frenar la especulación tanto en la alimentación como en las materias primas.
Las ayudas no se diseñan para dárselas a quien no hace nada, y eso es importante destacarlo. Por ejemplo, las ayudas a la agricultura ecológica están pensadas para contrarrestar o amortiguar la bajada de producción de aquellas explotaciones que no pueden utilizar ciertas herramientas que la agricultura convencional sí puede aplicar. Esa bajada de producción se compensa, con lo que se llama lucro cesante, a través de las ayudas que otorga la Administración y que mitiga las ganancias que se dejan de percibir.
A modo resumen, ¿qué cambios principales cree que provocará la aplicación de la PAC entre 2023 y 2027?
Lo voy a resumir mucho: creo que esta PAC va a aportar legitimidad a la actividad agraria. Permíteme que lo desarrolle.
La mentalidad urbanita de hoy en día no entiende qué papel juega la agricultura en sus vidas. Como decía antes, esta PAC le cuesta 0,31 € al día a cada ciudadano, que va a la tienda y se pregunta: ¿pero por qué mis impuestos van a los agricultores si este alimento no es ni europeo? Y esto tiene que cambiar, hay que transferir nuestro trabajo y devolverle el honor que merece. Muchas veces se critica al sector primario por el agua que consume pero nadie dice nada de las eléctricas, que nos están vaciando (literalmente) todos los pantanos… La agricultura gasta agua para producir alimentos, que nadie se olvide de eso.
En definitiva, creo que esta PAC puede y debe ayudar a acercar una sociedad urbanita al medio rural, haciéndole entender cómo contribuye a la vida diaria de todos, vivamos donde vivamos. Se trata de demostrar el esfuerzo de los agricultores europeos, que ofrecen a los ciudadanos una alimentación distinta, y que estos ciudadanos lo sepan diferenciar y valorar. Cuando cualquier español vaya al supermercado, debe encontrarse un letrero bien grande que le indique que ese alimento es respetuoso con el medio ambiente, o que se ha producido en España, o que es de proximidad… Debemos conseguir que cuando el consumidor compre, sepa que está garantizando la sostenibilidad del medio rural.
