Bodegas Clos Pachem, Gratallops

H Arquitectes es el autor de este proyecto, en el centro histórico de Gratallops, en el Priorato (Tarragona), que sintetiza lo que pretende la bodega Clos Pachem: elaborar buenos vinos con un comportamiento óptimo del edificio a partir de principios pasivos y hacerlo respetando escrupulosamente el entorno, lo que le ha merecido ser Mención Especial en Premio de Arquitectura 2020 del CSCAE.

Si en la tierra la bodega opta por el cultivo biodinámico y ecológico, en la bodega la arquitectura sostenible es la que les ha marcado la pauta y lo que les llevó a confiar el proyecto arquitectónico al estudio H Arquitectes de Barcelona. Para Clos Pachem, bodega y cultivo son las dos caras de una misma moneda, el reflejo fiel de su manera de ser y de hacer.

Bodegas Clos Pachem, Gratallops.

Construido con materiales naturales, sencillos y duraderos, el edificio se integra perfectamente en el casco histórico de Gratallops, invitando a los viandantes a conocer la bodega a través de un pasaje interior, concebido como espacio público y zona de bienvenida. Una gran nave dedicada a la fermentación del vino es el espacio central del proyecto con muros muy gruesos y múltiples cámaras de aire que permiten una refrigeración 100% natural de todo el edificio y una completa estabilidad hidrotérmica.

Clos Pachem, que había ido incrementando su producción, necesitaba una nueva bodega que se implantaría en un solar situado en el corazón del pueblo de Gratallops. El reto era que la propia bodega contribuyera en la elaboración de los vinos -basada en procesos biodinámicos- intentando lograr el comportamiento óptimo del edificio a partir de principios pasivos o lo menos artificiales posibles.

Planta baja.

La parcela tiene una geometría poligonal en forma de 'L' y está rodeada por una estructura urbana típica de centro histórico, de calles estrechas y casas entre medianeras con la excepción de la Iglesia que, por su singularidad y dimensión, tiene una presencia dominante y es el edificio que más define el carácter del lugar.

Integración con el entorno en Clos Pachem.

En el interior del solar, un muro de piedra de trazado irregular que había sido un antiguo frontón, y con una altura de unos 10 metros en los puntos más altos, hace de límite con los vecinos. Su geometría, la amalgama de piedras, recrecidos cerámicos y restos de enlucido, hacen de esta medianera un punto de partida para el proyecto.

Del resultado de aplicar las regulaciones urbanísticas, y con la voluntad de conseguir una única gran sala con el máximo volumen posible, se crean dos ámbitos diferenciados: Por un lado un gran volumen regular -la nave- donde se ubica la parte productiva con una planta rectangular y la máxima anchura y altura posible. Por otro lado, tenemos el espacio restante en forma de ‘Z’ -el pasaje- que recoge y aprovecha los espacios que rodean la nave y se extiende -como una calle interior- siguiendo la geometría del muro de piedra que hace de medianera. Este espacio, es una extensión del espacio público dentro del solar, es el que da el acceso principal al recinto y sirve de circulación y espacio de bienvenida para visitas y catas.

Sección.

El interior de la nave es un gran espacio de triple altura donde se sitúan las tinas de fermentación del vino. Este es el espacio central del proyecto, el que realmente define la bodega y alrededor del cual se articulan todos los demás espacios. Un gran volumen de aire fresco rodeado de muros muy gruesos de hasta 1,75m de espesor que lo protegen. Un sistema de muros de carga cerámicos, con múltiples capas entre pilastras que crean cámaras para la circulación del aire -entre paredes- sirve para refrigerar el edificio. Dentro de estos grandes muros, también se configuran algunas estancias más pequeñas que sirven para alojar los usos complementarios de la actividad de la bodega.

Alzado.

En planta baja, en todo el perímetro del espacio central de la nave y siguiendo el ritmo de las pilastras estructurales de los muros, se abren una serie de cavidades a modo de ‘capillas’, que sirven para conectar visualmente la nave y el pasaje o para maniobrar y almacenar la maquinaria necesaria en la sala de vinificación. Así la nave es oscura y densa en altura pero en planta baja se amplía abriéndose hacia la luz del pasaje.

Pasaje interior, concebido como espacio público y zona de bienvenida.

El pasaje es el espacio de recepción de la uva y de los visitantes. Una transición térmica hacia la bodega a través de un recorrido de pendiente muy suave que permite alcanzar la cota interior de la nave y también conectar con la calle posterior, salvando el desnivel existente con unas gradas. Este recorrido semi-exterior sigue una sucesión de cubiertas a diferentes alturas combinadas con una serie de forjados que hacen de amplios rellanos entre escaleras. Las cubiertas son verdes y el agua de la lluvia se almacena hasta que rebosa de una cubierta a otra bajando lentamente, reduciendo la velocidad y haciéndola pasear por todo el pasaje ayudando a refrescar el ambiente y regando la vegetación. Aparte de proteger de la lluvia estos forjados protegen de la radiación solar directa y garantizan que el pasaje disfrute de un ambiente fresco, como un jardín aterrazado en el que se situará una tienda-taberna al aire libre donde poder comprar vino, hacer catas o comer algo.

Cubiertas verdes y sistema para refrescar el ambiente.

Los espacios más exigentes son la zona de barricas y el almacén de vino ya embotellado que necesitan la máxima estabilidad hidro-térmica y por este motivo se sitúan en la planta sótano en contacto directo con el terreno. Pero el gran reto del edificio es la sala de vinificación -también muy exigente térmicamente- que debe conseguir estas condiciones sin interaccionar con el terreno. La primera estrategia es tener la máxima altura interior posible para favorecer la estratificación del aire caliente en la parte alta, lejos de las tinas. En segundo lugar, la máxima inercia posible de sus sistemas constructivos ayudando a mantener la estabilidad hidro-térmica interior. La tercera estrategia bioclimática es la cubierta, que en su parte central se convierte en un techo refrescante que aprovecha la radiación nocturna del cielo para enfriar el forjado de la nave. Se crea un sistema cerrado de recirculación de agua entre dos niveles, uno superior en contacto con el exterior donde el agua disipa el calor durante la noche intercambiando por radiación, y uno inferior que, durante el día, en contacto con el forjado, transmite la frescura al interior. Se produce un intercambio a gran escala entre el interior de la nave y la temperatura del universo que por radiación es una fuente inagotable de refrigeración.

Sala de depásitos.

Las fachadas que dan a la calle están coronadas con un remate de teja y revestidas con una capa fina de mortero de cal que ayuda a contextualizar el edificio dentro del pueblo y que diferencia claramente la materialidad exterior del edificio de la del interior del pasaje. Desde el exterior el edificio tiene una presencia más vernacular pero al entrar en el pasaje los sistemas constructivos se van deconstruyendo y progresivamente van explicando la naturaleza del edificio.

En un inicio, la parcela estaba parcialmente ocupada por una construcción en mal estado de planta baja y piso, que ocupaba aproximadamente un tercio de la superficie total del solar. El resto de la parcela estaba vacía, con alguna vegetación salvaje, que había ido apareciendo con el tiempo.

Se derribó gran parte del edificio existente, manteniendo las medianeras y algunas partes del muro de fachada de la calle Piró, para integrarlas en el nuevo edificio. Con el derribo hecho, tocaba realizar la excavación del sótano, para ubicar el espacio donde se realiza la crianza del vino en barricas y se almacena el vino embotellado. Esta excavación, llevó algunos obstáculos por la inestabilidad de una de las protagonistas del Priorat, la Llicorella. Se iban construyendo en paralelo los cimientos del futuro edificio y los muros de contención de hormigón armado que iban delimitando y configurando el nuevo sótano en diferentes espacios en retícula. Tocaba construir ahora el techo de este sótano, una losa de hormigón armado que debía tener la capacidad de soportar las cargas de las tinas que se colocarían encima. Con el techo del sótano ejecutado, estábamos ya en disposición de empezar a construir el edificio sobre rasante, una caja cerámica de 25x10 m. de planta y de casi 10 m. de altura. Para ello, se colocaron 176.267 unidades de ladrillos cerámicos repartidos en 85 hiladas perfectamente definidas, con una ejecución muy cuidada a pesar del alto grado de dificultad.

Diferentes fases del proceso constructivo.

Destacar algunas singularidades de esta construcción cerámica:

• En la fachada sur, el cierre está formado por 7 hojas de paredes cerámicas de 11,5 cm. de espesor cada una, con separaciones entre hojas de 13,5 cm., con un espesor total de cierre de 161 cm.
• Se construyeron de una forma manual 721 ml de vigas cerámicas hechas con los mismos ladrillos de las paredes. De estas vigas, inéditas hasta el momento, se tuvieron que hacer varias pruebas y muestras, hasta encontrar el procedimiento más idóneo para construirlas.
• El techo de la nave se construyó a 8,75 m. de altura respecto la planta baja y está formado por unas vigas de hormigón armado en forma de 'T' que pasan prácticamente desapercibidas y un entramado de vigas cerámicas sobre las que apoyan paredes cerámicas en celosía para permitir la circulación del aire, con un enlosado cerámico superior acabado con una capa de compresión.
• Se realizaron forjados cerámicos también inéditos, con nervios de hormigón in-situ de 17 cm. de ancho y entrevigado cerámico de 10 cm. de ancho, realizado con el mismo ladrillo que se estaba utilizando para subir las paredes de carga del edificio.
• En determinados puntos de las fachadas, las juntas verticales de mortero de las paredes se debían de vaciar parcialmente para permitir el paso del aire y por tanto, ventilar la cámara de aire entre las dos hojas de las fachadas. Simultáneamente a la construcción de la nave, se tenían que ir levantando también todas las paredes cerámicas del pasaje, ya que en ellas van apoyados diferentes forjados interiores y exteriores. Esto hizo que el despliegue de andamios, encofrados, ... fuera muy grande.

Detalle proceso constructivo.

Con el edificio subido, se pasó a construir las cubiertas de este. Destacar la cubierta de la nave, una cubierta inundable a dos niveles donde dependiendo del momento del día, el agua circula de un nivel a otro y las cubiertas del pasaje, verdes y escalonadas entre ellas, para permitir el paso del agua de una a la otra. A partir de ahí, quedaba realizar todos los acabados interiores del edificio: pavimentos de hormigón y cerámicos, cerramientos exteriores e interiores de madera, y escaleras y barandillas galvanizadas.

Terrazas verdes y materiales cerámicos en Clos Pachem.

Simultáneamente a todos los procesos anteriores, las instalaciones del edificio se fueron llevando a cabo durante todo el proceso de construcción, ya que la mayoría discurren escondidas por el interior del entramado de las paredes cerámicas.

Sala de elaboración.

El jurado del Premio de Arquitectura 2020 del CSCAE concedió una Mención Especial a Bodegas Clos Pachem (Gratallops) por la forma en la que sus autores, el estudio HArquitectes, resolvieron un proyecto muy complejo inserto en un centro histórico. Según los expertos, han sabido construir “de forma minuciosa una gran riqueza de espacios en una muy buena transición y contextualización entre el interior y el exterior”. También se destacó del proyecto la atención al confort climático en su forma pasiva, tanto de las personas como del vino.

Carles Bou: “Estamos muy orgullosos del resultado final. Las horas de dedicación y todo el esfuerzo destinado durante la construcción de la bodega, han valido la pena. Agradecer la implicación de todos los que han participado en la construcción de la bodega, especialmente de aquellos que han sido día a día a pie de obra, superando los retos y dificultades que ha supuesto la propia obra”.

FICHA TÉCNICA

Nombre del proyecto: 1507 Bodegas Clos Pachem

Autores del Proyecto: David Lorente, Josep Ricart, Xavier Ros, Roger Tudó (HArquitectes)

Aparejador: Carles Bou

Colaboradores: Maya Torres, Berta Romeo, Víctor Nadales, Miquel Arias, Irene Puig, Xavier Mallorquí, Eva Millán

Coordinación de Seguridad y Salud: Carles Bou

Estructura: DSM arquitectes

Instalaciones: Oriol Vidal ingeniería SLP

Consultoría medioambiental: Societat Orgànica

Emplazamiento: Gratallops, Tarragona

Años de proyecto: 2013-2017

Años de construcción: 2017-2019

Superficie construida: 1.117m²

Fotografías: Jesús Granada y Adrià Goula