Nueva clasificación para distinguir a las denominaciones de origen vinícolas
Investigadores de las universidades de Salamanca, Zaragoza y Complutense de Madrid han desarrollado una metodología que permite clasificar las denominaciones de origen vinícolas en función de las tecnologías de producción que emplean y los mercados a los que se dirigen. De esta manera, el estudio contribuye a que cada zona pueda distinguirse y obtener una mayor rentabilidad.
“Existe la idea de que todas las denominaciones de origen son iguales y tienen normas y límites muy rígidos”, explica José Luis Sánchez Hernández, investigador del Departamento de Geografía de la Universidad de Salamanca. “Sin embargo, por nuestro conocimiento previo sabíamos que en realidad hay una gran diversidad debido a los diferentes recursos, organización y mercados, así que nos propusimos realizar una clasificación cuantitativa basada en datos estadísticos”.
El modelo propuesto por los investigadores se basa en la teoría de los mundos de producción, que ayuda a entender las diferentes modalidades de organización de la cadena de valor en la industria y que ha influido en la geografía de los alimentos desde los años noventa. Sin embargo, hasta ahora usaba una metodología cualitativa y, en este caso, los investigadores han considerado útil trabajar con datos cuantitativos sobre bodegas, marcas y recursos.
El estudio, que ha incluido las denominaciones de origen vinícolas de las regiones de Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid, se ha basado en dos ejes fundamentales: la tecnología y los mercados. Ambos pueden ser más o menos específicos, de manera que finalmente cualquier denominación de origen puede quedar enmarcada en una de estas cuatro categorías de los mundos de producción: industrial (tecnologías estandarizadas y mercados genéricos), de nichos de mercado (tecnologías estandarizadas y mercados diferenciados o de nicho), interpersonal (tecnologías especializadas y mercados diferenciados) y de la innovación (tecnologías especializadas para mercados genéricos).
El cuadrante ideal es el interpersonal, ya que tanto sus tecnologías como sus mercados son más específicos. Es el caso de la DO Ribera de Duero, que constituye “un modelo de referencia”. Sin embargo, otras categorías también son valiosas, por ejemplo, la DO Rueda estaría encuadrada en la de nichos de mercado, ya que su producción es estándar, pero se dirige a clientes diferenciados, lo cual tiene un gran valor comercial.
Esta nueva clasificación “tiene una utilidad comercial relevante”, opina José Luis Sánchez Hernández, ya que permite comparar distintas denominaciones de origen y elaborar estrategias que aporten una mayor rentabilidad.