Se necesitan técnicas adecuadas, herramientas específicas y personal cualificado
La limpieza de cristales, un servicio para especialistas
El vidrio es un material duro, frágil, amorfo, transparente o traslúcido, obtenido por la fusión de arena silícea con potasa y moldeable a altas temperaturas, según la definición de la RAE, mientras que el cristal es un vidrio especialmente de alta calidad. Sea cual sea su denominación, ambos están considerados como un elemento elegante y muy versátil, tanto que su uso va más allá de la creación de objetos, decoraciones o interiorismo, siendo muy apreciado en la arquitectura y construcción. Sus ventajas en este ámbito son múltiples: estéticamente atractivo, permite el paso de la luz natural y la comunicación visual con el exterior, hace de aislamiento acústico y térmico, etc. Ya sea como ventana o fachada, el único 'pero' del cristal es que también se ensucia. Y, aunque es cierto que se trata de un material fácil de limpiar y mantener, qué mejor que contar con un especialista para hacerlo correctamente.
Si bien las primeras técnicas de fabricación de vidrio datan de unos 7.000-5.000 años A.C., según los objetos hallados en zonas de Asia Menor, Mesopotamia y del Antiguo Egipto, y sin contar las vidrieras como solución técnica y artísticas de los edificios, sobre todo religiosos, a partir del siglo XII, el uso del vidrio en la arquitectura y construcción, así como en diseño de espacios, tiene su origen a mediados del siglo XIX con la edificación de The Crystal Palace (El Palacio de Cristal) en Londres (Inglaterra). Pionero en la introducción de la arquitectura de cristal, ya que a partir de entonces se inicia el sistema productivo industrial a gran escala de este material, este edificio abrió el camino para una mayor exploración del vidrio como elemento arquitectónico y de interiores. Hoy en día, el vidrio es un elemento más de la arquitectura moderna cuyo límite está marcado por la capacidad creativa de los arquitectos y diseñadores. La Pirámide de Cristal del Museo del Louvre en París (Francia) o la sede de Osakidetz en Bilbao, conocido como el ‘edificio de las cien caras’, son dos reconocidos ejemplos del uso del vidrio en su máxima expresión, si bien es fácil encontrar este material en otras edificaciones o inmuebles más comunes, funcionales, profesionales o comerciales, tipo hoteles, oficinas, concesionarios, etc.
El vidrio es elegante, funcional y duradero, motivos por los que cada vez está más presente en todo tipo de edificios modernos. Ofrece variadas ventajas, de ahí que haya crecido su uso en la construcción, pese a la mayor complejidad de los edificios. Entre ellas podemos citar que permite aprovechar la luz natural al máximo, ofrece una apariencia elegante y lujosa, da sensación de amplitud, combina muy bien con otros materiales y estilos, y permite disfrutar del entorno exterior, sin olvidar otras características más técnicas como que permite distintos grados de transparencia, translucidez y opacidad, es resistente a reactivos químicos, al impacto y a la presión, es un buen aislante de la electricidad, acústico y térmico, es maleable, es un material completamente reciclable, resiste a altas y bajas temperaturas y otros factores climatológicos adversos y se mantiene en perfectas condiciones durante mucho tiempo. Eso sí, necesita de una cuidada limpieza profesional.
Según Alberto Guasch, director general de Serlimar, empresa especializada en servicios de limpieza, “la limpieza de cristales se asocia a todo tipo de edificios, pues estos son cada vez más complejos en su arquitectura exterior o diseño interior, con mayor presencia del cristal como elemento para fachadas, escaleras, de grandes dimensiones y alturas o incluso suelos en cualquier estructura, más allá de las habituales puertas y ventanas. Estas nuevas aplicaciones del cristal implica dos elementos básicos: primero, que el acceso para limpiar es muy limitado; y segundo, que la limpieza de estos elementos, por la dificultad que conlleva realizar bien el trabajo, necesita de una formación especial. Sin duda, es un trabajo de especialista 100%”.
La limpieza de cristales como servicio especializado
Realizar la limpieza profesional de cristales no es tan sencillo como se cree. Se necesitan conocer las técnicas más adecuadas dependiendo del tipo de cristal y de su situación, contar con las herramientas específicas, aplicar una metodología correcta y, dependiendo de si la limpieza es en altura o de difícil acceso, cumplir con todas las normas de seguridad. Para empezar, es necesario diferenciar entre la limpieza interior y exterior, pues el tipo de suciedad adherida a los cristales no suele ser la misma o es posible encontrarse con elementos de mayor dificultad como adhesivos, pintadas y grafitis. En general, para la limpieza de los cristales se utiliza un detergente neutro para que el agua se espese y el cristal mojado dure más rato para dar tiempo a pasar la goma o haragán, antes de que se seque por la acción del sol. Para interiores no se necesitan grandes disoluciones en agua, mientras que para exteriores se recomiendan más jabonosas. En el caso de encontrarnos con adhesivos y pegatinas, estos se deben quitar con una rasqueta. Posteriormente, se utilizan productos decapantes, por lo que es necesario el uso de mascarillas y guantes. En cuanto a los grafitis, hay muchas casuísticas. En el caso de que el dibujo se haya realizado con ácido, debe pulirse el cristal. Se trata de una operación peligrosa porque este se puede calentar y partir. Por ello es necesario recurrir siempre a especialistas. Esponjas, empapadores, paños, bayetas, cepillos, rascadores y cubos son materiales imprescindibles en el día a día de un cristalero. Vaya como curiosidad que los cristales pequeños suelen ser más lentos de limpiar, ya que disponen de más marcos, y los cristales grandes más rápidos.
También hay que diferenciar entre una limpieza a pie de suelo y la limpieza en altura o de difícil acceso. En este último caso, dependiendo del propio edificio y de sus instalaciones, es necesario utilizar pértigas, brazos elevadores, góndolas, plataformas elevadoras y otros elementos, siguiendo siempre las pautas adecuadas para la prevención de riesgos laborales. Es norma general que los trabajos en altura no se pueden hacer en solitario, sino que siempre debe ir un equipo formado por dos personas, la que limpia y la de recurso (o vigilante). La limpieza de superficies en altura sin necesidad de elementos elevadores se realiza mediante pértiga osmotizada, es decir, agua filtrada y libre de impurezas. Cuando sí se utilizan elementos elevadores, la seguridad que rodea esta tarea se complica más. Por ejemplo, es necesario señalizar la góndola o las plataformas y, a veces, cabe la posibilidad de cortar la calle con los permisos administrativos que ello requiere. Los utensilios siempre deben ir sujetos al trabajador o la canasta, utilizando para ello cuerdas homologadas (las cuerdas de uso doméstico son reglamentarias). El cristalero especialista en altura debe, además, haberse formado y acreditado en distintos aspectos de seguridad: curso de góndola, curso de plataforma, curso sobre prevención de riesgos…
Para el director general de Serlimar, Alberto Guasch, “el trabajo que realizamos desde Serlimar es de calidad. Existe mucha coordinación entre el equipo especializado de limpieza de cristales, todos ellos con un perfil cualificado y formados específicamente para este tipo de limpieza. Se trata de una limpieza técnica, por lo que es necesario tener mucha conciencia de los protocolos a seguir y cumplir con las medidas necesarias de prevención y seguridad”. Como ejemplos de actuación de este equipo especial, Serlimar realiza la limpieza de cristales de edificios como los edificios Luxa Silver, Interface Building, Amazon o Smart, las oficinas de coworking Monday o el conjunto de cuatro edificios Selva de Mar, todos ellos en el distrito 22@ de Barcelona, o el edificio de oficinas Sant Cugat Green.