La competitividad se ha puesto de moda pero, ¿realmente sabemos qué es?
Desde los inicios de la crisis, muchos (políticos, financieros, empresarios…) hablan de productividad, de competitividad. Yo diría que se ha puesto de moda.
¿Pero realmente saben de qué hablan? ¿Sabemos qué es la competitividad? Por favor antes de continuar piensa bien lo que tu consideras por competitividad y después continúa leyendo.
Resulta que el país más competitivo del mundo NO es China, NI es India. ¿Sabéis cuál es? Pues increíblemente es … ¡Suiza!
Vaya, un país que no tiene miniempleos, minisueldos, ni jornadas interminables… ¿Cómo puede ser? ¿En qué nos estamos equivocando?
Es cierto que países como China o India, los cuales también se han puesto de moda porque a algunos les interesa ponérnoslos como países referentes y de ejemplo a seguir al hablarnos de competitividad, van subiendo escalones anualmente provocando que en países como el nuestro, algunas empresas aún no tengan claro cuál es el modelo de competitividad a seguir, si el de países como China o como los de Suiza. Pero, ¿cuál es la diferencia?
Las dos tendencias de la competitividad
La competitividad hay que entenderla bajo dos prismas:
- Productividad basada en el conocimiento, en el buen hacer, en la innovación y creatividad, en el nivel de vida, en el buen clima político, de negocios y exportaciones.
- Productividad basada en la cuota de mercado.
Dentro de cuatro años, veremos cuál de los dos ha ganado en la práctica.
¿Vosotros, qué opináis? ¿Qué modelo está siguiendo España? Y, ¿cuál os gustaría seguir?
Resulta que en España, desde que comenzó la crisis, solo oímos hablar de que tenemos que ser competitivos. Pero el problema surge cuando el Gobierno NO lo enfoca según el modelo de competitividad de los países ricos —modelo que explicaré un poquito más adelante—, sino que lo enfocan como un concepto ‘ambiguo’ entendido como la capacidad de una compañía de ganar cuota de mercado internacional, es decir, de colocar sus productos allá donde le sea posible.
Pero resulta que esto de la exportación no es tan fácil, ya que hay que tener en cuenta que mucho de lo que produce nuestro país no es exportable. El 70% del PIB español son servicios y la mayoría no son comercializables, por ejemplo un corte de pelo o un taxi.
¿Y por qué menciono que nuestro país no está entendiendo el mejor concepto de competitividad? Aquí es donde quiero abriros el interrogante, la duda, para invitaros a pensar sobre qué significa que un país sea competitivo, pero de los buenos.
¿Qué es más importante, ser una potencia comercial —llámese China o India— con un crecimiento récord que no se corresponde con el nivel de vida de sus habitantes, o que nuestros ciudadanos tengan un elevado nivel de vida como Suiza, EE UU o Alemania?
En la crisis actual, el aumento de exportaciones a corto plazo es la solución más fácil, la mejor manera de aumentar los ingresos, pero en nuestro sector esto es sumamente complicado. Tradicionalmente, las ventas a otros países se animaban devaluando la moneda, algo que España no puede hacer desde que forma parte del euro. Por eso, la alternativa que plantean nuestros economistas es ‘una devaluación interna, es decir, bajadas en los costes de las empresas’ para que puedan ser más competitivas en el mercado internacional. El problema es que esto lo plantean o bien bajando los márgenes de beneficio o bajando los salarios o los costes de seguridad social o aumentando el IVA —que no se aplica a las exportaciones, con lo que no las penalizaría, pero sí a las importaciones—. Lo grave es que se nos olvida lo que hacen los países ricos, nos olvidamos de plantearlo mediante la mejora de los procesos para reducir costos sin penalizar márgenes, ni salarios, ni el nivel de vida.
Claro que para esto, el primer paso necesario es una reforma educativa, un cambio de mentalidad en la gestión de nuestras empresas, en la educación, en el conocimiento de las mejores herramientas y metodologías y más inversión en I+D.
Después de todo esto, yo entiendo que un país competitivo es el que es capaz de integrarse en la globalización y mantener y hacer crecer el nivel de vida de sus ciudadanos. La competitividad no debería medirse sólo en términos de comercio internacional sino también de productividad nacional, que es la que permite a un país soportar salarios altos, una divisa fuerte y una rentabilidad atractiva del capital y, con ello, un alto nivel de vida. Y así debería ser en la economía española, pero para ello debe darse un cambio en la ‘cultura empresarial’, que se apueste por la productividad de alto valor añadido, de procesos muy eficientes y productivos y bien orientada al mercado. Sin embargo, a todas luces se está imponiendo otro modelo de competitividad, centrado en lo que cada país sea capaz de vender en el mercado internacional.
La competitividad en los países ricos
¿En que consiste el modelo competitivo de los países ricos como Suiza o Alemania? ¿Qué entienden estos países ricos por competitividad?
- La competitividad en los países ricos viene del ingenio, de la creatividad, NO de las subvenciones.
- Viene de la elección de las mejores herramientas, NO de las chapuzas.
- Viene de la organización, del aprovechamiento del tiempo, NO de las reuniones repetitivas, NI del estiramiento interminable de las jornadas, Tiempo para trabajar y tiempo para divertirse, no tiempo para divertirse en el trabajo.
- Viene de la humildad para aprender y de la generosidad para enseñar, compartir y ayudar a mis compañeros, NO del ego y prepotencia.
- Viene de la inteligencia, eligiendo a los mejores para cada puesto de trabajo, poniendo una persona preparada donde hace falta, NO a un cuñado, un familiar o amigo.
- Viene de seleccionar a un responsable que sepa dirigir, gestionar personas y procesos, NO al que más tiempo lleve con nosotros o al que mejor hace la pelota.
- Viene de evaluar continuamente a los mejores trabajadores por su capacidad de evolucionar, de crecer con la empresa, por el número de puestos que saben desempeñar, porque se sienten motivados e implicados en la empresa, NO de continuar con los acomodados, que no quieren mejorar, evolucionar justificándolo todo, incluso lo injustificable, porque no quieren salir de su zona de confort en la que se encuentran cómodos, teniendo miedos a asumir responsabilidades, a tener que hacer trabajar más a sus amigos y /o equipo y por el miedo a perder protagonismo.
Y si ya que no tenemos buenas ideas, pues copiemos, pero a los más ricos. Copiemos a Suiza, ya que si los empleados viven mucho mejor que aquí, pues imagínense cómo viven sus jefes.
Con esto quiero seguir animándoos a que continuéis trabajando cada día de este año, en ser mejor que el día anterior, que el mes anterior, que el año anterior. De esta forma, este será un muy buen año para todos.