El diseño de la nueva uniformidad ha sido realizado por Raquel Galán Martínez, ganadora del concurso de propuesta de diseño que organizó Metro en 2018
Con prendas más modernas y cómodas: así es el nuevo uniforme del Metro de Madrid
“Hace tiempo que el uniforme dejó de ser simple ropa de trabajo para convertirse en parte de la imagen corporativa de la empresa. Es un elemento de comunicación y también de integración de un equipo humano que tiene la responsabilidad de atender las dudas y necesidades de más de dos millones de viajeros cada día, por lo que es esencial que sean fácilmente identificables”, ha apuntado Garrido.
Bolsillo para la tableta
En total, se han producido más de 65.000 prendas destinadas a 3.517 agentes cuyo trabajo se realiza de cara al público y, por lo tanto, representan la imagen corporativa de la compañía. El presupuesto de este proyecto es de 2,2 millones de euros e incluye una segunda dotación que se repartirá a partir de 2022.
El diseño de la nueva uniformidad ha sido realizado por Raquel Galán Martínez, ganadora del concurso de propuesta de diseño que organizó Metro en 2018. Se trata de una ilustradora y diseñadora gráfica y textil, especialista en diseño y moda por la Escuela Superior de Diseño y Moda ESED.
Los empleados de Metro a quienes afecta este cambio han recibido ya la nueva uniformidad y comenzaron a utilizarla el pasado 15 de febrero. Los uniformes que venían usando hasta esa fecha podrán ser donados a una entidad social a través de cooperación internacional.
Cien años de uniforme
El uniforme laboral de Metro de Madrid ha sufrido numerosos cambios a lo largo de sus casi cien años de historia. En sus comienzos, el personal femenino llevaba un vestido que no sufrió demasiadas transformaciones hasta los años 70, a excepción del abotonado del traje, el largo del mismo y el progresivo aumento del tamaño del logo de la compañía. En el caso del personal masculino, el uniforme era de corte militar, estaba dotado de gorra y adornado con los galones que indicaban la categoría profesional.
A partir de los 70, el uniforme evoluciona al traje tipo sastre, en el caso de los hombres, y a la falda con blusa y chaqueta, en el caso de las mujeres, a lo que se incorporó una gabardina como prenda de abrigo en los años 80. En esa década también se introduce el uso de pantalón entre el personal femenino.
En los años 90 es cuando la uniformidad sufre una mayor transformación tanto en el estilo como en el color. Del azul, protagonista de las décadas anteriores, se pasa a un tono granate y se van introduciendo nuevas prendas para adaptarse a las necesidades del personal, como el vestuario premamá o las prendas térmicas.