La uniformidad escolar es tema de debate
Desde hace unos meses, ha llegado a la calle el debate sobre si se hace necesario imponer la uniformidad en las escuelas. Este hecho tiene su origen en que la cuestión se ha planteado en algunos estamentos políticos. Lo cierto es que el resultado muestra una división de opiniones. Desde nuestra publicación, hemos dirigido la pregunta a los fabricantes de vestuario escolar, tanto a los que se dedican a la confección de batas como a los que comercializan las prendas clásicas de uniformidad y opinan que la demanda sigue siendo la misma de siempre.
Aunque nuestros interlocutores coinciden en que uniformar a los niños y adolescentes tiene sus ventajas principales en que se evitan las comparaciones marquistas y la vestimenta poco apropiada para asistir a clase, hay un segmento que opina que debe dejarse la decisión a los colegios y a las asociaciones de padres y no menoscabar su autoridad ya que equivaldría a un recorte de libertades. En la misma proporción, hay fabricantes que opinan que la obligatoriedad en materia de uniformidad escolar es recomendable porque reporta muchos beneficios. Aparte de los mencionados, el clasismo derivado de las marcas y el vestuario impropio, está el hecho de que a los padres se les simplifica el hecho de vestir a los niños para ir a la escuela al no tener que elegir la ropa ni discutir sobre lo que quieren o no ponerse.
Otras opiniones remarcan el que, debido a la contracción económica, no es este un buen momento para institucionalizar la uniformidad, ya que supondría de entrada un gasto superior para las familias al inicio del curso. En este punto, si se hacen bien las cuentas, lo cierto es que, aunque se hace necesario un desembolso superior, a medio plazo se recupera.
Tras recoger las opiniones de los interesados, lo que nos ha quedado muy claro es que el vestuario escolar es un sector que apunta al alza. Se caracteriza por su estabilidad y, cada vez más, por exigir estándares de calidad superiores.