De Alcampo a Bruselas
Y de las coderas al traje
Desde el 75, el PSOE ha sido una de los partidos con más fuerza, aún con barreras del 3% y una ley electoral diseñada por y para partidos de centro, hasta hace unos años que ha entrado en decadencia y no para de perder votos. Eso solo podía significar dos cosas: o que la sociedad se radicaliza, o que lo que cambia el rumbo son las izquierdas históricas, dando pasitos muy discretos hacia el centro. Hasta el día en que las coderas y la pana de González han quedado olvidadas en un cajón, y el cachemir y Armani (u otros diseñadores) son los únicos aptos cuando se tiene una cartera ministerial.
Hasta que un día llega un tipo con coleta, tejanos rotos y camisa de leñador, entra por la puerta del hemiciclo y se sienta frente a la casta, como dice él. Aquí no escribiremos sobre los debates que se han ido generando desde hace medio año con la palabrita, sino sobre otros debates más sutiles: el lenguaje no verbal y los uniformes de nuestros políticos (sean de la casta, o no).
El eje corbata-tejano
Quizás lo más acertado para el análisis que pretendemos hacer no es dividir a los diputados en izquierda o derecha, sino en modernidad o clasicismo.
Las tendencias, como todo en esta vida, evolucionan. Y una parte de la poca credibilidad que tienen ahora mismo partidos históricos como el popular o el socialista tal vez se deba a su imagen, caducada y antigua.
Los votantes rehúyen lo clásico porque lo clásico les está perjudicando desde hace ya demasiados años. Da la impresión de que el tipo que entra altivo con su traje de diseño a la Cámara Baja está a años luz de poder solucionar los problemas de la gente del barrio. Es más sencillo acceder a alguien que viste como la gente de la calle, porque justamente compra la ropa donde lo hace también la gente de la calle, por ejemplo en Alcampo.
Pablo Iglesias con algunos miembros de Podemos
Ya hemos hablado de la nueva izquierda, pero también ha aparecido una nueva derecha, de apariencia más moderna en las formas en la que sus líderes se visten, y que van acordes con su discurso neo-liberal, apoyan iniciativas como la eutanasia, cosa que se rechaza desde la derecha clásica, pero Adam Smith y el individualismo siguen siendo su referencia.
Tejanos, americana y camisa por dentro combinada con zapato marrón de piel para acompañar a una derecha más cosmopolita y moderna. El líder de Ciutadans intenta introducir un nuevo dress code en la política luciendo el tejano como look formal. El pelo engominado ya no se lleva y Rivera lo sabe aunque parece que a los líderes de los partidos clásicos se les escapa el concepto. Es por ello que una imagen, ya lo dicen, vale más que mil palabras.
Como sabemos, la indumentaria nunca es algo que elijamos al azar. Tanto si es un personaje público como privado, la vestimenta es nuestra carta de presentación y dice mucho (normalmente) de nuestra personalidad.
En ella se refleja cierta manera de entender la vida, que a grandes rasgos, refleja también una posición política. Nuestros diputados, tengan asesor de imagen o no, transmiten su marca personal, su marca ideológica. Simplificando, si Pablo se corta la coleta, Podemos podría perder estabilidad.