“Logística y automoción están condenadas a entenderse”
1 de julio de 2009
En nuestro país la automoción es un sector estratégico que cuenta con 18 fábricas repartidas por todo el territorio nacional que fabrica más de 2,7 millones de vehículos al año y maneja una facturación de 46.000 millones de euros al año.
Logística: factor competitivo
La logística está adquiriendo una importancia cada vez más creciente en la estrategia de las compañías, convirtiéndose en un factor determinante para su mejora competitiva en un mercado en continuo cambio. Aplicar mejores metodologías en el aspecto logístico implica obtener ventajas competitivas respecto al resto de compañías, no sólo desde el punto de vista de la mejora de la eficiencia en la gestión, sino por el incremento del valor añadido del producto o servicio final.
La gestión logística es un coste inevitable, ya que está asociado a la disponibilidad de los productos. Si se analizan todos los procesos involucrados en facilitar la disponibilidad del producto, según las exigencias del cliente, se pueden encontrar muchas maneras y posibilidades de mejorar y optimizar los costes.
Los costes logísticos en la industria de automoción son crecientes, porque progresivamente la deslocalización va situando a los suministradores de partes y componentes, cada vez más lejos de nuestras fronteras.
La logística se convierte por tanto en un factor clave para fabricantes y proveedores para mantener las inversiones en las factorías, conseguir la adjudicación de nuevos modelos y evitar las deslocalizaciones del sector.
¿Y la intermodalidad?
Uno de los principales escollos que encontramos en nuestro país para mejorar la logística en automoción es la escasa implantación del transporte intermodal y la falta de infraestructuras que lo permitan y potencien muchas de las prácticas estratégicas a nivel de gestión de la cadena de suministro, como el stock cero, el ‘crossdocking’, el ‘just in time’, implican el aumento del transporte de mercancías, en especial por carretera.
Esta dependencia implica mayores impactos en términos de sostenibilidad, incidencia medioambiental, costes energéticos y siniestralidad. Se debe dotar a la flota de alternativas más ecológicas para el correcto cumplimiento de las normativas existentes en estos aspectos.
Respecto a la intermodalidad, se deben crear relaciones eficientes entre puertos y cargadores, desarrollar puertos secos, infraestructuras y gestión de ferrocarril, grupajes aéreos, práctica del ‘short sea shipping’ y uso de las autopistas del mar, y creación plataformas eficientes para el intercambio de información. También se tiene que prever y prepararse para el continuo aumento de las mercancías transportadas.
En definitiva, logística y automoción son dos factores condenados a entenderse en un estratégico maridaje que permita optimizar costes y maximizar competitividad en un entorno económico cada vez más globalizado y complicado.