Tribus urbanas y dresscode laboral
Redacción Jobwear10/12/2013
A veces, las personas no se identifican con los valores socialmente impuestos, y buscan crear su identidad al margen de los estándares establecidos. Esto es lo que hacen las tribus urbanas.
Las tribus urbanas se pueden definir como movimientos ciudadanos, normalmente formados por adolescentes, que se reúnen entorno a modas, intereses, filosofías y otros temas. Probablemente, el denominador común sea la rebeldía, el hacerse notar, ser anti-sistema. Hay muchos tipos de tribus urbanas, que se basan en principios diferentes. Se rebelan ante todo lo establecido y aborrecen regirse por normas y tradiciones. Así que buscan su propia identidad reuniéndose en torno a modas, intereses, filosofía y lugares comunes. Por lo general, cada una de estas tribus tiene su música y vestimenta que las caracteriza.
Puede ser solo una agrupación en base a una moda de vestir, o puede ser que unos principios y una forma de pensar sean el núcleo común, aunque eso también desemboque en una forma de vestir definitoria.
Podemos hablar por ejemplo de los hippis, de los emos, de los pijos…hay muchas, yo diría que infinitas tribus urbanas. En la adolescencia es muy importante poderse comunicar de forma no verbal. En esa época de nuestra vida tenemos la necesidad de destacar, de ser diferentes. No es malo el hecho de querer gritar a los cuatro vientos nuestra forma de pensar.
Pero un día nos hacemos mayores. Un día, nos damos cuenta que poco a poco hemos ido olvidando esa necesidad impetuosa que teníamos de jóvenes de hacerle saber al mundo, de forma silenciosa, quien éramos. Nos damos cuenta que nos hemos sumado al carro de lo estándar, de lo comercial, del sistema.
Eso se debe a muchas variables, que no son objeto de análisis en este momento, pero destacamos un factor, necesario aunque no suficiente, que explica esta evolución, y es el mundo laboral.
Aún así, siempre nos queda algún detalle que nos delata. La múscia de nuestro reproductor personal, el agujero del pendiente que ya no llevamos, las preferencias por las converse en lugar de los zapatos de tacón, o los tejanos en lugar del pantalón de vestir. Nos unimos a la mayoría, pero con un detalle personal que indica a lo que todavía pertenecemos.
Queremos un trabajo, y como dijimos hace unas semanas, el dresscode es igual o más importante que el uniforme en según qué casos. El problema vendrá cuando los principios de la empresa choquen con los tuyos propios.
¿Hasta qué punto puede la empresa obligar a vestir de una forma en que el empleado se pueda sentir incómodo o violentado? Y ¿Hasta qué punto tiene libertad el empleado para darle su toque personal al dresscode?
Las tribus urbanas se pueden definir como movimientos ciudadanos, normalmente formados por adolescentes, que se reúnen entorno a modas, intereses, filosofías y otros temas. Probablemente, el denominador común sea la rebeldía, el hacerse notar, ser anti-sistema. Hay muchos tipos de tribus urbanas, que se basan en principios diferentes. Se rebelan ante todo lo establecido y aborrecen regirse por normas y tradiciones. Así que buscan su propia identidad reuniéndose en torno a modas, intereses, filosofía y lugares comunes. Por lo general, cada una de estas tribus tiene su música y vestimenta que las caracteriza.
Puede ser solo una agrupación en base a una moda de vestir, o puede ser que unos principios y una forma de pensar sean el núcleo común, aunque eso también desemboque en una forma de vestir definitoria.
Podemos hablar por ejemplo de los hippis, de los emos, de los pijos…hay muchas, yo diría que infinitas tribus urbanas. En la adolescencia es muy importante poderse comunicar de forma no verbal. En esa época de nuestra vida tenemos la necesidad de destacar, de ser diferentes. No es malo el hecho de querer gritar a los cuatro vientos nuestra forma de pensar.
Pero un día nos hacemos mayores. Un día, nos damos cuenta que poco a poco hemos ido olvidando esa necesidad impetuosa que teníamos de jóvenes de hacerle saber al mundo, de forma silenciosa, quien éramos. Nos damos cuenta que nos hemos sumado al carro de lo estándar, de lo comercial, del sistema.
Eso se debe a muchas variables, que no son objeto de análisis en este momento, pero destacamos un factor, necesario aunque no suficiente, que explica esta evolución, y es el mundo laboral.
Aún así, siempre nos queda algún detalle que nos delata. La múscia de nuestro reproductor personal, el agujero del pendiente que ya no llevamos, las preferencias por las converse en lugar de los zapatos de tacón, o los tejanos en lugar del pantalón de vestir. Nos unimos a la mayoría, pero con un detalle personal que indica a lo que todavía pertenecemos.
Queremos un trabajo, y como dijimos hace unas semanas, el dresscode es igual o más importante que el uniforme en según qué casos. El problema vendrá cuando los principios de la empresa choquen con los tuyos propios.
¿Hasta qué punto puede la empresa obligar a vestir de una forma en que el empleado se pueda sentir incómodo o violentado? Y ¿Hasta qué punto tiene libertad el empleado para darle su toque personal al dresscode?