Libertad y uniformes escolares
Redacción Jobwear14/11/2013
Los adolescentes y jóvenes le dan una importancia fundamental a su vestimenta. No se trata de temas funcionales como “no quiero pasar frío en clase”. Eso es secundario. Pasarán frío con tal de transmitir, mediante su look, su forma de ser y de pensar.
La vestimenta, a todas las edades, implica una multiplicidad de funciones, tanto estéticas como prácticas. Cubre necesidades básicas como el adorno, el pudor, el abrigo…
Pero lo más importante es que la ropa oculta, y a la vez, revela. La ropa protege, y a la vez, provoca. La vestimenta impulsa la belleza, destaca aquello que queremos enseñar de nuestro cuerpo, y ayuda a subir la autoestima. Su función más importante –psicológicamente hablando- es que esta puede revelar la verdadera esencia de la persona.
Es cierto que a medida que nos hacemos mayores dejamos de sentir la necesidad de transmitir a todas horas y a todo el mundo nuestra forma de pensar y nuestra ideología, aunque siempre quedan detalles que nos delatan.
Aún así, para los jóvenes, comunicarse mediante la indumentaria es muy importante. Necesitan tener la libertad de transmitir su forma de ser, de encasillarse en un grupo social, de formar parte de algo. Eso forma su personalidad. Se adhieren a una moda o a una tribu urbana, se equivocan, cambian, experimentan y al final se definen. Definen una personalidad, una ideología, un camino por el que tirar, una forma de vida.
La controversia más profunda que generan los uniformes escolares proviene de esta premisa. Si los jóvenes no tienen la oportunidad de desarrollar esa parte de ellos, esa parte rebele (o no), esa parte artística, ¿pueden desarrollar una personalidad crítica y completa? En las escuelas se educa, se enseña a ser críticos, se enseña a pensar en libertad.
La educación en base a la libertad es básica para desarrollar un pensamiento crítico. Es por eso que algunos de los detractores del uniforme piensan que oprimir la libertad de vestimenta puede conducir a la opresión de una ideología. Así como se impone la forma de vestir, se puede imponer también la forma de pensar.
¿Entonces, hasta que punto limita la libertad el imponer un uniforme escolar? El hecho de no poder expresarse puede afectar mucho a una persona, pero sobre todo en esas edades en que necesitas diferenciarte. La vestimenta es una forma de comunicación no verbal importantísima que no puede pasarse por alto.
¿Vosotros qué opináis? ¿Es mejor el uniforme? ¿Hay que dejar libertad absoluta o hay que poner algunos límites de compostura? ¿Qué tipo de uniforme es el menos restrictivo si es que existe?
La vestimenta, a todas las edades, implica una multiplicidad de funciones, tanto estéticas como prácticas. Cubre necesidades básicas como el adorno, el pudor, el abrigo…
Pero lo más importante es que la ropa oculta, y a la vez, revela. La ropa protege, y a la vez, provoca. La vestimenta impulsa la belleza, destaca aquello que queremos enseñar de nuestro cuerpo, y ayuda a subir la autoestima. Su función más importante –psicológicamente hablando- es que esta puede revelar la verdadera esencia de la persona.
Es cierto que a medida que nos hacemos mayores dejamos de sentir la necesidad de transmitir a todas horas y a todo el mundo nuestra forma de pensar y nuestra ideología, aunque siempre quedan detalles que nos delatan.
Aún así, para los jóvenes, comunicarse mediante la indumentaria es muy importante. Necesitan tener la libertad de transmitir su forma de ser, de encasillarse en un grupo social, de formar parte de algo. Eso forma su personalidad. Se adhieren a una moda o a una tribu urbana, se equivocan, cambian, experimentan y al final se definen. Definen una personalidad, una ideología, un camino por el que tirar, una forma de vida.
La controversia más profunda que generan los uniformes escolares proviene de esta premisa. Si los jóvenes no tienen la oportunidad de desarrollar esa parte de ellos, esa parte rebele (o no), esa parte artística, ¿pueden desarrollar una personalidad crítica y completa? En las escuelas se educa, se enseña a ser críticos, se enseña a pensar en libertad.
La educación en base a la libertad es básica para desarrollar un pensamiento crítico. Es por eso que algunos de los detractores del uniforme piensan que oprimir la libertad de vestimenta puede conducir a la opresión de una ideología. Así como se impone la forma de vestir, se puede imponer también la forma de pensar.
¿Entonces, hasta que punto limita la libertad el imponer un uniforme escolar? El hecho de no poder expresarse puede afectar mucho a una persona, pero sobre todo en esas edades en que necesitas diferenciarte. La vestimenta es una forma de comunicación no verbal importantísima que no puede pasarse por alto.
¿Vosotros qué opináis? ¿Es mejor el uniforme? ¿Hay que dejar libertad absoluta o hay que poner algunos límites de compostura? ¿Qué tipo de uniforme es el menos restrictivo si es que existe?