Cuando los materiales textiles salvan vidas
El centro tecnológico Leitat, miembro de la red de innovación Tecnio, centra su actividad en la colaboración con empresas e instituciones, a través de la investigación, el desarrollo y la innovación industrial. Además de ser un centro de I+D, Leitat también es un organismo de control, ofreciendo homologación y certificación de productos según especificaciones y normativas. El director de esta división de Leitat, Josep Maria Pallarès, fue el ponente encargado de exponer la situación de la normativa EN de equipos de protección personal.
Desde la entrada en vigor a mediados de los años 90 de la normativa inicial que contemplaba la definición de los EPI, equipos de protección individual, y establecía los métodos de ensayo aplicables a estos dispositivos para asegurar unos niveles de protección adecuados a los diferentes tipos de riesgos (químicos, térmicos, mecánicos, etc.) y determinaba las condiciones para el etiquetado CE de estos dispositivos, dicha normativa se ha ido ampliando y modificando.
En concreto, dentro de estas normativas europeas —la Directiva 89/686/CEE del 21 diciembre 1989 traspuesta por el RD 1407/1992 que establece las exigencias mínimas esenciales que deben cumplir todos los EPI independientemente de la actividad; y la Directiva 89/656/CEE que fija las disposiciones mínimas de seguridad y salud que garantizan una protección adecuada para el trabajador en el uso de los EPI en el trabajo—, Pallarès analizó el Comité CEN/TC 162, focalizado en las prendas de protección incluyendo manos y brazos. Dicho Comité Técnico (CT) se compone de grupos de trabajo (WG) que abarcan áreas como la protección contra el calor y el fuego; protección química, agentes infecciosos y contaminación radioactiva; protección contra el mal tiempo de viento y frío; contra impacto mecánico; ropa de protección para motoristas; prendas de alta visibilidad, etc. En España, el comité nacional que comprende este CT es el AEN/CTN 81, ‘Prevención y medios de protección personal y colectiva en el trabajo’, cuya secretaría la ejerce el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, INSHT.
Pallarès aseguró que en la actualidad se deben tener en cuenta muchas directivas en un solo EPI, al aunar en la misma prenda soporte textil y otras aplicaciones y dispositivos no necesariamente textiles.
El director de Certificación del Leitat realizó, para finalizar, comparativas en la normativa de indumentaria de protección para bomberos (EN 469/XXXX vs UNE EN 469/06+AC/07), indumentaria de protección contra el calor y las llamas (ISO/DIS 11612 /2010 vs UNE EN ISO 11612/2008) e indumentaria de señalización de alta visibilidad para uso profesional (ISO/DIS 20471 vs UNE-EN 471/2004+A1/08).
Por su parte, el periodista especialista en protección laboral Manel Domene, dio su visión sobre el mercado actual de EPI. Haciéndose eco de las opiniones de los principales fabricantes españoles de equipos de protección individual, el ponente remarcó que entre sus atributos no sólo se encuentran factores como la seguridad y la resistencia, sino también el confort y la funcionalidad. Sin embargo, y a pesar que los fabricantes instan a comprar EPI realizados con material certificado con la mayor calidad posible que den confianza y comodidad, ‘chocan’ con un mercado, el español, donde a menudo prima el menor precio posible. Asimismo, Domene planteó la posibilidad que este sector pudiera favorecer el “tan necesario cambio de modelo productivo de la economía de nuestro país”, ya que según datos de la AISS (Asociación Internacional de la Seguridad Social), una inversión de 1 euro en prevención puede generar un rendimiento económico (retorno) de 2,20 euros.
Proyecto Sos Tèxtil
Paco Griso, director general de la empresa Sasatex E., S.L., explicó durante la jornada los resultados del proyecto de cooperación Sos Tèxtil, con el que se ha conseguido una mejora del equilibrio entre la protección, el confort y la funcionalidad de la indumentaria del personal del servicio de extinción de incendios y salvamentos, optimizando además las características de los materiales textiles usados en su confección.
En este ‘sistema de sistemas’, que ha estudiado desde el diseño de la fibra, pasando por el diseño del tejido, hasta el diseño final del equipo de protección, se han implicado un consorcio de 7 empresas catalanas miembros de la Agrupació d’Empreses Innovadores Tèxtils que han cooperado durante más de dos años, junto con 3 centros de investigación y prescriptores. El proyecto de investigación ha sido cofinanciado por ACC1Ó y el fondo europeo Feder. De las empresas participantes, Sasatex, confeccionista de equipos de protección especializada en cuerpos de bomberos y emergencias, ha liderado el proyecto. Junto a ella han participado los tejedores Marina Textil y Marc Soler Tèxtil; los especialistas en hilatura Industrial Estambrera; el laminador Mitsa; y los especialistas en tinturas y acabados Tints Quadrada y Modacolor. Los centros tecnológicos implicados son, además de Leitat, el CTF (Centre d’Innovació Tecnològica) y Intexter (UPC). La Associació de Bombers Voluntaris de Catalunya - AsBoVoCa (Asociación de Bomberos Voluntarios de Cataluña) son los prescriptores o usuarios colaboradores que tuvieron la última palabra a la hora de aprobar el proyecto.
Además del objetivo último del proyecto, Sos Tèxtil pretende, en las actuaciones con fuego y calor, conseguir una mejora de la protección y del confort del usuario a partir de una indumentaria modular, en la cual todas las piezas, desde la ropa interior hasta la capa exterior, aporten un nivel de protección al conjunto. Y todo ello, optimizando el peso de las piezas, la transpiración y la ergonomía que faciliten los movimientos. Cada pieza está formada por una o más capas que constituyen un sistema de polímero (fibra) y aire, que es el mayor contribuyente al aislamiento térmico. Por ello, se diseñaron piezas en las cuales, en la estructura interna de hilos y tejidos, contuvieran la mayor cantidad posible de aire en su interior. El aire, según explicó Griso, es ligero, económico, sostenible y sobre todo un buen aislante térmico.
Cada capa es un sistema de fibra y aire, y la superposición de capas constituye el ‘sistema de sistemas’ (Sos) protector para cada tipo de actuación, sea fuego forestal, fuego estructural, etc.
Por otro lado, se mejora el cumplimiento de las normas EN aplicables, con la consideración de protección global de todas las piezas que se visten en una actuación determinada mientras que la normativa considera sólo las piezas exteriores.
Esta estructura de tejido + aire permite sumar hasta 6 capas sin que se incremente el peso de la indumentaria, un factor fundamental en el vestuario de los bomberos. Así, Sos Tèxtil ha diseñado varias prendas que se integran en el mismo sistema y que simplifican el proceso, dado que antes se consideraban de forma separada. Estas prendas son una camiseta interior, una camisa o polo de manga larga, un pantalón, una chaqueta, un forro de protección y un sobrepantalón. La primera capa, la camiseta interior, aporta la protección necesaria y absorbe el sudor en verano, ofreciendo un “secado rápido” de la misma. En invierno, esta capa se combina con un polo que a su vez protege del frío y además constituye un EPI que ofrece protección adicional a la camiseta, “cumpliendo las mismas normativas”. El pantalón es una solución que “de alguna manera ya está en el mercado”, esto es, un pantalón de uniformidad de bomberos ignífugo al que se le añade un cubrepantalón para salir a realizar el servicio. La siguiente capa es una chaqueta con doble función: por un lado, tiene un uso forestal, para este tipo de servicios; y por otro, es la capa interior del traje de intervención. “Ésta es la novedad: la suma de la chaqueta como capa interior y el polar como capa exterior configuran el uniforme de intervención”. El polar, además de proteger del frío en bajas temperaturas, es un refuerzo a la protección del cuerpo del bombero como traje de intervención. Finalmente el sobrepantalón tiene dos capas —una interior del mismo tejido que la chaqueta forestal y una exterior de membrana PTFE sobre tela no tejida de p-aramida laminada con forro de tejido de punto— que sumadas al pantalón de uniforme configura el conjunto de protección de las piernas del bombero. “Hasta ahora se consideraban como piezas separadas sin sumar el grado de protección una vez sumadas, a pesar que siempre se han usado una sobre otra, como una suma de capas. Sos Tèxtil no sólo ha innovado en materiales o aislantes sino en el concepto de uso polivalente y la medida del grado de protección en cada caso”.
Soluciones textiles de protección
Joan Ginestà, director general de Marina Tèxtil, cerró la jornada finalizó con la ponencia ‘Soluciones textiles para la protección de riesgos en la industria’. Ginestà expuso la particular visión de su empresa, dedicada desde hace más de 15 años a la fabricación de tejidos destinados a la protección personal frente a varios riesgos en el ámbito laboral. “Nosotros somos tejedores y enfocamos todos los riesgos desde este punto de vista, es decir, no todos los riesgos se pueden afrontar con un tejido. Hay riesgos en que los plásticos son más eficientes”. El tejido no siempre contiene todas las propiedades suficientes para “atacar un riesgo”, por lo que “muchas veces necesitamos la complicidad de nuestro cliente, por ejemplo el confeccionista, para conseguir un producto óptimo”. Si bien en esta industria, básicamente, “los valores tecnológicos están contenidos en el tejido, pero necesitamos siempre alguna complicidad del confeccionista para acabar de concretar la protección”, afirmó Ginestà.
Según la visión de Ginestà, la respuesta a la búsqueda de soluciones protectoras con materiales textiles a los principales riesgos industriales está en el conocimiento. Para el director gerente de Marina Tèxtil, este conocimiento se debe centrar en tres campos (por orden de importancia): la normativa, los riesgos industriales reales y todas las derivadas del producto textil. En cuanto a normativa, Ginestà diferenció la fórmula europea, más dogmática porque da prioridad a la norma y después al riesgo real, y la norteamericana, más pragmática, que se centra a priori en la protección aunque no cumpla punto por punto la normativa. El conocimiento más difícil para un tejedor es el punto segundo (el riesgo real), por lo que la clave de este conocimiento, el “verdadero núcleo de la solución”, está en conocer la distancia entre el punto primero y el segundo. Por ello, Joan Ginestà recomendó a los presentes tener a una persona en plantilla dedicada a conocer riesgos reales visitando diferentes tipos de industrias y hablando con los destinatarios últimos de las prendas.
El tercer punto, “conocer nuestro oficio”, se da “por supuesto”.