Asociaciones empresariales: una mirada al futuro
Desde el principio de la crisis que nos asola, es decir desde hace ya unos largos años, las organizaciones de jóvenes empresarios estamos notando como a los emprendedores que tienen interés en pertenecer a las distintas asociaciones les cuesta comprometerse con ellas, porque la crisis obliga a todos a estar pendientes de las cuentas de resultados, de los costes, de los procesos. Todo requiere mayor dedicación y compromiso. Por ese motivo a algunos de nuestros directivos les cuesta dar el paso e involucrarse en una asociación empresarial.
Detectamos también, entre los dirigentes empresariales jóvenes, una decepción general con la clase política. Ha triunfado el discurso de las élites extractivas (1) que desarrollaba Cesar Molinas, a su vez basándose en el trabajo ‘Why nations fail’ de Daren Acemoglu y James Robinson (2).
Independientemente de la solución que propone Molinas al problema que la gestión política ha supuesto para la estabilidad económica del Estado Español, el discurso de unos políticos preocupados única y exclusivamente por las siguientes elecciones y dominados por el corto plazo ha triunfado, especialmente entre los sectores más jóvenes de nuestro empresariado.
Aunque es cierto que hacen falta voces críticas con el sistema, a nuestros empresarios les da la sensación que, desde las organizaciones de jóvenes empresarios, nada se puede cambiar.
Sabemos que hay legislaciones imposibles, barreras comerciales por doquier y que es imprescindible tener interlocutores entre nuestros políticos para trasladarles nuestras preocupaciones y nuestros problemas, para que entiendan que necesitamos que contribuyan al crecimiento de la economía, por lo menos no entorpeciendo la labor que efectuamos como empresarios. Muchos de nuestros directivos creen que esa es una labor imposible, que no existe interlocutor con quien hablar y que las organizaciones de jóvenes empresarios solo sirven para establecer relaciones personales, trabajo en red o networking, como lo llamamos ahora, o para compartir experiencias y obtener consejos que nos ayuden a desempeñar mejor nuestra tarea.
Desde la organización que represento, el Institut Sallarès i Pla, con sede en Sabadell, una de las áreas del Estado más preocupada por la revitalización industrial, creemos que la obligación de las organizaciones empresariales es precisamente explicar de una manera clara a la sociedad civil y a los distintos gobiernos que los empresarios queremos seguir trabajando y creando riqueza y que tenemos capacidad para hacerlo.
Hay que explicar, también a la sociedad civil, que el problema de nuestra economía no es sistémico y que no lo sea tampoco significa que debamos coincidir con Pangloss cuando en el Candide, ou l'Optimisme, de Voltaire, afirma vehementemente que vivimos en “le meilleur des mondes possibles”. No somos adalides del optimismo leibniziano y sabemos que esto no es cierto, pero que podemos mejorar el sistema y hacerlo desde las organizaciones empresariales.
No debemos esperar, encerrados en nuestras empresas, a que la crisis termine, tenemos que explicar a los dirigentes políticos que los empresarios todavía podemos desplegar más nuestras capacidades y podemos hacerlo trabajando con nuestros jóvenes.
Porque esos jóvenes de hoy son una de las generaciones mejor preparadas para afrontar el futuro que nunca ha habido. Con estudios, con idiomas, con capacidades técnicas y directivas; nuestros jóvenes han estudiado en buenas escuelas, porque la educación ha mejorado, han trabajado en buenas empresas, porque las empresas han aplicado grandes dosis de racionalización en sus operaciones. Tenemos una gran generación dispuesta a trabajar si se la deja y para eso hay que reclamar, desde las organizaciones empresariales, que se levanten las barreras y que se acabe con el status quo de un mercado laboral que perjudica principalmente a nuestros jóvenes que son los que sufren en sus carnes un paro superior al 50%. Hay que trabajar para que no exista esta dualidad en el mercado laboral y hay que trabajar para que los jóvenes que quieran crear empresas tengan facilidades para hacerlo.
En el índice Doing Business (3) que publica el Banco Mundial, el Estado Español queda relegado al número 136 en lo que se refiere a la facilidad de apertura de una empresa. Es decir, abrir una empresa aquí es más complicado que hacerlo en Nigeria o en Burkina Faso.
Nuestra asociación es para jóvenes industriales. Procuramos explicar y transmitir la necesidad de que se establezcan unos marcos claros de actuación, que la legislación sea sensata y que incentive la creación de riqueza, que se mejore el trato fiscal para las empresas que invierten en la búsqueda de competitividad.
Nosotros trabajamos por y para la industria y para que los jóvenes trabajen y aporten su talento; otras organizaciones lo hacen en otros ámbitos, en los servicios, en el software, etc.
Hay muchas organizaciones: desde aquí y con este modesto artículo, quisiéramos hacer un llamamiento a los jóvenes que pueden aportarles valor, que piensan que el entorno económico y social en el que se mueven sus empresas es tan importante como los costes o la innovación, que estén convencidos de que una mejora en el entorno económico repercutirá no sólo en su empresa sino también en sus compañeros, vecinos y amigos. Queremos que recuerden que desde las organizaciones empresariales podemos trabajar para que se establezca un marco general que permita que las empresas hagamos lo que mejor sabemos hacer: crear riqueza, dar trabajo, y ayudar a las personas que trabajan con nosotros a crear un mundo mejor para nuestros hijos y para nuestros conciudadanos.
El ISP nace el año 1947 como entidad aglutinadora de jóvenes empresarios textiles del Gremi de Fabricants de Sabadell. Con más de sesenta años de historia, el ISP es una institución emblemática en el mundo económico y empresarial, y está considerada como la primera asociación de jóvenes empresarios del Estado Español. Inicialmente el Institut Sallarès i Pla estaba abierto a jóvenes empresarios miembros del Gremi de Fabricants de Sabadell, de la Federación Textil Sedera y la Federación de Acabadores, Estampadores y Tintoreros Textiles, fruto del acuerdo de colaboración firmado el año 2001. Así mismo, a partir de Julio de 2008, se amplió el ámbito subsectorial y territorial de la entidad, invitando a todos los jóvenes empresarios del ámbito textil y de la confección de Cataluña a formar parte, sea cual sea el subsector al cual pertenezca. Pueden formar parte los jóvenes empresarios menores de 40 años que tengan o se prevea que tendrán en un futuro responsabilidades de dirección de sus empresas familiares.