Cinco consejos para obtener los mejores resultados en exámenes
Son muchos los estudiantes de entre 14 y 18 años que requieren ahora de este apoyo familiar, ya que se encuentran en época de exámenes. Según James Petrie, director de Bachillerato y Secundaria de The British School of Barcelona (BSB), “sabemos que preparar un examen no es precisamente la idea que un joven tiene de divertirse, por lo que es importante que les ayudemos a enfocarlo de una manera meditada, tanto desde el colegio como desde casa, haciendo uso de las estrategias más adecuadas, y con una actitud positiva. Es esencial que el estudiante abrace este reto como una oportunidad para crecer. Y es fundamental que todos trabajemos conjuntamente y que entendamos que no existe una fórmula común que sirva para todos por igual.”
Para ello, según Petrie, hay una serie de variables que inciden de forma interrelacionada: el apoyo familiar, el entorno de estudio, la organización y la gestión del tiempo, las estrategias de aprendizaje, y la gestión del estrés. Tomar el control y diseñar un plan de trabajo eficaz y eficiente, y sobre todo personalizado, es la clave para afrontar el desafío con motivación y confianza. “Preparar los exámenes finales es, en cierta manera, como preparar una maratón. Hay que asegurarse de llegar a meta con la misma fuerza y energía que cuando se empieza. Y con un programa de estudio correcto e individualizado, y cierto grado de disciplina, los estudiantes pueden conseguir grandes resultados el día del examen.”
The British School of Barcelona.
Para ello, Petrie ofrece 5 consejos que ayudan a los jóvenes a convertir esta experiencia en una oportunidad, ya que “todo aprendizaje que supone un esfuerzo es un buen aprendizaje”:
- Involucrar a las familias en el proceso: Tal y como aclara Petrie, hacer exámenes “se trata de un esfuerzo en equipo”. Por este motivo, en BSB inician la época de preparación de exámenes con una sesión práctica para padres, madres y alumnos donde se analizan de forma conjunta los objetivos y cómo alcanzarlos. Esto es así porque las familias juegan un papel fundamental a la hora de dar soporte a sus hijos, ayudarlos en el estudio o bien facilitar un entorno emocional positivo.
- Crear un entorno de estudio favorable: los estímulos del entorno pueden incidir positiva o negativamente en el bienestar y la concentración del alumno. Petrie recomienda eliminar todo tipo de distracciones, incluso si ello supone tener que alterar el entorno de trabajo. Hay que evitar teléfonos móviles, aparatos de música, ordenadores… y tener a mano únicamente el material necesario para el estudio. “Durante la época de exámenes en BSB creamos entornos que resulten agradables y calmados, con música relajante al aire libre, espacios que invitan a la tranquilidad y a evadirse del estrés y de los nervios”, explica Petrie.
- Organizarse: “este es uno de los hábitos de aprendizaje que inculcamos en BSB y que sin duda tiene una aplicación directa en la época de exámenes”, afirma. Para empezar, recomienda fijar un calendario de estudio realista que combine horarios de estudio y de repaso, y que incluya momentos dedicados al ocio o el descanso. Y sobre todo, enfatiza, “emplear el tiempo de forma inteligente”. Petrie añade que “no hay que caer en el error de pensar que mientras más horas se dediquen al estudio, más efectivo será este: contemplar ratos de descanso, para comer, dormir o hacer deporte es fundamental para que el tiempo dedicado al estudio sea provechoso”.
- Poner en práctica estrategias de estudio que funcionen: para que sea efectivo cada estudiante debe escoger el método de estudio que se adapte mejor a sus necesidades. A sus alumnos, Petrie les propone diferentes enfoques y los anima a probar cuál puede funcionar mejor para ellos. Intercalar los temas a la hora de estudiar, interrelacionar ideas, hacer diagramas… El listado es infinito “pero solo tendrá sentido si al final del día dedican un tiempo muy valioso a reflexionar sobre lo que ha funcionado bien y sobre lo que tienen que seguir trabajando.”
- Ser resilientes: aunque los expertos coinciden en que el estrés no siempre debe entenderse como algo negativo, ya que en la dosis correcta puede mejorar la concentración, el enfoque y la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos. También es cierto que cuando el estrés traspasa los niveles óptimos puede conllevar sentimientos de bloqueo emocional, inseguridad, preocupación excesiva o ansiedad. Esto es especialmente sensible en la época de exámenes. Petrie incide en la necesidad de dedicar tiempo a poner en práctica la resiliencia para proteger la estabilidad emocional de los jóvenes. “En el colegio les enseñamos los mecanismos para actuar ante un contexto estresante o en el que se pueden sentir ansiosos. Los animamos a practicar la meditación, el mindfulness o el yoga, y les preparamos para que sean capaces de devolver la mente a la calma, ya sea a través de técnicas de relajación como la respiración o aprendiendo a expresar sus emociones y a poner su desasosiego en perspectiva.“