¿Está el entorno físico de tu centro en sintonía con el programa educativo?

A lo largo del día vamos pasando por distintos espacios de los que recibimos estímulos que impactan y modifican nuestro sistema nervioso, emociones, conducta y rendimiento intelectual. La iluminación, los colores, los materiales y su textura o toxicidad, la calidad del aire o la presencia de elementos naturales entre otros, son estímulos que tienen un vínculo directo con nuestra salud y con las hormonas que generamos, como el cortisol (asociada al estrés) o la oxitocina y serotonina (asociadas a la felicidad).

Un entorno educativo debidamente estudiado y diseñado acorde a las actividades que se vayan a realizar en él, mejora las funciones sensoriales, cognitivas y motoras, provoca un mayor desarrollo sináptico y un aumento de la materia gris, mejorando las redes de memoria.

El objetivo era sacar el máximo partido al espacio del que ya se disponía y realzar sus puntos fuertes. Se parte de un aula amplia, de techos altos y con dos lucernarios con un gran potencial. Foto: Laura Pali.

Esto cobra aún más peso en la etapa de desarrollo, cuando nuestro cerebro tiene la mayor plasticidad. Además del programa educativo, el lugar en el que se imparte juega un papel clave que puede acompañarlo y potenciarlo o por el contrario ralentizarlo y tener incoherencias de las que no somos plenamente conscientes.

En muchos casos, incluso con pequeños cambios en el espacio bien estudiados se pueden conseguir grandes resultados. Este es el caso por ejemplo del proyecto de rehabilitación del aula multisensorial de esta escuela infantil en Madrid. Mediante algunos elementos que se pueden ir incorporando progresivamente, se ha buscado aprovechar al máximo este espacio, manteniéndolo lo más versátil posible.

El punto más importante que tengo en cuenta antes de elaborar el diseño, es el establecer esa conexión con los profesionales que llevan el centro y empatizar con su visión y perspectiva. Tras realizar un análisis de su programa educativo y sus rutinas, es cuando desarrollo el diseño adaptado específicamente a este centro. Al final cada escuela es distinta y aplicar una solución genérica para todas es un error.

En este caso su contagiosa pasión, afán por innovar y transmitir de la mejor manera su programa educativo es lo que ha dado lugar a esta aula.

El objetivo era sacar el máximo partido al espacio del que ya se disponía y realzar sus puntos fuertes. Se parte de un aula amplia, de techos altos y con dos lucernarios con un gran potencial.

Los paneles circulares en el techo recuerdan a las copas de los árboles basadas en el logo del centro. Éstos sirven por un lado para crear un mejor confort acústico, y por otro lado como tratamiento de la luz natural que acerca a la naturaleza de forma indirecta. Foto: Laura Pali.

Un aspecto muy presente en el diseño ha sido la biofilia. Esto se consigue a través de elementos como los materiales, las formas, los filtros o la iluminación.

La luz se filtra entre las copas de los árboles y llega al nido creando así un refugio, un segundo hogar, que les invite a dejar volar su imaginación en esta etapa tan importante y que facilite ese desarrollo tanto físico como psíquico.

También me parece importante no hacer borrón y cuenta nueva y que se pueda seguir percibiendo la esencia del centro. Se mantienen los colores verde y rojo, ya que van acordes a las actividades realizadas en este espacio, pero se sustituyen las azules por verdes.

Se colocan unos paneles circulares en el techo, que recuerdan a las copas de los árboles basadas en el logo del centro. Estos paneles sirven por un lado para crear un mejor confort acústico en este espacio de techos altos, y por otro lado como tratamiento de la luz natural que entra por los lucernarios y que hacen que vuelva a acercarnos a la naturaleza de forma indirecta.

En cuanto a la iluminación artificial, se instala un sistema 'dimmer' para poder regular la intensidad de las luces del aula y se colocan unas tiras de luz LED integradas en el muro modular y en el nuevo mueble con opción a cambio de color para adaptarse lo mejor posible a los ciclos circadianos.

Para este diseño se planteó una pared modular, nuevos espacios de almacenamiento ocultos y más detalles que hacen que la mayoría de los objetos presentes en el aula tengan una doble función. Foto: Laura Pali.

Era importante también la versatilidad de este espacio y que se adapte a todas las actividades que se desarrollan en él. Para esto se planteó una pared modular, nuevos espacios de almacenamiento ocultos y más detalles que hacen que la mayoría de los objetos presentes en el aula tengan una doble función.

Esta fue la solución de diseño concreta que funciona para este centro en particular, basado en sus valores, su historia y su programa educativo.

Al final se trata de encontrar el entorno físico que vaya más en sintonía con tu labor pedagógica y sacar el máximo partido al espacio del que ya dispones. Es una pena poner tanta energía y pasión en el programa educativo si luego el entorno físico no solo no acompaña, sino que hace que parte de esa labor se pierda por el camino.

Innovar y estar al día muchas veces se asocia con incorporar nuevos avances tecnológicos, sin embargo, va mucho más allá. Todos los descubrimientos que se han estado realizando en estos últimos años en otros ámbitos como la biología, psicología, salud o comportamiento humano también son factores a tener en cuenta. ¿Y si pudiésemos aunarlo todo y hacer que todo el centro estuviese en sintonía, como un engranaje bien engrasado?