¿Pueden salvarnos las tecnologías de la obsolescencia educativa?
El resultado es que hoy millones de estudiantes utilizan ordenadores, tablets y teléfonos inteligentes para investigar y completar sus deberes, comunicarse entre sí y con el claustro de profesores y, en ocasiones, colaborar en proyectos escolares.
“Está comprobado que el uso de lo multimedia mejora el aprendizaje de los alumnos, al mismo tiempo que reduce el tiempo de enseñanza y los costes de esta”, explica Virginia Ricoy, CEO de Walinwa, el método educativo que aplica las nuevas tecnologías a la ortografía. Sin embargo, desde la compañía española destacan que el empleo de la tecnología en este ámbito obliga a cambiar los métodos rutinarios por otros más ágiles para alcanzar las metas educativas.
Walinwa es un innovador método educativo que aplica las nuevas tecnologías a la ortografía. A través de internet, ofrece sesiones personalizadas en las que el alumno avanza dependiendo de su evolución, edad y temario académico.
Es algo a lo que el personal docente muestra gran resistencia, debido en gran parte a que el romper con la rutina perturba una situación habitual. “Otro de los pensamientos erróneos en los que algunos profesores suelen incurrir es que los nuevos medios deshumanizan la enseñanza y desplazan la figura de los docentes, por lo que la educación se hará autómata sin la calidad humana que le da la comunicación entre profesor y alumno. Más que los propios niños son los docentes lo que muestran más reticencias a la hora de aplicar nuevos métodos o descubrir alternativas a los ejercicios tan manidos y anticuados”, señala Ricoy.
En este sentido, Emma Pérez, directora del Colegio Europeo de Madrid, explica lo siguiente: “A pesar de que en nuestro centro el uso de la tecnología está totalmente ligado a la enseñanza de las materias, en términos generales queda mucho camino por recorrer. Lo que tenemos que tener claro es que vivimos en una sociedad en la que una pizarra digital o un aula de informática ya no son suficientes. El objetivo es que los estudiantes puedan trabajar en el aula con las herramientas que conviven fuera de ella y, además, debemos ser conscientes de que la mayoría de ellos se enfrentarán a profesiones que hoy ni siquiera existen. Por ello, no podemos dejar de darle a la tecnología la importancia que merece”.
Si bien es cierto que los colegios e institutos españoles disponen de todo el equipamiento necesario para incluir la tecnología en la enseñanza diaria, un estudio de la Universidad de Barcelona sobre el uso de tablets en las aulas señala que a la mayoría de los docentes les faltaba tiempo para buscar recursos y formación para aprender a optimizar el potencial didáctico de los aparatos.
“Las tecnologías, por sí solas, no imparten las clases. Es necesario adaptarlas a las metodologías y currículos de cada materia. Lo ideal sería hacerlo a cada alumno. En el caso de Walinwa, por ejemplo, el plan de estudio se diseña de manera personalizada, para favorecer la inclusión de alumnos de todo tipo, adaptarlos a las capacidades de la clase y dinamizar unas lecciones antes estáticas”, mantiene Virginia Ricoy, que añade que en el caso concreto de la ortografía no se innova en absoluto.
“La ortografía se sigue enseñando a través de los mismos ejercicios que hacían nuestros padres y abuelos. Parece que algunos profesores de Lengua se empeñan en repetirlos una y otra vez, cuando es una realidad que eso no está funcionando. Hoy por hoy en España el 44 % de los niños de 10 años no escriben correctamente y lo cierto es que nos hacemos mayores sin realmente dejar de cometer faltas. Por esta razón nos decidimos a crear a Walinwa, un método que conjuga ambas partes: la lengua y las TIC”, afirma la consejera delegada.
Desde el Colegio Europeo de Madrid explican que la tecnología, a través de programas específicos, permite individualizar el aprendizaje mejorando ortografía, la comprensión, la fluidez lectora y por tanto la lengua. Además, destacan la motivación que opciones como Walinwa ofrecen al alumno, al evaluar su rendimiento de forma personal y directa.
En este escenario, los docentes no solo tienen que aprender a incluir los recursos que les ofrece las TIC en sus materias, sino que deben inculcar a sus alumnos una conciencia sobre la tecnología educativa y una responsabilidad sobre ella. Lo cierto es que, a pesar del camino recorrido, el proceso de adaptación en las aulas continúa y las innovaciones en el área de las denominadas ‘EdTech’ no parecen detenerse.