A los mandos de la roadster de BMW
Por parte de las dos ruedas sigue habiendo mayoría absoluta de BMW y de la 1250GS, si bien se pudo contar este año con su “prima” 1250R, que da las mismas prestaciones con el motor bóxer de dos cilindros y 136 CV, pero montado en este caso en una auténtica roadster.
Con ella realizamos cerca de 3000 km durante una semana partiendo desde Barcelona para atravesar la Península Ibérica hasta el interior de Portugal y regresando por el norte a la Ciudad Condal de nuevo. Nuestro principal elogio, la diversión a sus mandos y la facilidad de conducción. Una moto que, aunque pesa lo suyo (239 kg), es ligera de mover y de llevar. Ayuda, por supuesto, el que los de mediana estatura lleguemos sobradamente, en parado, a tocar con toda la planta de la bota en el suelo, cosa algo más complicada en una GS si no se lleva el asiento rebajado.
En carretera virada se muestra dócil y amena gracias a sus ajustadas medidas y a un centro de gravedad bajo, dejándose conducir sin oponer resistencia. Es más, nos ha gustado mucho cuando hemos entrado en comarcales muy reviradas, por ejemplo, de Cáceres, Salamanca o Asturias, en las que enlazar las curvas precisaba de atención y finura por parte del piloto y de sumisión y dulzura por parte de la montura, aportando ésta una gran confianza en sus reacciones y recuperaciones a cualquier velocidad.
Por autovía y autopista, la R ya es otro cantar por lo que se refiere a la comodidad. Entre 100 y 120 km/h es aún soportable el impacto del viento. Al no disponer de cúpula hay que acoplarse bien a la moto, y aunque los perfiles del faro y pantalla TFT son bastante aerodinámicos, el encuentro con el aire a velocidad algo superior ya perturba lo suyo y los insectos colisionan como proyectiles en el casco y chaqueta de forma abusiva. El tema es igualmente mortificante con lluvia o niebla llorona al carecer de suficiente protección. Pero así es la roadster y así hay que vivirla y disfrutarla.
¿Qué decir de su aspecto? Pues que es una moto atractiva y con estilo. Nuestra unidad vestía el acabado Exclusive: piezas del carenado en color gris metalizado, pinzas de freno y horquilla de suspensión telescópica invertida en dorado, chasis en gris ágata, escape en acero inox. (música para los oídos) y maletas en negro. Por supuesto, llaman la atención el faro led y la pantalla TFT de aspecto aerodinámico y que cumplen bastante bien. Unas llantas de 17” con neumáticos de 120/70 delante y 180/55 detrás, le confieren el toque final de deportividad y distinción a la vez. ¡¡Una preciosidad!!
En cuanto a la información para el piloto, la conocida pantalla de BMW cumple con su cometido a la perfección. A través de sus distintos menús pueden examinarse todos los datos necesarios sobre la moto, elegir modo de conducción, navegación, comunicaciones, etc.
Como datos propios de nuestra Ruta, diremos que con ella hicimos un total de 2926,4 km con un consumo medio de 4,8 l/100 km a una velocidad media de 86km/h.
En resumen, la R1250 R se muestra como una moto polivalente, elegante y deportiva, tanto para ciudad y trayectos cortos como para salidas en carretera, ya sea para andar relajado o para darse un homenaje en curvas. La entrega de potencia en cada momento y la franqueza que se le requiere nos convenció y la convierten en una muy interesante opción.