Esto está escrito sin sustancias dopantes
22 de diciembre de 2010
Cada vez con más frecuencia hablamos en Interempresas de la huella de carbono, sea de una bodega, sea de un club de campo. Lógico que queramos contribuir a la reducción de las emisiones de CO2 poniendo sobre la mesa el hecho de que otros lo hacen. Podemos exigir el recurso a renovables que no emitan CO2, podemos exigir la plantación de bosques para que lo neutralicen o podemos comprar derechos de CO2 que nos permitan emitirlo. Lo que no podemos, bajo ningún concepto, es reducir el consumo de calefacción o de aire acondicionado en casa o en la oficina, usar menos luces en casa, no ir a por el pan en coche, comernos la tostada sin tostar, ver menos la tele, recargar menos el móvil, la cámara de fotos, el mp3, los altavoces del mp3, el ordenador, prescindir el ascensor para subir a casa, poner la lavadora y el lavavajillas todos los días. Todo ello es imposible, porque depende de nosotros. Es mucho más posible que sean otros los que reduzcan sus emisiones de CO2. La industria por ejemplo… qué gente. Pero si están todo el día con las chimeneas a tope. Que yo tire varios kilos de papel a la basura por semana no le da derecho a la papelera a escupir semejante humo por las chimeneas y mucho menos derecho a contaminar le da a una de esas industrias químicas el hecho de que yo llene mi depósito de gasolina todas las semanas, que lave con detergente todos los días o que venga del súper forrado de bolsas de plástico.
Lo recomendable, si de verdad queremos hacer las cosas bien, es que en nuestro DNI, en el chip, también venga nuestra huella de carbono. Claro que puestos a pensar, esto podría ser mucho más completo si recurriéramos a la huella total. Es decir, junto a la huella de carbono, el chip incorporaría el pasaporte biológico, que pondría de manifiesto nuestra huella de dopaje, y, lógicamente, el equipo de fútbol de nuestros amores y nuestro conocimiento del mundo del corazón, nuestra huella intelectual, de tal forma que un solo chip nos definiera en lo relativo a los valores importantes. Sabedores de la importancia del chip en nuestra imagen, nos preocuparíamos por mantenerlo inmaculado.
Todo ello porque de alguna manera debemos mejorar la imagen de España en el extranjero. La crisis galopante, la amenaza del rescate, el desempleo exacerbado, el dopaje de nuestros mejores deportistas, el cierre del espacio aéreo por la enfermedad calamitosa de los controladores, las joyas de WikiLeaks en relación con España… Un horror que sólo un lavado de imagen puede solucionar. Un chip con la huella total.
Y que esto está escrito sin sustancias dopantes lo pone de manifiesto el chip de mi DNI.