Deben cumplir requisitos como una arquitectura modular y escalable con el fin de adaptar la potencia de las cambiantes necesidades de la instalación
Los SAI para la inteligencia artificial
La IA genera una ingente necesidad de procesar datos. Hasta tal punto que algunas estimaciones señalan que el 70% del crecimiento de los centros de datos en los próximos años corresponde a la capacidad necesaria para desempeñar las cargas de trabajo que exige la IA. Si medimos estas previsiones de crecimiento en función de su potencia, y dependiendo de la fuente consultada, la demanda de los centros de datos se situará entre 200 y 300 gigavatios (GW) en 2030.
La cifra definitiva se verá influida sobre todo por los circuitos integrados que se utilicen y por su consumo, así como por otros factores como la modalidad de implementación de la IA, bien sea en la nube (cloud) o de forma distribuida (edge). En cualquier caso, satisfacer tal demanda de energía supone un enorme reto que está superando con creces las capacidades de proveedores y operadores de redes eléctricas. Esto está retrasando la construcción de nuevos centros.

Con el objetivo de minimizar el tiempo de inactividad, es conveniente que los SAI incorporen tecnología 'hot swap' o de intercambio el caliente.
Un problema potente
El suministro eléctrico ya es un problema en las zonas con una mayor densidad de centros de datos para IA, como ocurre en el oeste de EE UU, donde las compañías eléctricas reconocen que se ven incapaces de expandir sus infraestructuras de transmisión con suficiente rapidez. Existe, por tanto, el temor de que en algún momento la demanda sea mucho mayor que la oferta.
Todo indica que esta situación puede llegar pronto a Europa y también a España, donde existen ambiciosos proyectos de construcción de centros de datos. Y si bien la electricidad generada por las fuentes de energía renovables también experimenta un fuerte aumento, las dudas persisten.
Por un lado, la red eléctrica ya sufre habitualmente perturbaciones muy diversas que afectan a la calidad del suministro. Desde microcortes y sobretensiones hasta ruidos y fluctuaciones de la frecuencia, la señal que llega hasta edificios, industrias o viviendas dista mucho de ser idónea. Por eso conviene contar con el soporte añadido de un sistema de alimentación ininterrumpida (SAI), cuya misión es aún más relevante cuando se alimentan los componentes electrónicos especialmente sensibles, como microprocesadores o circuitos de aplicación específica (ASIC) que albergan los centros de datos.
Además, como se ha señalado anteriormente, la propia continuidad del suministro eléctrico se halla en entredicho debido a la rápida electrificación de la demanda y a la construcción acelerada de centros de datos para IA. Esta incertidumbre es inaceptable en infraestructuras de carácter crítico como los centros de datos, y en este sentido los SAI son también la solución.
Ahora bien, un SAI destinado a proyectos de IA debe cumplir una serie de requisitos, como su arquitectura modular y escalable con el fin de adaptar la potencia del SAI a las cambiantes necesidades de la instalación, incluida su expansión. Esta adaptabilidad se ve facilitada asimismo por la conexión en paralelo del SAI y de añadir redundancia para garantizar el funcionamiento ininterrumpido bajo cualquier circunstancia, tanto externa (si se producen fallos de suministro) como interna (al realizar tareas de mantenimiento o actualización).
Dado que el objetivo es minimizar el tiempo de inactividad, es conveniente que los SAI incorporen asimismo la tecnología hot swap o de intercambio el caliente, de manera que el reemplazo o la instalación de módulos pueda efectuarse en pleno funcionamiento del sistema en su conjunto. Estos aspectos, junto con una eficiencia energética que aumente el grado de sostenibilidad, están llamados a marcar la protección y el futuro de una tecnología tan apasionante como la IA.