SDN ¿un cambio superficial?
Por: José Manuel Armada, Director de Ingeniería de Clientes Interoute Iberia.
Software-Defined Networking es un concepto que ha cobrado bastante importancia en la actualidad, sobre todo cuando se habla de Cloud Computing. Sin embargo, SDN es en realidad una aproximación tecnológica que afecta esencialmente a la integración de las redes con las plataformas de infraestructura para el proceso de datos, fundamentalmente, servidores y almacenamiento.
Desde el punto de vista del Centro de Datos, la virtualización, ahora, de los recursos de comunicaciones (switches, routers, cortafuegos, balanceadores de carga, IDS/IPS, etc.), como ya ocurrió con los de cálculo, proceso y almacenamiento (servidores de aplicaciones y de bases de datos, redes SAN, dispositivos NAS, etc.), tuvo como punto de partida iniciativas como Openflow, desde donde surgió el apoyo inicial por parte de los fabricantes de hardware, como una progresión más o menos forzada por la evolución tecnológica y la demanda de los clientes, para poder atender necesidades que aparecieron con conceptos tales como Big Data, las nuevas aplicaciones de empresa y la movilidad.
Desde los proveedores de servicios, quizá más acostumbrados a una visión “partiendo desde la red” del negocio, SDN significa integrar en la práctica la red con las aplicaciones que utilizan sus clientes, dentro de la estrategia Next Generation Networks (NGN). Por eso, participan activamente dentro de la Open Networking Foundation, sobre todo, colaborando en la definición y normalización de la parte que más afecta a la red, a través de Network Function Virtualization (NFV), que describe, entre otros, la virtualización de los elementos que afectan a las comunicaciones, integrándolos en forma de máquinas virtuales dentro de la infraestructura que permite la provisión y gestión de los servicios extremo a extremo.
Quizá sea discutible la novedad como concepto de SDN, al igual que se puede cuestionar si Cloud Computing supuso realmente una evolución o una revolución, pero existen cambios significativos que afectan tanto a los proveedores de servicios como a los vendedores de equipamiento para redes, sobre todo, en lo relativo al uso que le dará el usuario final y lo que éste espera.
Los proveedores de servicios dejan de ser los operadores de la red y pasan a ser facilitadores de los recursos y constructores de la plataforma que realmente explotará el cliente final de forma más o menos consciente. Conceptos tales como la provisión automática de servicios, la virtualización de los Centros de Datos al completo o la disponibilidad de recursos bajo demanda en diferentes ubicaciones geográficas, son posibles únicamente si se minimiza la intervención humana y la red es capaz de evolucionar bajo condiciones predeterminadas en caso de avería, cuando existe una demanda puntual de recursos o si ha de soportar la introducción de nuevos servicios.
Estas posibilidades de “programación” de la red son posibles gracias a que la inteligencia está pasando de estar distribuida entre los diferentes dispositivos individuales a los centros de gestión. Además de un cambio de concepto de diseño importante, no debemos desdeñar el ahorro económico y de explotación que esto supone en cuanto a las actualizaciones, la reducción en la complejidad y el tamaño del hardware y otros factores que repercuten directamente en el utilizador.