Entrevista a Jon Martínez, CTO y CMO de Samylabs
¿Cómo cree que se comportará el sector de la fabricación aditiva a lo largo de este año 2023?
La impresión 3D ha sido una tecnología en constante crecimiento durante los últimos años, y personalmente creo que va a seguir creciendo este año 2023, debido a la demanda de piezas personalizadas y prototipos de alta calidad, así como la creación de nuevas piezas y soluciones en una amplia variedad de sectores, como la ingeniería, la electrónica, la medicina, la construcción, la automoción o el sector aeroespacial.
No es solo una opinión personal, según datos de Addimat, solo en España el año pasado se facturaron cerca de 50 M€ en máquinas de fabricación aditiva, con un claro aumento tanto en servicios como en venta de equipos, y las previsiones de la asociación son positivas para este 2023. Teniendo en cuenta que a España le está costando mucho subirse al carro de la fabricación aditiva, en comparación con otros países europeos y no europeos, las previsiones de crecimiento a nivel internacional son mucho más prometedoras.
La innovación en tecnología de fabricación aditiva está desempeñando y va a desempeñar cada vez más un papel importante en el crecimiento de la industria. El desarrollo de nuevos materiales y técnicas de impresión 3D va a permitir la producción de piezas más complejas y duraderas, y esto seguramente va a aumentar la demanda de la tecnología. También estamos viendo como la fabricación aditiva está permitiendo la creación de piezas y soluciones muy innovadoras, en muchos casos generadas por inteligencias artificiales, y esto es una realidad muy prometedora.
En el caso específico que atañe a Samylabs, de la impresión 3D en metal, la demanda de piezas metálicas personalizadas y de alta calidad en sectores como la aeronáutica, la automoción y la ingeniería va a seguir siendo un motor importante para el crecimiento de la impresión 3D en metal. La capacidad de la impresión 3D en metal para producir piezas más ligeras y resistentes con menos material va a hacer que esta tecnología sea cada vez más atractiva para las industrias que buscan reducir el peso y mejorar la eficiencia de sus productos, pero también para el desarrollo de nuevas aplicaciones en el mundo de las telecomunicaciones y la electrónica.
Por otra parte, la fabricación aditiva, concretamente en metal, se está posicionando como una solución más competitiva en precio con respecto a otras tecnologías de fabricación tradicionales para pequeñas y medias tiradas, tanto en el sector protésico médico dental como en el auxiliar de industria.
Una barrera importante para el crecimiento del sector en 2023 va a ser, sin duda, el costo de los equipos y materiales necesarios para la impresión en metal y la complejidad del proceso en sí, sin embargo, soy muy optimista en este aspecto y creo que los precios y la usabilidad de esta tecnología serán cada vez más asequibles.
¿Qué sectores cree que tienen todavía un largo camino por recorrer en la utilización de técnicas aditivas?
Si hablamos de fabricación aditiva en general, podríamos mencionar la construcción, donde se está explorando el uso de la impresión 3D para la creación de estructuras y componentes arquitectónicos a gran escala. Si bien ha habido algunos avances notables en la impresión 3D en la construcción, como la creación de casas impresas en 3D, todavía hay desafíos significativos que deben superarse, como la velocidad de impresión, la resistencia de los materiales y la escalabilidad.
Otros sectores que aún tienen un largo camino por recorrer en la utilización de técnicas aditivas pueden ser biomedicina para la impresión de tejidos, o alimentación y bienes de consumo en producción general, donde por las velocidades de impresión, acabado, y cualidades finales, todavía distan mucho de los requisitos exigidos por los consumidores.
En cualquier caso, en lo que a Samylabs compete, que son técnicas de fabricación aditiva en metal, quedan muchos nichos y casos de aplicación por descubrir.
Otras tecnologías sustractivas más maduras, como el mecanizado, el corte por láser o la electroerosión, tienen casos de aplicación ya muy consolidados, en los que un empresario no se plantea qué tecnología va a usar para fabricar, sino qué máquina, y de qué fabricante va a comprar y hace sus números para analizar el retorno de la inversión.
El principal problema es que, en fabricación aditiva, en muchos casos, se desconoce que puede ser más competitiva o adecuada que otras tecnologías. En España hay muy poca cultura al respecto, y mucha gente sigue pensando que imprimir en 3D es meter un fichero en una máquina y darle al botón. Nada mas lejos de la realidad. De igual manera que para realizar un mecanizado o una pieza en un torno se necesita un operario cualificado que sepa manejar software de CAD/CAM y preparar el trabajo de acuerdo a las restricciones de la tecnología y las capacidades de la máquina, en fabricación aditiva en metal es igual. Se requiere un operario con un conocimiento profundo de la tecnología que sepa adecuar el diseño al proceso de fabricación, y operar la máquina y todas las operaciones de postproceso posteriores hasta llegar a la pieza final. Para hacerse una idea, la impresión de la pieza puede ser el 40% del trabajo hasta conseguir una pieza final. El 60% restante es todo trabajo de post-procesado (limpieza, retirar los soportes, granallado, pulido, tratamiento térmico…).
Por otra parte, esta tecnología abre la puerta a rediseñar muchas piezas y componentes tradicionales con capacidades y posibilidades nunca antes pensadas, lo que está dando lugar a la aparición de nuevos diseños y productos muy innovadores, como por ejemplo la fabricación de celdas de acumulación de energía, motores de cohete, antenas de telecomunicaciones y generación de microondas, piezas de inyección piezas sin partes móviles, insertos de molde con conductos internos sin junta de cierre, piezas optimizadas topológicamente, cerraduras y llaves de alta seguridad, etc. En todos estos aspectos, hay un mundo por descubrir.
¿Cuál es el producto estrella que su empresa ofrece al mercado?
En Samylabs nuestro producto estrella es sin ninguna duda la impresora 3D en metal Samylabs Alba 300. Se trata de una impresora 3D en metal de tecnología LBPBF (Laser Beam Powder Bed Fusion), dotada con un láser de 300 W de potencia, un diseño muy compacto y, me atrevería a decir, que la mejor o una de las mejores relaciones calidad-precio del mercado.
La máquina permite imprimir piezas metálicas de excelentes propiedades metalográficas (cercanas al mecanizado y en ocasiones superiores) en una gran variedad de materiales, tales como el acero inoxidable, acero herramienta, Inconel, cobalto cromo, aluminio, titanio y otras aleaciones.
Actualmente está disponible con dos volúmenes de impresión, ambos de tipo cilíndrico. Uno con un diámetro de 160 mm x 200 mm de alto; otro con un diámetro de 200 mm x 250 mm de alto.
La máquina funciona con tensión doméstica, y cuando está en funcionamiento, tiene un consumo similar al de una plancha de casa (2.400 W).
Está preparada para trabajar con materiales explosivos y tiene un acabado de primer nivel, proporcionado por nuestro socio industrial Ona Electroerosión, uno de los buques insignia de la máquina herramienta vasca.
La máquina se entrega junto con el software Samy Studio, que permite preparar y cotizar los trabajos de impresión, así como controlar todo el proceso.
La máquina, con unas muy altas prestaciones, tiene un precio comparativamente mucho menor que otros fabricantes, y pone esta tecnología al alcance de las pequeñas, medianas y grandes empresas, centros formativos, universidades y centros tecnológicos.
