Después de la tormenta viene la calma… que precede a la tormenta
2 de marzo de 2009
Asimismo papeleras y fábricas de tablero, principales demandantes de madera de 'baja calidad', impermeabilizan sus parques poniendo cupos a la recepción de madera o cerrándolos directamente. Todo esto genera una situación de extrema gravedad en un sector sumido en una metástasis permanente, un sector que se apoya y del que viven pequeñas y medianas empresas, muchas de ellas familiares o unipersonales hipotecadas en el esfuerzo de mantener unos niveles aceptables de mecanización y avalados, en muchos casos, por las propias fábricas receptoras del producto, que les obliga a aceptar con sumisión precios por debajo del coste de producción. A estas alturas toda la sociedad es partícipe de las doctrinas del desarrollo sostenible, la salvaguarda de nuestros valores ambientales y tantas otras consignas de visionario callejero.
Lo que quizás no ha llegado a la sociedad es que la sostenibilidad de nuestros bosques pasa por su capacidad de generar ingresos económicos en base a sus propios recursos, sean del tipo que sean. El mantenimiento de los bosques requiere de un esfuerzo inversor y si este no se genera, al menos parcialmente, en el propio bosque tendrá que salir en su totalidad del bolsillo del contribuyente y hoy por hoy la sociedad española no está preparada para eso.
De las cifras que arroja el consumo de madera en España llama, notablemente, la atención el hecho de que el 90% de la madera que se consume es importada. Mientras, la estructura socio laboral del sector forestal de nuestro país se desmorona. En Centro Europa hay miles de kilómetros de carretera salvaguardados por guarda raíles de madera que han demostrado su efectividad para este cometido, aquí en España se construye una autovía que lleva por nombre Autovía de Pinares con la sugerencia de utilizar la madera para este cometido y se utiliza el acero hasta para construir la estátua del Pino conmemorativo de su inauguración. En Francia se ha retomado la utilización de las traviesas de madera para el ferrocarril cosa que aquí, probablemente, se vería como un atraso y una agresión a la modernidad impuesta por el hormigón.
En Cataluña, Montilla ha anunciado el reclutamiento de 1.000 personas para llevar a cabo las labores de retirada de los árboles derribados por viento y nieve. Tal vez fuera bueno recordar los más de 30 muertos en los dos primeros meses de desembosque de la madera derribada en el 99 en Aquitania y los más de 100 durante todo el periodo que duró la retirada de esa madera. El sector forestal sufre ya de por sí una enorme siniestralidad laboral que podría verse acrecentada si no destinamos los medios y el personal adecuado para cada una de las labores. El apeo de árboles derribados por el viento es una labor muy peligrosa que requiere de formación y experiencia y que ni puede ni debe dejarse en manos de personal sin cualificar en beneficio de la estadística de desempleo. En la misma dinámica, aunque a otro nivel, se sitúa la iniciativa del gobierno central de una contratación masiva de personal para el desempeño de tareas forestales. Estas medidas refuerzan el viejo dicho de que 'para el monte cualquiera vale' y sobre todo aumentan la desprofesionalización y la precariedad del empleo forestal.