Yo, robot, te amo
Vamos a ver, que una cosa es que la plebe permanezca callada y agazapada, y otra muy distinta que sea tonta, que trague con todo. ¿Es casualidad que la Feria Metalúrgica del Mediterráneo coincida con el congreso de robots justo cuando poco antes se ha descubierto la gran noticia del sexo y los robots? No puede serlo. Viendo esta casualidad, es una teoría a tener en cuenta que el Congreso Mundial de Robótica acude a Barcelona porque es una de las metrópolis cosmopolitas donde más personajes del género masculino vuelven a sus casas a altas horas de la mañana con la sensación de no haber conocido el amor. No es una cuestión propiamente barcelonesa, pero al ser una gran ciudad, aunque sólo sea por el generoso número de habitantes que alberga, es una obviedad lo afirmado. Y es probablemente por ello que nos salen ahora con los robots. Nadie quiere defraudar y dado el carácter itinerante del congreso entre Europa, Asia y América, Barcelona ha querido marcar la diferencia.
En otro congreso, el”Primer Congreso sobre relaciones entre humanos y robots” celebrado en Holanda a finales de junio, resulta que el experto en inteligencia artificial David Levy aseguró que tener sexo con un robot e incluso algo tan disparatado como enamorarse de él, podría ser factible dentro de cuarenta años. Levy cree que estas relaciones serán posibles gracias a la tendencia a construir robots cada vez más humanizados y, por lo que se dice, promueve desde hace años este tipo de relaciones futurísticas.
Las relaciones futurísticas tienen poco o nada que ver con las felaciones futurísticas de las que habló el pasado 17 de junio el presidente de la compañía Ryanair. Aprovechando una rueda de prensa en Alemania, país con una potente industria, también de soplado, anunció que estudia lanzar un servicio de “camas gratis y felaciones” que estará disponible tanto en su vuelos de bajo coste como en los de primera clase. Se confirma por tanto que no vale la pena pagar un billete de clase business y que algunos siguen confiando en el sexo sin amor.
No obstante, con opiniones para todos los gustos, lo que parece fuera de toda duda es que amar a un robot con aspecto de humano, hecho a la medida y con una personalidad y carácter programables será ya posible. Desconocemos cómo se llamará la unión humano-robot, pero esperamos se tenga en cuenta la controvertida decisión de llamar matrimonio a la unión hombre-hombre o mujer-mujer. El día del orgullo gay es más que probable que ya ni exista en 2050, porque es deseable que a esas alturas ya no haya nada que reivindicar desde ese punto de vista, pero nos preocupa ciertamente la organización del día del orgullo robot. Si queremos hacer las cosas bien, habrá que ir pensando en ello.
El amigo Levy cree que el estado de Massachussets será el primero en legalizar los matrimonios con robots. Volvamos por favor a los principios morales que han conformado la base de nuestro progreso. Es deseable un periodo de noviazgo del humano con el robot, incluso aprobaríamos un periodo de prueba bajo el mismo techo, pero bajo ningún concepto nos parece adecuada una relación de robot con robot. Saltarían chispas, se cortocircuitarían los movimientos y el amor entre desiguales se vería tristemente reducido al sexo por el sexo entre robots.
