Creando ciudades más inteligentes: lecciones aprendidas en los grandes recintos públicos
José Tormo Baños, director regional para el Sur de Europa de Aruba
26/09/2022Por otro lado, hemos sido testigos de la rápida transformación de los grandes recintos públicos (LPV) que proporcionan experiencias realmente inteligentes. Estos recintos funcionan como pequeñas ciudades atendiendo a las necesidades de decenas de miles de visitantes, ayudándoles a orientarse, conectando sus desplazamientos y ofreciendo una experiencia adaptada a sus preferencias, al tiempo que proporcionan seguridad pública y continuidad empresarial. Y gran parte de estas experiencias serían transferibles a las urbes. A continuación, destacamos algunas las innovaciones observadas que serían un buen punto de partida para cualquier ciudad en su proceso transformación inteligente.
La naturaleza expansiva de las ciudades y la creencia de que la cobertura Wi-Fi debería ser consistente sin importar la ubicación hace que estemos superando rápidamente lo que los centros de datos centralizados pueden ofrecer. En su lugar, nos acercamos cada vez más al extremo de la red y nuestros centros de datos se están trasladando gradualmente a los lugares donde los usuarios finales crean los datos.
Según Gartner, en 2025 el 75% de nuestros datos tendrán que procesarse, analizarse y usarse en el extremo. Las ciudades necesitan garantizar que su infraestructura de red es tan móvil como sus habitantes y, aunque la creación de redes para atender a cientos de miles de usuarios no sea fácil, con el uso de puntos de acceso estratégicamente colocados las urbes pueden ofrecer una experiencia de conexión continuada.
Aunque a una escala inferior, la cobertura de red en las universidades es un buen ejemplo, especialmente si tienen campus en la ciudad. Recientemente hemos colaborado con la Universidad de Cambridge para desplegar 4.500 puntos de acceso en toda la ciudad, gracias a lo que sus estudiantes cuentan con una cobertura Wi-Fi general de la institución.
Otra lección que aprender de los LPVs es cómo mejorar la experiencia de los residentes o visitantes con el poder de los servicios de localización. Tanto en los estadios deportivos como en los recintos de música, estos servicios, cada vez son más sofisticados, se usan desde hace mucho para ofrecer una mejor experiencia a los aficionados.
Durante la pandemia dichos servicios se hicieron imprescindibles para la seguridad y para la experiencia de usuario, ya que las empresas necesitaban rastrear a los visitantes para localizar posibles contactos y crear unas apps con experiencias contactless. Ya antes de la pandemia, colaboramos con varias urbes para proporcionar servicios de este tipo, como Bilbao, para ayudarla a convertirse en la urbe más inteligente y conectada de España con un total de 180 beacons instalados en las paradas de autobús, permitiendo, por ejemplo, que los ciudadanos accedieran a la información que necesitaban.
La pandemia, por otro lado, nos ha enseñado que la experiencia de los empleados es tan importante como la de cualquier cliente o usuario, incluidos los empleados públicos y, entre ellos, los equipos de TI. Con la digitalización encabezando la agenda de todas las organizaciones, el personal de TI está muy solicitado y las ciudades inteligentes deberían estudiar el desarrollo de redes autosuficientes, como hizo el Texas Rangers Baseball Club con el objetivo de liberar tiempo de sus equipos de TI, con frecuencia sobrecargados de trabajo. En las ‘smart cities’ también es necesario que el funcionario sea móvil para así atender mejor a los ciudadanos. Disponer de una red omnipresente permite a estos trabajadores mantener su conexión a la red mientras recorren la ciudad, lo que les hace más eficaces y eficientes.
Los grandes centros públicos también acogen a diversos grupos de usuarios, con requisitos de ancho de banda y necesidades de acceso a la red diferentes. En este caso, contar con una herramienta central de gestión de redes resulta vital para que las urbes puedan crear políticas y aplicarlas online, gestionando con eficacia cómo se conectan estos diferentes usuarios y dispositivos, a qué pueden o no pueden acceder.
De este modo, y a medida que las expectativas de conectividad crecen exponencialmente, nuestras ciudades deben innovar y, aunque a menor escala, los grandes recintos ofrecen muchas experiencias de las que aprender.