Smart Water: qué es y cómo puede ser la clave en la lucha contra el cambio climático
Hablar de Smart Water es hablar de la digitalización del ciclo integral del agua, de soluciones tecnológicas y de mejora en la gestión de los recursos. Pero, sobre todo, es hablar de una de las claves para asegurar la sostenibilidad económica, social y ambiental, haciendo frente al cambio climático mediante la reducción de la huella hídrica.
No cabe duda de que existe una mayor preocupación en torno al cambio climático. De hecho, la encuesta Climate Change del Eurobarómetro, publicada en abril de 2021, sitúa al cambio climático como el reto más importante al que se enfrenta el mundo. Tras él, la pobreza, el hambre y la escasez del agua.
Por esta razón, es necesario implementar soluciones digitales, centradas en estrategias de sostenibilidad y servicio, que permitan hacer frente a este cambio climático mejorando la eficiencia hídrica y energética.
Escasez de agua
De los datos que arroja la citada encuesta podemos extraer otro reto al que hacer frente con urgencia: la escasez de agua. Debemos tener en mente, a este respecto, que aproximadamente el 2,5% de las reservas de agua existentes son de agua dulce, incluyendo las aguas subterráneas. Teniendo en cuenta que somos 7,9 billones de personas y que estamos en un mundo profundamente industrializado, es fundamental realizar una gestión eficaz de los recursos hídricos.
En este sentido, las soluciones tecnológicas facilitan dicha gestión eficaz, pudiendo monitorizar las 6 etapas del ciclo integral del agua y permitiendo la optimización de las operaciones en cada estadio, reduciendo no solo el consumo de agua, sino los costes derivados de ello. Se puede decir, por tanto, que la tecnificación hídrica se ha convertido en aliado indispensable en esta batalla contra el cambio climático tanto en cuanto mejoramos la gestión de un recurso tan escaso como el agua.
Smart Water: ámbitos de actuación
El auge de la digitalización ha traído consigo, también, la aparición de soluciones tecnológicas que son, además, personalizables en función del reto al que se quiera hacer gestionar.
En cualquier caso, este tipo de gestión 4.0 no es de uso exclusivo de un determinado campo de acción. Al contrario de lo que se pueda pensar, las soluciones tecnológicas innovadoras de smart water favorecen la eficiencia operativa en todos los ámbitos.
No obstante, en esta ocasión nos centraremos en dos: ámbito agrícola y urbano.
- Ámbito Agrícola
- Ámbito Urbano
En lo que respecta al ámbito agrícola, se debe partir de una premisa: aproximadamente el 70% del agua dulce se dedica al riego agrícola.
Teniendo en cuenta, además, el crecimiento previsto en la población, es de capital importancia tener un mayor control sobre la gestión de la eficiencia hidráulica, el consumo o las posibles fugas que pueda haber a lo largo de la red. Máxime, en un sector con la importancia del agrícola, tanto a nivel social como estratégico y económico. En palabras de Begoña Tarrazona, Irrigation Specialist de Idrica, “La agricultura debe ser considerada como un sector estratégico ya que es imprescindible para lograr una adecuada gestión y ordenación del territorio, lo que se alcanzará mediante la mejora de la competitividad y la mejora de la eficiencia en el uso de recursos y consumos intermedios”.
Así mismo, para Tarrazona, la tecnología y la investigación son pilares fundamentales para alcanzar esta agricultura sostenible, uno de los retos frente al cambio climático. Además, la especialista de Idrica menciona 3 tecnologías con un gran impacto en los próximos años: el riego inteligente, la teledetección y la telectura.
Por esta razón, la transformación digital del sector agrícola supone un impulso en la consecución de su objetivo de sostenibilidad.
En este sentido, las ventajas de implementar soluciones digitales orientadas a la gestión hídrica en el campo de la agricultura son múltiples:
- Optimización de la gestión y mejora en la eficiencia.
- Mejora en la producción
- Reducción de costes
- Mejora de las infraestructuras
- Conocimiento global
- Mejora en la satisfacción de los clientes, en este caso los regantes.
El 25% del agua de consumo de las ciudades se “pierde”
En lo referente al ámbito urbano, el cambio climático se está dejando notar mucho más de lo esperado. El aumento gradual de la población y, sobre todo, el crecimiento de las temperaturas en las urbes (3-4 grados por encima de las zonas rurales, según WWF) pone de manifiesto la necesidad de implantar soluciones que ayuden a combatir esta situación.
Por otra parte, las ciudades se encuentran con otro problema: una cuarta parte del agua suministrada a la red para consumo doméstico se pierde por el camino. Según los últimos datos publicados en el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2018), el volumen de agua no registrada ya sea por fugas, fraudes o por fallos en la medición, supone un 25% del total de agua suministrada a la red.
Por tanto, es precisa la puesta en marcha de soluciones al servicio de la ciudadanía, capaces de reducir la huella hídrica y frenar el cambio climático; soluciones orientadas hacia la adquisición, procesamiento y estandarización de los datos, que permitan unificar los indicadores para obtener una información relevante para la toma de decisiones.
En este sentido, cobra relevancia la tendencia evolutiva hacia Ciudades Inteligentes (Smart Cities), caracterizadas por una búsqueda de eficiencia, sostenibilidad y mejora de calidad de vida de la ciudadanía. En este contexto, las soluciones smart water tienen un protagonismo especial, consolidando las urbes como ciudades inteligentes y sostenibles. Valencia (España), es un buen ejemplo de ello, donde Idrica, a través de Global Omnium, impulsa la transformación digital de la ciudad y el área metropolitana, gracias a la aplicación de soluciones de inteligencia operacional, dentro del ámbito del ciclo integral del agua, gracias a la implementación del Gemelo Digital, que permite afrontar la batalla contra el cambio climático mediante la simulación de respuestas del sistema ante cualquier solicitación.
En cualquier caso, e independientemente del enfoque, el cambio de paradigma hacia modelos más digitalizados, con decisiones orientadas hacia la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático, es una necesidad. Unas decisiones que deben estar soportadas en datos, una tecnología, una operativa y un equipo humano preparados para ello.