El vehículo autónomo, la suma de multitud de esfuerzos
José Antonio Ondiviela, director del segmento de Administración Pública en Microsoft, y especializado en transformación digital urbana, repasa los principales objetivos de VisionZero y destaca las aportaciones realizadas por Cyclomedia.
Ondiviela recuerda que VisionZero “es un proyecto aprobado por el Parlamento sueco en 1997 que pretende alcanzar un mundo sin heridos ni fallecidos por accidentes de tráfico en 2050. El proyecto parte de la base de que desde el punto de vista ético es inaceptable que muera una sola persona en accidente de cualquier medio de transporte por el hecho de que los demás podamos disfrutar del transporte en general, sea privado o público”.
“La iniciativa”, continúa, “se ha lanzado a nivel mundial y se ha ido adoptando por parte de ciudades y gobiernos. Para lograr el objetivo que se marca es necesario mejorar los vehículos, las calles y carreteras, pero también mejorar las conductas al volante”.
“En cuanto a tecnologías”, prosigue Ondiviela, se recurrirá a aquellas que ayuden a los conductores a mejorar su conducción: cámaras, en inteligencia artificial…, y que permitirán asistir al conductor para que así cometa menos errores”.
Como sucede con tantas iniciativas, la realidad se aleja de los objetivos planteados. En el caso de VisionZero, “la situación de partida es bastante desalentadora. Resulta que hay un porcentaje muy elevado de países que no tienen vigentes medidas estrictas en cuanto a la seguridad en el vehículo. De hecho, 155 de los 195 países no siguen las recomendaciones de la Organización de Naciones Unidas relacionadas con la seguridad vial. Y 90 países ni siquiera tienen leyes sobre el uso de los cinturones de seguridad”, lamenta Ondiviela.
Vehículos autónomos, un esfuerzo hercúleo
“Para que los vehículos funcionen de forma autónoma es necesario que, además de incorporar inteligencia artificial, cámaras, algoritmos o que tengan la capacidad de detectar todos los objetos que rodean al vehículo, puedan interactuar con el medio, tanto vehículo a vehículo (detectar la presencia del otro), lo que permite, por ejemplo, que varios vehículos interactúen para mejorar su eficiencia. Además, también necesitan alcanzar una profunda interacción con la ciudad, por lo que las ciudades están evolucionando para convertirse en ciudades inteligentes en las que los semáforos también lo serán, ya que se comunicarán con los vehículos de forma muy precisa y potente aprovechando las prestaciones que ofrece la red 5G”.
En este punto es donde entre en juego la tecnología desarrollada por Cyclomedia, que, tal y como señala Ondiviela, “aporta una serie de elementos fundamentales para dar respuesta a las necesidades tecnológicas que requiere la conducción autónoma. Por ejemplo, aporta la visión exacta y precisa del medio físico permitiendo así realizar una gestión adecuada de los espacios de una ciudad”.
Ondiviela apunta que “tenemos que replantearnos el uso de los espacios, reduciendo el espacio que utilizan los vehículos y dando así lugar a lo que se ha denominado ciudad ‘post-car’, dedicando esos espacios para los ciudadanos o para vehículos eléctricos de movilidad personal. Y ahí Cyclomedia tiene una posición única desde el punto de vista de las imágenes y de la visualización que ofrece del medio físico. Gracias a su inteligencia artificial se logra la detección y el inventario de todo tipo de elementos que se encuentran en el medio físico de la ciudad. Esto es fundamental desde el punto de vista de la planificación de nuevas carreteras, la disposición y uso de los espacios en las calles, etcétera”.
En el ámbito urbano las comunicaciones entre los diferentes elementos involucrados se logran en “entornos de computación basados en la tecnología Edge Computing, que procesará en tiempo real las condiciones del tráfico y comunicará a los vehículos, por ejemplo, si deben parar o no en el próximo semáforo”.
La conducción humana, reservada a ámbitos muy concretos
“Evidentemente”, prosigue Ondiviela, “VisionZero contempla un futuro en el que habrá más vehículos autónomos y donde la intervención humana será menor. En un futuro podremos plantearnos que los humanos no conduzcan, porque los humanos son un peligro al volante, por lo que el uso de vehículos por parte de humanos se restringirá a ámbitos muy concretos, como off-road o en circuitos cerrados”.
Pero este escenario, explica nuestro interlocutor, “choca con el grado de adopción de la tecnología, que tiene ciertas barreras. Por un lado, la legislación, que aún está inmadura para poder aplicarse al vehículo autónomo. Por otro lado, el acceso a los datos, ya que los vehículos tienen que estar enviando muchos datos para poder tomar decisiones integrales. Además, las infraestructuras deben adaptarse para poder disfrutar de esas prestaciones. En este sentido, es necesario contar con redes 5G potentes, y en la actualidad, en el primer mundo, la cobertura es apenas de un 15% del territorio. Asimismo, es necesario lograr la confianza de los conductores, y ahí aún queda un amplio terreno que andar, ya que, por ejemplo, en Estados Unidos el 80% de los ciudadanos no confía todavía en los taxis autónomos. Se trata de distintas barreras que nos encontramos para generalizar la adopción de estas tecnologías y que nos impiden avanzar más”, lamenta Ondiviela.
Ciudades más habitables
Durante la charla, Ondiviela hace referencia a un concepto acuñado, según diversas fuentes, a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo: la ciudad de los quince minutos. El objetivo sería que en un cuarto de hora a pie o desplazándose con bicicleta puedan tener resueltas la mayoría de sus necesidades. “En la actualidad las ciudades se están replanteando el uso de los espacios públicos. Muchas de ellas están trabajando bajo la premisa de la ciudad ideal de los quince minutos, en la que los ciudadanos deben tener el 95% de los servicios que necesitan, incluido su trabajo, en menos de quince minutos de desplazamiento”.
“Para lograrlo”, añade, “es necesario conocer muy bien el medio físico en el que nos movemos y tener esa información muy actualizada. Con los datos que aporta Cyclomedia y gracias a los gemelos digitales, es posible realizar simulaciones desde el punto de vista del tráfico, la polución… de todo aquello que tiene que ver con la movilidad urbana. Hay proyectos muy llamativos y con la participación de Cyclomedia se han podido desarrollar, en ciudades avanzadas como Amsterdam, simulaciones sobre el uso del espacio, la gestión optimizada del tráfico, así como cuantificar el número de vehículos que entran en la ciudad cada día y cuántos salen”, entre otras muchas posibilidades.
Ondiviela continúa para subrayar que atenuar la elevada contaminación que sufren las grandes concentraciones urbanas requiere de decididas acciones, tanto a nivel político como empresarial y ciudadano. “Hay que dejar claro que todas las ciudades europeas deben tener un espacio central de bajas emisiones y, por otro lado, todas las ciudades del mundo deben facilitar a los ciudadanos el acceso al centro de la ciudad, porque más densidad de ciudadanos significa más prosperidad”.
Y mucho más inteligentes
La inteligencia artificial es fundamental a la hora de que los vehículos autónomos puedan gestionar la información que les permita desplazarse sin la intervención humana de una forma segura. “Es cierto que esta movilidad con vehículos autónomos plantea ciertos dilemas éticos, porque dependiendo de quien haya programado esos algoritmos el vehículo tomará unas decisiones u otras. Hay decisiones que pueden tener consecuencias importantes, como qué hacer en entornos extremos, como, por ejemplo, qué decisión tomar en una situación de emergencia cuando delante del vehículo haya una persona mayor y un bebé. Esa decisión estará condicionada por la ética del programador que haya desarrollado la inteligencia artificial, por lo que es un área en la que habrá que tener bastante cuidado”.
Evidentemente, el debate va más allá y también afecta a cuestiones prácticas. “En caso de que se produzca un accidente hay vacíos legales sobre quién es el responsable: el fabricante del vehículo, el desarrollador del algoritmo de inteligencia artificial, el conductor… Estamos todavía trabajando en ello y la Unión Europea tiene ya unos códigos de inteligencia artificial que se le han presentado, pero todavía falta regulación”, admite Ondiviela.
Otra vertiente que no puede quedar desatendida es la de la seguridad informática. Más aún en un entorno en el que las entidades públicas, pero también privadas, siguen sufriendo ataques “contra su ciberseguridad, en particular a través de técnicas de ransomware. Uno de los objetivos de estos ataques es el entorno del IoT, el Internet de las Cosas, como puede ser la gestión semiautomatizada de la ciudad. En este campo se están desarrollando nuevas tecnologías de protección y seguridad de tecnologías IoT porque, evidentemente, hay elementos muy críticos que son muy sensibles para la seguridad de las ciudades y de sus residentes, como puede ser el tráfico de vehículos”.
Una movilidad más segura y limpia
“Los vehículos son cada vez más autónomos y, además, tenemos la necesidad de descarbonizar la ciudad para reducir la polución atmosférica. Se trata de dos cuestiones que van en paralelo pero que convergen en que el vehículo autónomo sea fundamentalmente eléctrico”. Y aunque desde el punto de vista tecnológico, la gestión remota de un vehículo no está condicionada por el tipo de motor, “está claro que hay una tendencia evidente en las ciudades que consiste en eliminar los vehículos con motores alimentados con combustibles fósiles”.
Como bien saben nuestros lectores, ya hay normativas en ese sentido a nivel europeo con el objetivo de que las ciudades sean neutras en carbono. Ondiviela recuerda que “el objetivo del denominado Green Deal impulsado por la Comisión Europea pretende que la Unión Europea sea ‘neutral cero’ en 2050”. Ahondando en este reto, agrega, “112 ciudades han sido seleccionadas para realizar pruebas en las que se evaluará el rendimiento las últimas tecnologías. El objetivo es reducir los efectos del cambio climático y, por tanto, es necesario actuar sobre el transporte, que es uno de los focos de emisión de contaminantes más importantes”, concluye Ondiviela.