El Global Navigation Satelite System, tecnología clave para la gestión de las ZBEs, peajes urbanos e innovación en la movilidad

La Ley de Cambio Climático aprobada en España en 2021 estableció que los municipios de más de 50.000 habitantes (y aquellos con más de 20.000 habitantes si superan los valores límites definidos para las partículas contaminantes), así como los territorios insulares, deben adoptar planes de movilidad para la creación de zonas de bajas emisiones (ZBE). Con medidas claras que permitan reducir las emisiones, al tiempo que contribuyen a mitigar el cambio climático y que esto debe ser acometido antes de 2023.

Las ZBE fundamentalmente limitan el acceso de los vehículos más contaminantes a determinadas zonas que se definan dentro de los municipios correspondientes, buscando reducir la contaminación del aire y la congestión del tráfico, consiguiendo además reducir los niveles de ruido y mejorando la seguridad vial en estas zonas. Las reglas del juego parecen estar claras, como también lo está el convencimiento de los líderes y responsables políticos de que la salud de los ciudadanos es una prioridad.

En este sentido, los municipios y ciudades afectados llevan trabajando intensamente en esta materia desde hace ya varios meses para acometer todos los proyectos necesarios que permitan materializar el despliegue de estas zonas limpias, contando con el respaldo del Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), que ha articulado múltiples actuaciones para desplegar ZBEs, al tiempo que el Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) avanza en el decreto para regular las características de estas áreas.

Interesantes iniciativas se han puesto en marcha por parte de los principales agentes que han de contribuir al despliegue y gestión de estas zonas limpias en las urbes, como la Red de Ciudades por una Movilidad con Bajas Emisiones (iniciativa del Foro de Movilidad Inteligente). Se trata de un foro compuesto por entidades locales, asociaciones, empresas y, otros colectivos que tiene por objeto identificar y promover soluciones y estrategias que reduzcan las emisiones generadas por la movilidad y su afección a los ciudadanos.

Ante la cercanía de la fecha límite para el establecimiento de las ZBEs, se necesita una norma específica que desarrolle el mandato genérico del despliegue de estas zonas, y que aporte seguridad jurídica a los usuarios, empresas y ciudadanos en general. Hace algunas semanas, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) anuló la ordenanza elaborada por el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) haciendo valoraciones de naturaleza socioeconómica y ponderando los impactos de la ZBE sobre sectores afectados por las restricciones o sobre medidas alternativas que pueden paliar los efectos de la limitación del tráfico, entre otros elementos.

El objetivo final detrás de todas las actuaciones puestas en marcha es impedir el acceso de los grandes contaminantes a las ZBE, al tiempo que se produce una renovación del parque móvil y conseguir asegurar la internalización del impacto y las externalidades generadas por el uso de vehículos privados con la tarificación de su acceso a las zonas restringidas.

En estos momentos estamos asistiendo ya a la publicación de una cascada de licitaciones públicas de las actuaciones previstas para la implantación de las zonas limpias y otras medidas para una movilidad sostenible en las ciudades, que harán uso en primera convocatoria de 1.000 de los 1.500 millones de euros de fondos europeos (Next Generation EU) previstos para subvencionar este tipo de medidas.

Muchas son las tecnologías posibles sobre las que construir este tipo de sistemas, aunque la solicitud de sistemas basados en cámaras y reconocimiento de matrículas parece implantarse por abrumadora mayoría.

Hay ciudades que llevan utilizando esquemas de control de acceso desde hace tiempo, como Londres u Oslo. Algunas como Bruselas, ha decidido ir un paso más allá a la hora de proponer esquemas como SmartMove. Se trata de un proyecto pionero que utiliza GNSS (o Global Navigation Satelite System, por sus siglas en inglés), en respuesta a los atascos de la capital europea, y como dispositivo de soporte, el teléfono móvil para explotar el uso de esta tecnología y los diferentes sensores disponibles en el mismo. Este proyecto, además, pone en el centro al ciudadano, que no necesita adquirir costosos dispositivos o ser simplemente monitorizado por cámaras, sino que puede acceder a múltiples servicios de movilidad en la palma de su mano.

Tecnologías punteras como el GNSS han demostrado ser clave en el despliegue de múltiples soluciones de movilidad. El GNSS es una tecnología ampliamente conocida por su utilización en dispositivos que forman parte de nuestro día a día para labores de posicionamiento y navegación. Sin embargo, poco se ha oído respecto al rol fundamental que puede desempeñar a la hora de realizar despliegues de Zonas de Bajas Emisiones, peajes urbanos y modernos servicios de movilidad como tecnología central, apoyándose además en plataformas que son clave para la transformación digital de nuestras ciudades y entorno, como son los teléfonos inteligentes.

Son muchos los beneficios que se asocian al uso del GNSS, entre los que podemos mencionar su flexibilidad, que permite una gran adaptación a diferentes configuraciones o esquemas de las zonas gestionadas, aplicando criterios modificables o una combinación de los mismos (cómputos de distancias recorridas, detección de presencia en zonas o ‘geo-objects’, esquemas basados en el tiempo que transcurre dentro de una zona controlada etc.), sin necesidad de realizar modificaciones en la infraestructura complementaria.

Merece la pena detenerse en la importancia que puede tener el cálculo de las distancias recorridas en las zonas restringidas; podríamos asistir a mayores tasas de contaminación por parte de vehículos teóricamente menos contaminantes, pero que a lo largo del año recorren muchos más kilómetros dentro de las ZBE, con relación a aquellos vehículos clasificados como más contaminantes que pudieran estar moviéndose sólo esporádicamente a lo largo del año en dichas zonas. Es por ello que es posible proponer estrategias más justas y acordes a la utilización real del vehículo para el acceso a las áreas restringidas, haciendo uso de la distancia recorrida por el vehículo a lo largo de un periodo frente a un sistema discreto exclusivamente basado en el tipo de vehículo.

Otras bondades del GNSS incluyen la fácil escalabilidad de los sistemas, que permite ampliar las zonas y cordones o ajustarlas conforme a necesidades. Asimismo, el hecho de poder hacer un despliegue sobre teléfono móvil permite implantar la solución en un volumen de usuarios muy elevado en tiempos muy reducidos.

El GNSS nos lleva asimismo a una optimización de costes, ya que aunque se necesita infraestructura para llevar a cabo tareas de control o enforcement, se trata de una alternativa mucho menos intensiva en infraestructura que cualquier otra, lo que permite optimizar los costes por transacción, al implicar menores presupuestos de despliegue y mantenimiento.

Finalmente, se trata de una tecnología que soportada por una herramienta tan popular como es un teléfono inteligente, da acceso al ciudadano a una enorme variedad de servicios de valor añadido sinérgicos con el control de las Zonas de Bajas Emisiones, no sólo a nivel informativo, sino para poder resolver necesidades reales de los ciudadanos que se desplazan en entornos urbanos.

El GNSS es una tecnología madura, fiable y de excelentes prestaciones que ya se ha probado con éxito en esquemas conceptualmente muy similares, como pueden ser los casos de tarificación por el uso de la infraestructura en esquemas nacionales (casos como el de Toll Collect en Alemania, Skytoll en Eslovaquia o Viapass en Bélgica) y está presente en todos los teléfonos inteligentes.

Pudiera suceder que no se llegara a amortizar la inversión generalizada en infraestructura necesaria para algunos de estos servicios de movilidad en su planteamiento actual, ya que en muy pocos años éstos estarán disponibles a bordo del propio vehículo, gracias a la conectividad inherente al mismo. Somos conscientes de que los vehículos se están electrificando, automatizando y son vehículos conectados. El teléfono móvil es una plataforma perfecta para poder realizar una transición hacia lo que veremos a bordo de los vehículos que circulen por nuestras calles muy pronto.

Un smartphone da acceso a un conjunto de servicios para los ciudadanos (no sólo funcionalidades para informar o gestionar las ZBEs), que facilitan su libertad de movimientos y permiten una movilidad sin fisuras apoyándose en lo que es absolutamente digital.

Tenemos ante nosotros el reto de convertirnos en un país de gran densidad digital y la movilidad ha de ser uno de los vectores principales para conseguirlo. La situación actual debe ser vista como una oportunidad única, no solamente para contribuir a la sostenibilidad del transporte y la movilidad, con el objetivo de revertir la tendencia de cambio climático a la que estamos asistiendo, sino que se trata también de una excelente ocasión para situar a las ciudades y municipios españoles y a España como país a la cabeza de la innovación en materia de transporte y campeón en la digitalización de la movilidad de los ciudadanos y mercancías.

Debemos atrevernos a apostar por la innovación, a la vez que garantizamos la eficiencia económica de las opciones tecnológicas que se elijan, cuya fiabilidad ha de ser incuestionable. En este sentido, el GNSS es una tecnología que tiene mucho que aportar.

Por último, es importante resaltar el interés económico asociado al impulso de tecnologías como el GNSS y la digitalización en el transporte. Mientras que el mercado de dispositivos habilitados para GNSS (incluyendo los teléfonos inteligentes) ha ido madurando durante la última década, se espera que los ingresos generados por servicios que se construyen en torno al GNSS se disparen desde los 73.000 millones de euros en 2021 a 250.000 millones de euros en 2031, con una una tasa de crecimiento anual compuesta del 15%, siendo las aplicaciones de movilidad un claro impulsor de esta tecnología. La conducción automatizada, los sistemas inteligentes de gestión del tráfico, las aplicaciones inteligentes y la «Movilidad como servicio» confían en el GNSS para brindar una alta precisión y fiabilidad.

España puede y debe jugar un papel muy importante en la nueva movilidad, al contar con entidades de gran relevancia y experiencia demostrada en las tecnologías que serán claves para este futuro próximo y se trata de un reto que debemos aprovechar.