Alianza para la transformación
Carlos Temprano, director regional de Buildings & Places en AECOM España
31/08/2021Como ciudadanos sabemos que debemos hacer un uso consciente, eficiente y sostenible (económica y socialmente) de los recursos que existen en las ciudades. El futuro de nuestras ciudades está fuertemente relacionado con nuestra capacidad para encontrar un modelo de crecimiento sostenible para nuestras comunidades. Un modelo abierto, que invite a los ciudadanos a participar y en el que nos podamos sentir partícipes de nuestra sociedad. Un modelo flexible e híbrido de ocupación del territorio que inspire confianza y no penalice las opciones de futuras generaciones. Un modelo centrado en las relaciones humanas. Esta es la mayor fortaleza de las ciudades, lo que ha permitido a la sociedad desarrollarse y lo que le permitirá sobrevivir.
Carlos Temprano, director regional de Buildings & Places en AECOM España.
Estamos en un momento en el que nos encontramos con más incertidumbres que nunca. Estamos al mismo tiempo desarrollando herramientas muy complejas que nos ayudan a manejar estas incertidumbres; pero de manera paradójica, cuanto más entendemos, más conscientes somos de todo aquello que ignoramos, debido sobre todo a la gran cantidad de capas de información que procesamos y que sucesivamente derivan en un rango cada vez mayor de variables.
Podríamos construir un gemelo digital de la tierra. Con la cantidad de información disponible, y gracias a la Inteligencia Artificial, podríamos hacer predicciones bastante certeras sobre cuándo alcanzaríamos condiciones en las que la habitabilidad en nuestro planeta dejaría de ser compatible con la vida humana. Pero, aun así, estamos hablando de probabilidades y predicciones más que de certezas. Las probabilidades de una pandemia global estaban ahí, pero nadie podía prever la crisis que estamos viviendo en estos dos últimos años.
Nuestro futuro dependerá de nuestra capacidad de reorganizar la forma en la que ocupamos el territorio, la forma en la que nos reunimos para formar comunidades, la forma en la que consumimos y gestionamos nuestros residuos. Vivimos en un contexto de transformación urgente lleno de desafíos, donde más que nunca se hace necesario el compromiso entre los entes privados y públicos para asegurar el desarrollo de nuestras ciudades hacia un entorno más inclusivo, resiliente y que -al mismo tiempo- nos permita prosperar.
La oportunidad radica en plantear un enfoque integral al problema en el que, mediante la reconfiguración de la topografía, el uso de la energía, la gestión de residuos, la densidad de población y la movilidad, trabajemos para crear comunidades más sostenibles, interconectadas y flexibles. El uso de nuevas tecnologías, incluyendo Internet de las Cosas (IoT), el 5G, y el aprovechamiento de la inteligencia artificial para el procesamiento e interpretación de datos, afecta ya directamente a la forma en que administramos nuestras vidas, por lo que debemos aprovecharlas al máximo.
A través de nuevas políticas y directivas, los gobiernos pueden facilitar y estimular que las inversiones se realicen en las direcciones adecuadas. Ahora, además, surge una gran oportunidad con los fondos NEXT para comenzar a transformar nuestras ciudades en estos espacios híbridos e integradores que nos invitan a transformar y cambiar nuestra forma de vida hacia un enfoque más sostenible, donde el ciudadano es el centro de una comunidad en la que se promociona el bienestar social y la salud individual. A través de la digitalización se pueden organizar sistemas que aseguren una mayor participación ciudadana en la generación de la ciudad mediante la construcción de un ecosistema abierto que permita la creatividad y nos inspire a todos de manera equitativa a participar por el beneficio de la comunidad.
Compromisos SMART
El autor aboga por diseñar ciudades policéntricas, en las que “se integre la naturaleza con la construcción, donde se dé prioridad al peatón y a sistemas de movilidad sostenible”. Foto: Tapio Haaja. Unsplash.
A día de hoy somos más conscientes que nunca del impacto que tiene la sostenibilidad. Pequeños gestos como reciclar nuestros residuos y utilizar energías renovables se replican de forma cada vez más natural en nuestros entornos urbanos. Además, a día de hoy, somos capaces de medir el impacto de forma real: mediante una red de sensores en la ciudad se recolectan gran cantidad de datos que, una vez analizados, permiten tomar decisiones basadas en predicciones y patrones de comportamiento, lo que debería ayudarnos a ser capaces de tomar decisiones estratégicas de una forma eficiente. Aplicando este concepto a otros ámbitos del desarrollo de la ciudad, como las dimensiones del espacio físico y sus ciudadanos, podemos obtener este gemelo digital de nuestra ciudad, del que sin duda podremos aprovechar muchos datos.
Con un creciente número de desastres naturales y de problemas a escala global, estas “ciudades digitales” nos proporcionan datos clave para definir las estrategias que nos permitirán adelantarnos a estos fenómenos, a buscar soluciones para reestablecer el equilibrio, y a definir el camino para mejorar los resultados en el futuro. No se trata solo de construir “gemelos digitales” de las ciudades, sino de adelantarse al futuro y tener claro, desde el principio, el propósito de esta gestión de datos. Necesitamos asegurar unas estrategias SMART que se centren en la sostenibilidad y resiliencia en un entorno de densidad creciente; una sostenibilidad centrada en el medio ambiente, pero también en la sostenibilidad económica y social para asegurar la continuidad de nuestras ciudades a largo plazo.
Digitalización sostenible
Si confiamos en la gestión de los datos para mejorar decisiones de planeamiento, inversiones en infraestructuras y operaciones, debemos ser conscientes de los beneficios que la digitalización proporciona a las diferentes comunidades a lo largo del mundo. Los resultados pueden ser muy diversos: desde la realineación eficiente de rutas de tránsito, basado en datos de redes sociales, hasta el uso de ubicación de servicios para el rastreo de contactos durante la pandemia de coronavirus. Si bien existen múltiples ejemplos, en muchos casos esta digitalización está funcionando de forma aislada o con interacción limitada entre los distintos escenarios. El siguiente paso es trabajar por la integración de los datos y su aplicación interconectada a diferentes casuísticas y, de este modo, tendremos el potencial de encontrar soluciones globalizadas que den respuesta a diversos escenarios.
El resultado final será una ciudad consciente que actualiza continuamente los resultados mediante la interacción de la tecnología y los datos de los que se alimenta, que provienen de las personas, los proveedores y los usuarios, además de todos aquellos procesos que implementemos para administrar este ámbito complejo e interconectado: una comunidad dentro de un entorno construido y un ecosistema natural.
Circular cities
En el pasado hemos construido nuestras ciudades siguiendo criterios poco sostenibles y hemos construido espacios para satisfacer nuestras necesidades con una gran habilidad, pero esta habilidad parece ser a veces inversamente proporcional a nuestra capacidad para adaptar esos espacios a otras nuevas necesidades y continuar utilizándolos de forma diferente. Una dinámica que debe cambiar y que, sin duda, cambiará.
Las ciudades del mañana serán circulares, en las que la reutilización y el reaprovechamiento de los espacios y los entornos urbanos se hará de forma natural y conceptos que aplicamos a la economía circular tendrán plena validez:
REpensar, REprogramar, REducir, REutilizar, REparar, REciclar
Pensemos el desarrollo urbano de la misma forma. REciclemos nuestro ‘Real Estate’ o nuestros espacios públicos y entornos. Uno de los grandes retos del sector es ser consciente de la temporalidad de los espacios que se construyen y, a la vez, asegurar la calidad funcional y espacial de los espacios públicos o edificios. Poco a poco las metodologías de construcción se van adaptando y orientando hacia sistemas modulares y diseños flexibles. Si desde una fase inicial tenemos en cuenta cómo reprogramar edificios existentes, seremos capaces de darles nuevos usos y generar nuevos espacios que podrán también ser reciclados en el futuro. Se trata de reciclar no sólo los materiales de construcción, sino también nuestros espacios y edificios.
Se le atribuye a Terry Swearingen la siguiente frase: “Vivimos en este planeta como si tuviéramos otro al que ir”. Aboguemos por lo contrario. Trabajemos para que las ciudades del mañana sean circulares. Ciudades flexibles a distinta escala y con sistemas preparados para el futuro. Ciudades con movilidad y tecnología inteligente. Ciudades con una gestión eficaz del agua, la energía y los residuos. Ciudades que permitan múltiples posibilidades de interacción de sus habitantes. Ciudades policéntricas, donde se integre la naturaleza con la construcción, donde se dé prioridad al peatón y a sistemas de movilidad sostenible, como el concepto de la ciudad de 15 minutos, y donde conectemos los límites indefinidos entre las actividades que realizamos en nuestro día a día. Ciudades que permitan edificios híbridos, que a su vez necesitarán de espacios híbridos para aprender y mejorar el entorno de la ciudad en la que vivimos.
“Necesitamos asegurar unas estrategias SMART que se centren en la sostenibilidad y resiliencia en un entorno de densidad creciente”, afirma el director regional de Buildings & Places en AECOM España. Foto: Daryan Shamkhali. Unsplash.
Legados sostenibles
Como decía Jacques Yves Cousteau: “Agua y aire, los dos fluidos esenciales en los que depende nuestra vida, se han convertido en contenedores globales de basura”. Sin embargo, tenemos el poder del cambio en nuestras manos. No dejemos de aprender y devolver a nuestras comunidades, pensando a largo plazo siempre que sea posible, fomentando cambios que ayudarán a cambiar la mentalidad y la forma de vida hacia un entorno más sostenible.
El mundo ha cambiado, y también nosotros, como planificadores y diseñadores. Entendemos tanto la urgencia de los desafíos a los que se enfrenta nuestra sociedad como nuestra responsabilidad para responder de forma que nuestras acciones tengan impacto y resistan el paso del tiempo. Trabajamos con las comunidades a las que servimos para mejorar las vidas, para crear legados sostenibles para las generaciones futuras. Lideramos el cambio hacia un futuro más sostenible y equitativo, asociándonos con aquellos que quieren marcar una diferencia positiva en el mundo, mediante una estrategia que considere objetivos ambientales, sociales y de buen gobierno que realmente ofrezcan un impacto positivo en nuestras comunidades y en nuestro planeta.