Laurent Pellois, Hexagon Safety & Infrastructure Area Manager
La idea de ‘smart city’, o ciudad inteligente, hace referencia al uso de lo digital y de los distintos avances tecnológicos como herramientas que permitan imaginar una ciudad más eficiente y sostenible.
Hablamos de tecnologías que son capaces tanto de recoger como de almacenar cantidades ingentes de datos de todos los tipos, de forma inmediata y precisa. Ciertamente, estamos ya acostumbrados a obtener estadísticas actualizadas de la calidad del aire de nuestra ciudad, del estado de los transportes públicos o del tráfico en carreteras, pero, ¿estamos sacando todo el rendimiento a las posibilidades que ofrecen los medios disponibles actualmente? ¿Realmente nuestras ciudades son inteligentes?
La contaminación, el cambio climático, la integración de la población inmigrante, la gestión eficiente de toda clase de servicios públicos de la ciudad y, muy importante, la gestión de emergencias son algunos de los principales retos globales ante los que se enfrentan las ‘smart cities’.
Por ejemplo, en septiembre de 2014, en Montpellier (Francia) se produjeron graves inundaciones que amenazaban con colapsar por completo el funcionamiento de la ciudad. La implementación entonces de un sistema efectivo de comunicación hizo posible tanto el contacto directo entre el personal de rescate y el cuerpo de bomberos, como la gestión rápida y personalizada de más de 13.000 llamadas de vecinos necesitados de ayuda.
La extensión y la creciente complejidad de las redes comunicativas de las ciudades van de la mano de la recopilación constante y actualizada de datos que son además convertidos en información, es decir, en datos organizados y comprensibles que permiten tomar decisiones lo más adecuadas posible. En este sentido, las ‘smart cities’ se caracterizarían por la colaboración entre los más diversos actores urbanos, así como por la disponibilidad continua de información extraída de esos grandes volúmenes de datos.
Es comprensible, entonces, que muchos hayan señalado el gran potencial de la ‘smart city’ en el ámbito de la seguridad y la defensa. En un contexto marcado por la alerta terrorista casi permanente, se antoja clave contar con un centro de comunicaciones que permita coordinar a los distintos cuerpos de seguridad, agencias de inteligencia y responsables políticos, y al mismo tiempo sea capaz de proporcionar una respuesta eficaz e información fiable a los ciudadanos en momentos tan delicados e inciertos. Por ello, vemos que los proyectos de ‘smart cities’ tienen un componente cada vez más importante de ‘safe cities’ (ciudades seguras), incluyendo entre otras características la gestión de emergencias, la gestión de incidencias urbanas y la resiliencia.
Toma de decisiones más eficaz
Más allá de la gestión de situaciones de emergencia o de los mismos servicios urbanos, las ‘smart cities’ se plantean como ciudades cuyos gobiernos toman decisiones más eficaces y coherentes con sus correspondientes realidades. Es decir, la posibilidad de contar con información sólida y precisa sobre distintos aspectos de la vida cotidiana de las personas de una gran ciudad va a permitir que sus responsables políticos actúen de forma localizada y personalizada, atendiendo a las necesidades concretas de cada barrio y comprendiendo mejor los problemas de sus ciudadanos.
El ‘empowerment’ (el empoderamiento de todos los actores de una ciudad de la mano de la tecnología, sean estos el ayuntamiento, sus empresas o, por supuesto, sus ciudadanos) es una de las principales vías para alcanzar estos retos y lograr ciudades verdaderamente inteligentes. Proporcionar a todos los egentes citados las herramientas y recursos necesarios para involucrarse en la gestión de su propia ciudad es vital para su consecución.
Nueva York, Londres, París, San Francisco y Boston encabezan actualmente la lista de las ciudades más inteligentes del mundo. A nivel nacional, tres ciudades españolas se encuentran en los 50 primeros puestos: Barcelona, Madrid y Valencia.
Las ‘smart cities’ son, por tanto, y sin duda alguna, un futuro cada vez más presente y aquellas ciudades que sepan ver y actuar en consecuencia ante esta realidad serán las que marquen el camino.