Reciclado de los residuos de pilas, baterías y acumuladores
Las pilas, baterías y acumuladores son productos que nos permiten la obtención de energía eléctrica por transformación de la energía química y facilitan muchas de nuestras actividades cotidianas y nos aportan una importante movilidad e independencia. Las empleamos para escuchar la radio, saber la hora, hacer fotografías, hablar por teléfono y jugar con nuestros hijos. Para poder realizar su función, las pilas, las baterías y los acumuladores contienen algunos metales pesados como el mercurio, el cadmio o el plomo, que son potencialmente peligrosos para la salud y el medio ambiente. Durante el ejercicio 2015 los productores incorporados a los diferentes sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor de pilas y acumuladores, declararon poner en el mercado 12.656.314 kilogramos, más de un diecisiete por ciento más que en el ejercicio precedente. Por ello, es necesario realizar una correcta gestión medioambiental de esos productos al final de su vida útil.
Los primeros ocho años de gestión de residuos de pilas y acumuladores en nuestro país han supuesto un reto para los actuales sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor, ya que el entorno económico adverso ha obligado a realizar un esfuerzo de eficacia y eficiencia en la gestión de los recursos económicos de los que han dispuesto aquellos para cumplir con el mandato de la correcta gestión de los residuos de pilas, baterías y acumuladores y, pese a la caída de las ventas y del consumo de estos productos durante el inicio de la crisis económica, se han mantenido e incrementado año a año las cantidades de residuos de pilas, baterías y acumuladores gestionadas correctamente.
Rafael Serrano Pastor, director de Relaciones Institucionales, Marketing y Comunicación de la Fundación Ecolec.
La gestión de estos productos al final de su vida útil, debido a sus características y creciente uso, como hemos comentado, se rigen por normativa europea, la Directiva 2006/66/CE, la cual ha sido traspuesta al derecho nacional mediante el Real Decreto 106/2008, de 1 de febrero, sobre pilas y acumuladores y la gestión ambiental de sus residuos, el cual ha sido modificado por los reales decretos 943/2010, de 23 de julio, y 710/2015, de 24 de julio. La normativa incorpora los principios de “quien contamina, paga” y de responsabilidad ampliada del productor. Así, los fabricantes e importadores que ponen por primera vez estos productos en el mercado están obligados a gestionar la misma cantidad, en peso y tipo de producto, de las pilas, baterías y acumuladores puestas en el mercado y, a correr con los gastos de financiación de dicha gestión.
Por la citada normativa están afectadas todo tipo de pilas, baterías y acumuladores: pilas botón, pilas estándar, acumuladores portátiles, de automoción, industriales. Solo quedan excluidos aquellos productos concebidos para fines militares o para ser enviados al espacio. Estos residuos son gestionados principalmente a través de sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (anteriormente denominados sistemas integrados de gestión) en los que se integran los productores (fabricantes e importadores) de las pilas, baterías y acumuladores, y que son los encargados de financiar la correcta gestión de dichos productos al final de su vida útil. Los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor, con la financiación de los productores incorporados, desarrollan, gestionan y administran los sistemas de recogida separada de estos residuos para su posterior transporte y reciclado, y valorización en instalaciones debidamente autorizadas por las administraciones públicas.
La gestión de estos productos al final de su vida útil, debido a sus características y creciente uso, se rigen por normativa europea, la Directiva 2006/66/CE.
En el ámbito de los residuos, una vez generados, nos debe guiar la recogida separada de pilas, baterías y acumuladores a fin de facilitar y posibilitar una correcta gestión medioambiental mediante el reciclaje de los diferentes materiales y componentes de los citados productos y tratar adecuadamente aquellas sustancias peligrosas que se contienen en ellas. Todo ello, además de prevenir y evitar la contaminación medioambiental (reducción de las cantidades aportadas a depósitos controlados y vertederos) y preservar la salud humana (los metales pesados incluidos en estos productos son “bioacumulativos” y pasan de un organismo a otro a través de la cadena alimentaria) nos permite un ahorro de energía y consumo de materias primas al poder aprovechar aquellos materiales que se encuentran en pilas, baterías y acumuladores usados.
Para realizar una correcta gestión medioambiental de las pilas, baterías y acumuladores usados es necesario realizar una correcta separación en origen y emplear los canales habilitados para la recogida selectiva: puntos limpios fijos y móviles, redes de recogida urbana, tanto en establecimientos comerciales como en mobiliario urbano. Los fabricantes e importadores, en cumplimiento del principio de responsabilidad ampliada del productor, se han de encargar de realizar y financiar tanto la recogida selectiva de estos residuos como su posterior reciclado y tratamiento. Las labores de gestión medioambiental los fabricantes las llevan a cabo a través de los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor. Actualmente operan en el mercado español cuatro sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor: Ecopilas, ERP, Unibat y Ecolec. Estos sistemas se coordinan a través de OfiPilas, una oficina de coordinación con la finalidad de establecer procesos de asignación eficaces y eficientes de las recogidas de residuos de pilas y acumuladores usados procedentes de las instalaciones municipales de recogida selectiva de residuos con acuerdos y convenios con los citados sistemas.
Los fabricantes e importadores, en cumplimiento del principio de responsabilidad ampliada del productor, se han de encargar de realizar y financiar tanto la recogida selectiva de estos residuos como su posterior reciclado y tratamiento.
El tratamiento y reciclaje de los diferentes tipos de pilas, baterías y acumuladores combina procesos mecánicos de trituración en ambientes controlados y de lavado para separar los metales férricos y no férricos, plástico, papel, procesos de destilación en el caso de las pilas botón, etc. Los materiales valorizables obtenidos en el proceso de reciclaje son metales férricos, no férricos y plásticos. Los metales pesados se aprovechan para la producción de productos que necesitan de aquellos.
Nuestra actual normativa general de residuos establece que antes de 2020 la cantidad de residuos domésticos y comerciales destinados a la preparación para la reutilización y el reciclado de diferentes fracciones (papel, metales, vidrio, plástico) deberán alcanzar, en conjunto, como mínimo el 50% en peso. El RD 106/2008 establece la prohibición de comercialización de pilas que contengan metales pesados 0,0005% de mercurio (2% en las pilas botón) y 0,002% de cadmio. Durante 2015 los datos de recogida separada de residuos de pilas y acumuladores son positivos: los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor que actúan en el ámbito de OfiPilas han gestionado más de cuatro millones de kilogramos de residuos de pilas y acumuladores portátiles, es decir, un 36,73% de las pilas y acumuladores portátiles puestos en el mercado por los productores incorporados a los citados sistemas colectivos, más de once puntos por encima del objetivo mínimo.
Estos buenos resultados son el fruto, principalmente, de la colaboración que desde hace años los actuales sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor vienen teniendo, entre otros agentes, con los distribuidores de pilas, baterías y acumuladores, obligados a recepcionar temporalmente en los puntos de venta dichos productos al final de su vida útil y siendo atendida esta obligación por los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada mediante el posicionamiento de contenedores para el depósito de los RAEE por parte de los consumidores y usuarios.
Nuestra actual normativa general de residuos establece que antes de 2020 la cantidad de residuos domésticos y comerciales destinados a la preparación para la reutilización y el reciclado de diferentes fracciones (papel, metales, vidrio, plástico) deberán alcanzar, en conjunto, como mínimo el 50% en peso.
Pese a los buenos resultados alcanzados durante 2015 por el conjunto de sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor, se debe seguir mejorando el comportamiento ambiental de todos los agentes que intervienen en el ciclo de vida de las pilas, baterías y acumuladores, pues no olvidemos que a partir del 31 de diciembre de 2015, según la modificación del Real Decreto 710/2015 de 24 de julio, por el que se modifica el Real Decreto 106/2008, se deberá alcanzar un índice mínimo de recogida del 45% para los residuos de pilas y acumuladores portátiles y a partir del 31 de diciembre de 2020, el 50%. Ir sentando entre todos los agentes (productores, consumidores, distribuidores, gestores de residuos y administraciones públicas) de forma conjunta y coordinada unas bases sólidas que permitan alcanzar los ambiciosos objetivos fijados demostrará el compromiso de todos con el respeto y el cuidado del medio ambiente, y es el gran reto que tenemos por delante.
Para todo ello, a nuestro juicio, es necesario continuar con las acciones de comunicación, concienciación y divulgación que se vienen coordinando entre administraciones públicas y sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor en el ámbito de los convenios marco de colaboración vigentes. De esta manera podemos lograr que seamos una sociedad eficiente en la gestión de los residuos de pilas, baterías y acumuladores y en el uso de los recursos que se derivan de su correcta gestión medioambiental. Se trata, ni más ni menos, de desechar un modelo de economía lineal basada en producir, consumir y tirar, y sustituirlo por un modelo de economía circular en la que se reincorporen al proceso productivo una y otra vez los materiales que contienen las pilas, baterías y acumuladores para la producción de nuevos productos o materias primas, jugando, en este nuevo modelo, el reciclaje y la valorización de estos residuos un papel crucial.