Entrevista a Carlos Martínez-Orgado, presidente de honor de la Fundación para la Economía Circular
La Fundación para la Economía Circular trabaja en mejorar la calidad de vida de las personas, optimizando el aprovechamiento de los recursos y potenciando el desarrollo sostenible de la sociedad. Entrevistamos a su presidente de honor, Carlos Martínez-Orgado, profesional con una larga y exitosa trayectoria en el ámbito de la sostenibilidad, para conocer su impresión de los pasos que se están dando en nuestra sociedad para pasar precisamente de una economía lineal a una economía circular.
En estos meses confluyen tres hechos clave para el sector en España: la publicación del Plan Marco de Residuos (PEMAR), la finalización de los trabajos de la ponencia de estudio sobre residuos desarrollada por el Senado y la aparición del nuevo paquete de economía circular que tiene que presentar la Comisión Europea. ¿Se puede decir que este 2015 va a marcar un antes y un después en la gestión de los residuos en España? ¿Estamos en la antesala de un nuevo escenario?
La presentación el próximo 2 de diciembre de un nuevo paquete de economía circular por parte de la Comisión Europea sí debería marcar un antes y un después en la gestión sostenible de los residuos en la Unión Europea. Análogamente el que el Senado haya estado casi un año estudiando todas las opciones de futuro y escuchando a varias decenas de comparecientes entre los actores más significativos del sector, es sin duda un hecho sin precedentes en España, más aún que, a pesar de lo que apretaba el calendario, se haya conseguido aprobar sus conclusiones en el Pleno del pasado 13 de octubre. Quizá lo que significa una menor ruptura con el pasado es la próxima aprobación del PEMAR que, si bien va en la buena dirección, marca una línea de continuidad evidente con el pasado.
¿En qué medida pueden contribuir estos tres acontecimientos en el paso de una economía lineal a la economía circular que desde su Fundación fomentan?
El nuevo paquete de economía circular marcará la hoja de ruta para esta transición. La ponencia de estudio del Senado tiene una relevancia política muy significativa pues todo este proceso va a requerir de una inequívoca voluntad política. El PEMAR es un pequeño paso en este tránsito pero adolece de instrumentos para cumplir sus objetivos. Por ejemplo, no es lo mismo decir “redúzcase el uso de los vertederos” que publicar una norma que, con sus plazos correspondientes, fije un marco de obligación y prohibición para el vertido. Lo primero se ha hecho, lo segundo no.
Si no estoy mal informado, Ud. fue la primera persona que participó en la ponencia de estudio sobre residuos que está realizando el Senado. ¿Cuáles fueron los principales mensajes que transmitió a nuestros senadores? ¿Apreció en ellos una clara voluntad de cambio en las políticas de gestión de residuos?
Efectivamente, fui el primer compareciente y tuve el privilegio de explicar durante más de tres horas todo el dibujo de lo que debería ser la futura gestión sostenible de los residuos en España. Empezando por enmarcar las nuevas políticas dentro de la economía circular, pasé revista a toda una seria de acciones en favor de la prevención, el reciclado y la valorización de residuos. La necesidad de ir progresivamente hacia un vertido cero de residuos reciclables y valorizables. La necesidad de universalizar una tasa que financie la recogida y la gestión de los residuos completa y transparente que incluya el concepto de pago por generación, el canon disuasorio para el vertido, otros instrumentos económicos. La necesidad de avanzar en la reparación y la reutilización de aparatos y enseres y, finalmente, instalando una nueva generación de puntos limpios que sean realmente eficientes en favor del reciclaje y la recuperación.
A su juicio, ¿qué va a suponer la entrada en vigor del PEMAR? ¿Cree (por lo que se sabe de este Plan) que se está trabajando de la forma correcta en su redacción?
Yo creo que la aparición del PEMAR va a redefinir un poco las reglas del juego pero, en mi opinión, todos los objetivos son muy difusos y su cumplimiento es prácticamente de carácter orientativo. Creo que hace falta coger el toro por los cuernos y legislar para que estas orientaciones se conviertan en obligaciones. Ha sido una pena que en una legislatura con una mayoría absoluta indiscutible no se haya aprovechado la ocasión para, con el mayor consenso posible, reformar con precisión toda la legislación sobre residuos.
¿De qué situación partimos en la gestión de residuos en España y cuáles serían los objetivos deseables para los próximos años?
La realidad española se enmarca dentro de lo que es normal en el ámbito de la Unión Europea. Sin embargo, yo creo que con las exigencias normativas actuales estamos próximos a tocar techo y hace falta fijar normas y plazos precisos para el cumplimiento de objetivos que sean ineludibles y que configuren una auténtica hoja de ruta española para poder dar el salto de calidad que nos está haciendo falta.
¿Qué actores pueden suponer las principales barreras para la consecución de estos objetivos: los ciudadanos, las empresas, la Administración, los SIG’s…? ¿Es factible la confluencia de intereses entre todos estos agentes?
Yo creo que ninguno de estos actores supone una barrera. Todos son actores necesarios e imprescindibles. Lo que hace falta es tener la capacidad y la voluntad política de ponerlos a todos a tocar a la vez la misma sinfonía.
Entiendo que el objetivo final de todas estas políticas debe ser el ‘vertido cero’. De hecho, se plantea lograr para 2030 un 70% de reciclado y un 30% de valorización energética. ¿Qué medidas habría que acometer para lograrlo?
Yo diría que el vertido cero no es el objetivo final, sino la consecuencia final. Probablemente legislar sobre este aspecto es el nudo gordiano del asunto. Todos los países en donde existe una prohibición de vertido de residuos reciclables y valorizables han conseguido dar este paso de calidad. Hay instrumentos coadyuvantes muy importantes para hacer este camino, como puede ser en primer lugar aplicar con exactitud las exigencias que existen de formulación de los precios de vertido, tradicionalmente ignorados en España, la subsiguiente aplicación de un canon disuasorio para su uso, las limitaciones de contenido en carbono orgánico de lo que se pueda verter, hasta llegar a la prohibición final de la que estamos hablando.
Desde el Senado se apuesta por abordar de una manera “seria” la fiscalidad de los residuos. ¿Considera que subir las tasas a los vertidos es la mejor fórmula disuasoria?
Como señalaba anteriormente, considero que todo ello es una condición necesaria, pero no suficiente.
También se señala desde el Senado que hay que avanzar en la recogida separada, premiar a los productores que usen material reciclado y potenciar las estrategias de valorización energética (reduciendo con ello la dependencia energética de España). ¿Qué opinión tiene de todos estos planteamientos?
Todos estos planteamientos son cuestiones absolutamente habituales en todos los países que van marcando el camino para la fijación de objetivos en el ámbito de la Unión Europea. En definitiva, son ineludibles. Lo único que falta es plasmarlos en normas de obligado cumplimento de manera inteligente.
¿Aprecia en la industria un mayor compromiso por el ecodiseño, por el alargamiento de la vida útil de los productos y por lograr una mayor tasa de reciclaje?
La respuesta es depende. Si la pregunta es si es mejor que hace diez años, la respuesta es casi siempre que sí. Si la pregunta es si es suficiente, la respuesta es claramente que no. El gran peligro es que las trampas semánticas que nos hacemos sirvan para engañarnos. La realidad es una cosa más fea y la propaganda siempre es más bonita, pero normalmente irreal.
¿Y en los ciudadanos? ¿Hay en España mayor mentalidad recicladora? ¿Es un tema generacional?
Yo creo que la respuesta es similar. Si la pregunta es si esta concienciación es mejor que hace años, la respuesta es sí. Si la pregunta es si existe una gran concienciación, la respuesta es no. En parte es una cuestión generacional, pero sólo en parte. Aquí también hay un problema con la perversión del lenguaje. Ningún ciudadano recicla. Los ciudadanos separamos los residuos. Detrás aparece un largo y caro proceso que culmina con el reciclado de estos residuos. Sin embargo, esta realidad se oculta a los ciudadanos lo que les hace ignorar la complejidad del proceso y las necesidades de colaboración que hay para que el sistema funcione.
Teniendo en cuenta que las competencias de residuos corresponden a ayuntamientos y CC AA, ¿puede homogeneizar el PEMAR las diferentes políticas medioambientales que se están implementando actualmente?
El PEMAR debería integrar todo lo que hay e identificar claramente el camino, pero la voluntad política no puede terminar en fijar con mayor o menor fortuna una serie de orientaciones, sino que debería establecer los plazos y los instrumentos técnicos, económicos y sociales necesarios para conseguirlos.
Además de las normativas, está su posterior cumplimento. Ud. señalaba recientemente que las nuevas leyes deben ir orientadas a “que no sea posible que los Estados digan que hacen lo que realmente no hacen”. Esto extrapolado al ámbito industrial, aunque muy relacionado con el sector medioambiental, es lo que está pasando con Volkswagen, ¿no? ¿Considera que en toda Europa ya hay una mayor concienciación de la necesidad de preservar el medio ambiente?
Son tres preguntas muy diferentes. Empezando por el final, sí hay mayor conciencia aunque no suficiente. El asunto de Volkswagen también es más complejo de lo que parece y sin que sirva para exculpar ninguna actividad inaceptable, no debemos perder de vista que todo el problema surge en los Estados Unidos con el objetivo de poner una traba ambiental a un problema industrial, ya que ellos no saben hacer coches pequeños que consumen poco y corren mucho.
Por último, como resumen y aprovechando el lanzamiento de esta nueva revista de medio ambiente del Grupo Interempresas. ¿Qué futuro le espera a este sector? ¿Cómo se imagina España en 2030 en materia de gestión de residuos?
Yo creo que poco a poco se va generando en España una actividad económica en torno al reciclado y valorización de los residuos aunque a una velocidad más lenta de la esperada. Llevamos 25 años oyendo que en este sector está el futuro aunque ahora parece que esta vez va a ser la buena.
La FEC es un generador constante de soluciones sobre sostenibilidad (ambiental, económica, social y cultural) que trabaja eficazmente gracias a su independencia operativa y a su vocación innovadora. Esta particular posición convierte a la Fundación en un interlocutor capaz entre administraciones, empresas, entorno científico y sociedad, buscando constantemente espacios comunes de entendimiento.
La labor de la Fundación incide particularmente en la mejora de la calidad de vida de las personas, optimizando el aprovechamiento de los recursos y potenciando el desarrollo sostenible de la sociedad a partir del nuevo enfoque representado por la economía circular. Para ello emplea expertos multidisciplinares del máximo nivel y la tecnología más avanzada disponible, atendiendo siempre a sus señas de identidad de rigor técnico, científico, económico y ambiental; pluralismo, tolerancia, interlocución, reflexión e independencia.
