Getafe logra ahorrar hasta el 20% en combustible con un nuevo sistema para la recogida de RSU
Lyma, empresa municipal de limpieza y medio ambiente del Ayuntamiento de Getafe (Madrid) presentó durante la celebración de Greencities & Sostenibilidad, Foro de la Inteligencia Aplicada a la Sostenibilidad Urbana, celebrado en Málaga del 2 al 3 de octubre, los ahorros que ha obtenido en consumo de combustible y en emisiones de CO2, con la implantación de un innovador sistema que optimiza el uso de su flota de vehículos de recogida de Residuos Sólidos Urbanos (RSU).
La recogida y transporte de RSU en la localidad madrileña de Getafe tiene un coste anual aproximado de 4 millones de euros, de los que un 60% corresponden a gastos de personal y un 15% a aprovisionamiento, fundamentalmente combustible.
Ante este fuerte peso que el consumo de gasoil tiene sobre los costes del servicio, la empresa encargada de realizar esta labor, Lyma, tomó la decisión en 2010 de dar cursos de formación a sus empleados sobre conducción eficiente. Una vez terminados se apreció cómo en los días posteriores a la formación se lograron notables ahorros tanto en los tiempos como en el consumo de combustible. Pero estos ahorros fueron efímeros ya que los conductores fueron abandonando poco a poco estas buenas prácticas hasta el punto de llegar a olvidarlas.
Lyma se puso en la búsqueda de algún sistema que evitara que los conductores olvidaran o que no pusieran en práctica todo lo que habían aprendido en los cursos de conducción eficiente, y finalmente se decantaron por la solución ch:ip2ch:ip, capaz de avisar mediante alarmas sonoras al operario cuando sobrepasa los parámetros preestablecidos en aspectos como las revoluciones del motor, aceleraciones/frenazos bruscos, velocidad excesiva o un abuso de ralentí.
Estos límites, de hecho, vienen establecidos por los baremos marcados previamente por los fabricantes de los vehículos y que suponen la mejor guía para garantizar una conducción eficiente.
Tres fases de implantación
La implantación de este sistema se realizó en tres fases. La primera fue oculta para los propios conductores para ver cuál era verdaderamente su comportamiento en la labor diaria con los vehículos. De esta forma se pudo detectar, por ejemplo, cómo seguía siendo habitual dejar arrancados los camiones durante una hora antes de empezar la recogida con la intención de calentar el sistema, cuando las nuevas tecnologías hacen innecesario realizar esta operación durante tanto tiempo.
En la segunda fase se dio a un pequeño grupo de operarios un curso de conducción eficiente y se implementó en sus vehículos el nuevo sistema de optimización de consumo. Y los resultados no se hicieron esperar.
Tras su implantación durante 176 días, 43.000 km y 2.800 horas de trabajo, se lograron reducciones del 85% en exceso de velocidad, del 76% en exceso de revoluciones, del 80% en frenadas bruscas y del 78% en el abuso del ralentí. Con todo ello, frente al consumo medio de 66 litros/100 km de la fase uno, se pasó a 57 litros/100 km en la fase dos, o lo que es lo mismo un ahorro medio del 13,8%. En cinco meses la implantación del sistema se había amortizado completamente.
Estos ahorros se han mantenido prácticamente en los mismos niveles en la fase tres, con su implantación en 17 vehículos, aunque se han llegado a alcanzar picos de ahorros de combustible de hasta el 20% (justo al finalizar los cursos).
Con todo ello, en Lyma, frente a los 420.000 litros de gasoil consumidos en el periodo enero-agosto de 2013, en el mismo periodo de este año había necesitado 392.602 litros, habiendo evitado además la emisión de 146 toneladas de CO2 a la atmósfera.
A estas considerables ventajas, el sistema añade otras que tampoco conviene desdeñar, como la posibilidad que ofrece de estandarizar la conducción, el mejor uso que se hace del vehículo (menor necesidad de mantenimiento) y el cambio conceptual que ofrece, al poder pensar más en función del consumo (cómo pueden ser más eficientes las recogidas, incorporación de vehículos con chasis menos pesados, etc.).
Otro caso de éxito
Otra empresa que también ha incorporado este sistema es Arcgisa, Empresa Pública de Agua y Residuos del Campo de Gibraltar, la cual a través de sus diversos servicios recorre cerca de 1.300 km diarios con sus vehículos, con un consumo de 672.000 litros anuales y una emisión de 1.712 toneladas de CO2 (2012).
Desde la implantación de este sistema en 10 de sus 22 vehículos, ha logrado reducir el consumo de gasoil en 20.000 litros/año, ha evitado la emisión de 51 toneladas de CO2 a la atmósfera y ha visto disminuidas sus averías y los accidentes de trabajo.
El objetivo que se ha marcado una vez que el sistema esté implantado en toda la flota es ahorrar 43.000 litros de combustible al año y evitar la emisión de 114 toneladas de CO2 durante un año.
Ahorros energéticos
La mesa redonda sobre soluciones innovadoras como respuesta a la normativa medioambiental europea, que estuvo moderada por Rafael Arjona, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Públicas de Medio Ambiente (Anepma), contó también con la presencia de Rosa Llobera Gili, regidora de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Palma de Mallorca, quien resumió las iniciativas que ha tomado este municipio en materia de agua residual, aprovechamiento de terrenos sin uso o baja productividad y valorización de RSU (separación hidráulica), para lograr un ahorro de hasta 505.000 MWh térmicos, una cifra equivalente al consumo anual de 16.289 viviendas.
