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Según un informe de la Fundación Entorno, esta industria es la más activa en materia de formación ambiental

El sector químico, el más comprometido en materia de medio ambiente

María Escribano01/04/2004
Los sectores químico, de refino de petróleo, plásticos y energía, y hostelero son los que manifiestan tener una actitud más excelente hacia el medio ambiente y la sostenibilidad. A pesar de ello, el comportamiento de la empresa española en su conjunto sigue siendo calificado de “reactivo”, lo que demuestra que continúa centrado en el cumplimiento de las obligaciones que el medio ambiente le impone.
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Fundación Entorno ha elaborado por segundo bienio consecutivo el Índice de Entorno Ambiental (IEA) que evalúa el grado de compromiso de la empresa con el medio ambiente. Este índice se elabora a partir de cinco variables: concienciación de la empresa de los impactos ambientales que genera, presión ambiental de las partes interesadas sobre la empresa, conocimiento que posee la empresa sobre los problemas y soluciones ambientales, definición de las responsabilidades ambientales en la organización y grado de integración de las cuestiones ambientales en la gestión empresarial a través de la implantación efectiva de un sistema de gestión ambiental. En 2003, el IEA se ha situado en 68 puntos. Esta cifra es 10,6 puntos superior a la que se obtuvo en el informe de 2001, y acerca mucho a las empresas españolas a una actitud “proactiva”, es decir, que el medio ambiente es ya casi un factor integrado en la gestión empresarial y no sólo una cuestión obligatoria o por ley.

Sin embargo, la actitud de la empresa española hacia el medio ambiente sigue siendo clasificada como “reactiva”, lo que demuestra que sigue centrada en el cumplimiento de las obligaciones que el medio ambiente le impone. El avance en diez puntos con respecto a 2001 muestra que comienzan a aparecer signos de una actitud más positiva hacia el medio ambiente, en la que la corrección da paso a medidas de prevención.

Por regiones, si consideramos de forma conjunta a las empresas excelentes y proactivas, en Madrid, Andalucía, Aragón, Galicia y la Comunidad Valenciana más del 70 por ciento presentan este perfil. Los porcentajes más bajos, por el contrario, se encuentran en Asturias-Cantabria (45,3 por ciento) y Navarra-La Rioja (59 por ciento). Las empresas excelentes son más abundantes en Castilla y León-Extremadura (14,5 por ciento), Castilla La Mancha-Murcia (11,2 por ciento) y Baleares-Canarias (11,1 por ciento).

Por tipo de actividad, los sectores de fabricación de material de transporte y construcción son los que manifiestan tener una actitud más favorable hacia el medio ambiente y la sostenibilidad, ya que en ellos más del 80 por ciento de las empresas se definen como proactivas o excelentes. Por el contrario, el sector de la construcción, al igual que en el textil, cuero y calzado, no presenta ninguna empresa que manifieste tener una actitud excelente en este sentido. Éstas se encuadran preferentemente en los sectores de refino de petróleo, plásticos y energía (18,2 por ciento), químico (17,8 por ciento) y hostelero (13,6 por ciento).

No obstante, de forma global, se observa un avance en casi todos los sectores de actividad, especialmente acusados en el caso de la construcción; madera y papel; y metalurgia y productos metálicos. Los sectores químico; de refino, plásticos y energía; minero y de fabricación de productos minerales no metálicos han permanecido estancados.

El tamaño de la empresa deja de ser un limitante para la mejora ambiental: las pymes se muestran cada vez más comprometidas con su entorno y avanzan 20 puntos. De hecho, ha sido precisamente en las empresas de menor tamaño, las que facturan menos de 6.000 euros al año, en las que se ha registrado un mayor incremento del Índice Entorno Ambiental (IEA).

Compromiso ambiental

Al analizar los indicadores de compromiso ambiental por sectores, destacan las empresas químicas, que aparecen como las más conscientes de los impactos ambientales que generan y, al mismo tiempo, como las más presionadas externamente. Para estos indicadores y para el de formación y conocimiento presentan los valores más elevados, por encima del resto de los sectores. Esta situación responde a la responsabilidad que tradicionalmente se le ha venido asignando a este tipo de actividades por los riesgos e impactos ambientales que tienen sobre el entorno.

Según el IEA, los valores más altos en el compromiso ambiental de las empresas se obtienen en el País Vasco y en Navarra-La Rioja (75 y 73 por ciento, respectivamente), que han desbancado a Cataluña y Madrid (69,5 y 71 por ciento). Los crecimientos más importantes (de entorno a 15 puntos porcentuales) se han registrado en las comunidades de Castilla y León-Extremadura, Galicia y Asturias-Cantabria.

Factores motivantes

Aunque la adaptación a la legislación continúa siendo la principal fuerza que impulsa a las empresas españolas a mejorar su comportamiento con el medio ambiente, su importancia se ha mantenido estable en los últimos dos años, cediendo terreno a favor de otros factores tales como la imagen y la presión del mercado.

Así, la mejora de la imagen continúa ocupando el segundo lugar y su importancia se ha incrementado en los últimos dos años, de tal forma que actualmente se encuentra ya cerca de superar al factor de adaptación a la legislación como principal fuerza impulsora para el compromiso ambiental.

Mientras tanto, los factores relacionados con el mercado, tales como la ventaja frente a competidores y las exigencias del mercado, han sido, junto con el temor a sanciones por incumplimiento, los que más han incrementado su influencia sobre la decisión de las empresas para mejorar su comportamiento con el medio ambiente en los últimos dos años.

Formación ambiental

Las diferencias en el nivel de formación ambiental existente en las empresas en función de la actividad que realizan, –ya detectadas en el informe de 2001–, se mantienen. El sector químico continúa siendo el más activo en materia de formación ambiental, pero le sigue a corta distancia la construcción. Los menores avances relativos se han producido en los sectores textil, del cuero y calzado, refino de petróleo, plásticos y energía y en otros servicios.

De forma global, los datos del estudio realizado apuntan a que se ha producido un ligero incremento en el número de empresas que han obtenido beneficios operacionales con motivo de la puesta en marcha de actuaciones de mejora de su comportamiento ambiental. Estas cifras se han incrementado en un 1,5 por ciento en los últimos dos años.

Inversiones

Según los datos del informe, el porcentaje de empresas que ha invertido en algún concepto ambiental durante el año 2002 ha disminuido –tres puntos porcentuales– respecto a los datos presentados en 2001 (correspondientes al ejercicio 1999). Estos resultados corroboran la tendencia detectada por el Instituto Nacional de Estadística en el año 2001, en el que los datos relativos a cifras de inversión ambiental muestran un importante retroceso con respecto al año 2000 (38,56 por ciento). A este respecto hay que tener en cuenta la desaceleración que experimentó en dicho periodo de actividad productiva –como consecuencia de la situación económica existente– y que se ha traducido en una retracción de la inversión total empresarial, incluyendo la ambiental. También hay que considerar el marcado carácter cíclico de este tipo de inversiones.

La comunidad donde se han registrado las mayores cifras de inversión es Cataluña, cuya inversión representa el 22,5 por ciento del total en el año 2000 y 25,3 por ciento en el año 2001. Esto es lógico si se tiene en cuenta la mayor presencia industrial en esta comunidad. Le siguen Andalucía, País Vasco y Valencia, comunidades donde también existe una fuerte concentración de la industria.

Por sectores, los más proactivos han sido el textil, del cuero y calzado y el químico, frente al de la construcción, con un menor porcentaje de empresa que ha invertido en medio ambiente.

Un dato sorprendente del estudio es el elevado grado de desconocimiento manifestado por las empresas en lo que se refiere a sus previsiones de inversión en materia ambiental en los próximos dos años. El porcentaje de empresas en esta situación se eleva al 44 por ciento, en el caso de inversiones en equipos integrados en el proceso, y al 48,9 por ciento para inversiones en instalaciones independientes del proceso.

Los sectores que prevén invertir más frecuentemente a lo largo del próximo bienio son el de la alimentación, bebidas y tabaco, el del textil, cuero y calzado, el de refino de petróleo, plástico y energía, el químico, el metalúrgico y de fabricación de productos metálicos, y el dedicado a la hostelería.

Políticas y estrategias

Durante los dos últimos años se ha producido una gran evolución en la integración de conceptos relacionados con el desarrollo sostenible en las políticas y estrategias de los gobiernos. En todas ellas se ha puesto de manifiesto el importante papel que la empresa puede y debe jugar en el logro de este objetivo global. Cumbres como la de Johannesburgo en 2002, la de Lisboa o la propia Estrategia Europea para fomentar la responsabilidad social de las empresas ponen de manifiesto esta tendencia.

Esta circunstancia se ha unido a la creciente presión de la sociedad para impulsar la asunción por parte de las empresas de sus responsabilidades a la hora de diseñar un futuro más justo, equitativo y respetuoso con el entorno.

Algunas empresas, aún pocas, han comenzado a comprender este nuevo marco y a modificar sus estrategias de negocio orientándolas a los nuevos requerimientos y expectativas que accionistas, clientes, socios, empleados, sociedad y otras partes interesadas con las que se relaciona, han puesto sobre ellas.

Por el momento, este tipo de modelo empresarial se restringe a aquellas empresas más proactivas y fundamentalmente de mayor tamaño, ya que estas últimas son las que, en mayor medida, han percibido la presión social de forma más importante.

Aunque aún estamos en un estado muy incipiente en el que el número de empresas que participan en estas estrategias es muy limitado, es destacable la rápida evolución que se ha percibido en estos dos años, situando a España en posiciones respetables a nivel internacional.

Al intentar evaluar hacia dónde se van a dirigir las políticas y actuaciones ambientales de las empresas en los próximos años, todo apunta hacia una integración de la variable ambiental con la económica y social en el marco de un concepto más amplio, el del desarrollo sostenible. Se prevé que la presión legislativa y social ejercida sobre las empresas se intensificará en el próximo periodo, impulsando la extensión de la responsabilidad por parte de estas compañías. Este nuevo escenario favorecerá un giro hacia una gestión empresarial más transparente, ética e integradora, centrada en el concepto de generación de valor.