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La Taxonomía ambiental de la UE y su impacto en las infraestructuras de tratamiento de agua

Es ampliamente reconocido que las infraestructuras del agua juegan un papel fundamental en la preservación recursos naturales y la biodiversidad, y la mejora de las condiciones de vida, contribuyendo así a la Agenda 2030 y a la consecución de los ODS, especialmente al ODS 6, 14 y 15, mediante el desarrollo de recursos hídricos no convencionales y el refuerzo de la resiliencia climática de las comunidades y ecosistemas.

Sin embargo, no se puede obviar que el sector de las ‘utilities’ de agua es intensivo en consumo energético, siendo el responsable de un 4% del consumo eléctrico mundial y de otras emisiones GHG, por lo que desde el sector se están llevando a cabo grandes esfuerzos para abordar el cambio climático y otros retos ambientales de manera específica.

Por otro lado, los gobiernos de todo el mundo están intensificando sus compromisos para hacer frente a estos crecientes desafíos ambientales mediante el establecimiento de políticas ambientales y promoviendo diversos instrumentos de financiación sostenible, destacando diversas iniciativas como el Green Deal Europeo o los últimos Infrastructure Investment and Jobs Act en Estados Unidos. Por ello los mercados de capitales, como canalizadores de estos flujos de inversión, desempeñarán un papel crucial en la implementación de estas políticas.

En este contexto, las instituciones públicas e inversores no habían dispuesto hasta hace poco de orientaciones específicas y homogéneas para analizar el alineamiento de sus activos con estos planes, por lo que —con el fin de mitigar los riesgos asociados— han ido surgiendo diversos sistemas de evaluación y clasificación de la sostenibilidad de las inversiones.

Entre ellos destaca la denominada Taxonomía Ambiental Europea surgida con el objetivo de proveer de una referencia reconocida y transparente, basada en la ciencia, que permita determinar si una actividad económica es sostenible desde un punto de vista ambiental, e incentivar al sector financiero hacia inversiones en tecnologías verdes que faciliten la implementación de las políticas y la consecución de los objetivos contemplados en el Green Deal.

El agua y las actividades para su suministro y saneamiento están presentes en dicha Taxonomía de manera directa en varios de sus objetivos y de manera transversal en todos ellos. Esto supone una oportunidad para el desarrollo de infraestructuras más sostenibles y un desafío para los operadores del sector del agua, ya que no solo es un marco de acceso a la financiación tanto de proyectos como corporativa, sino que plantea retos en el ámbito tecnológico.

La Taxonomía Ambiental Europea surge “con el objetivo de proveer de una referencia reconocida y transparente, basada en la ciencia...
La Taxonomía Ambiental Europea surge “con el objetivo de proveer de una referencia reconocida y transparente, basada en la ciencia, que permita determinar si una actividad económica es sostenible desde un punto de vista ambiental”.

¿Qué es la taxonomía ambiental europea?

En marzo de 2018, la Comisión de la Unión Europea propuso el ‘Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles’ para dirigir las inversiones hacia proyectos y actividades sostenibles, con el objetivo de cumplir los objetivos climáticos y energéticos para 2030 y alcanzar los objetivos del Pacto Verde Europeo. Finalmente, en julio de 2020 fue oficialmente adoptada la taxonomía europea de finanzas sostenibles, también denominada ‘Taxonomía ambiental de la UE’.

La Taxonomía ambiental es una clasificación de las actividades económicas que contribuyen a los seis objetivos medioambientales que ha definido Unión Europea (a saber: la mitigación del cambio climático; la adaptación al cambio climático; el uso y la protección de los recursos hídricos y marinos; la transición a una economía circular; prevención y control de la contaminación, y protección y restauración de la biodiversidad).

Para ello. Bruselas adoptó un sistema de clasificación que enumera las actividades económicas sostenibles desde el punto de vista ambiental y define de manera clara y objetiva criterios bajo los que considerar que estas actividades económicas son “sostenibles”.

Para que una actividad económica cumpla con la taxonomía, tiene que estar incluida en ese listado (ser elegible) y alcanzar los umbrales técnicos definidos, evidenciando así su contribución a uno de los seis objetivos ambientales, no perjudicar al resto y garantizar unas salvaguardas sociales mínimas (estar alineada).

Este sistema de clasificación y evaluación permite a los inversores, públicos o privados, saber de forma objetiva si una actividad está alineada con las políticas de la UE en esta materia, fomentado que estos dirijan sus capitales y las empresas orienten sus estrategias hacia actividades y tecnologías consideras ambientalmente sostenibles, aportando seguridad y credibilidad a este tipo de inversión.

La taxonomía de la UE es especialmente relevante para administradores públicos de infraestructuras, financiadores, tecnólogos y operadores, ya que la mayoría de las actividades relacionadas con la mitigación y adaptación al cambio climático, así como con la protección de los recursos hídricos son infraestructuras. Además, facilita la evaluación de cada proyecto mediante criterios homogéneos y estandarizados.

El impacto de su implementación no debería analizarse exclusivamente desde un prisma regional, ya que puede actuar como una referencia internacional para otras jurisdicciones que desarrollen sus propias taxonomías. Es más, actualmente se registran 29 iniciativas de este tipo (WWF 2022), incluyendo entre ellas las desarrolladas en Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, India, Indonesia, Malaysia, México, Rusia, Suráfrica, Corea del Sur, Syngapur, Turquía y Reino Unido. De ahí que la comprensión de esta primera taxonomía europea sea clave para las ‘utilities’ del sector del agua.

La Taxonomía de la UE es la primera clasificación de base científica que ayuda a medir si una actividad es sostenible o no. Su impacto en las infraestructuras hídricas representa un reto tecnológico y una oportunidad de fomentar la innovación para abordar la transición a una economía más sostenible
“El impacto de la taxonomía, así como el de otros instrumentos similares sobre el sector de las infraestructuras del agua...
“El impacto de la taxonomía, así como el de otros instrumentos similares sobre el sector de las infraestructuras del agua, es mucho mayor y de mayor recorrido que el que se puede deducir del mero cumplimiento de los requisitos de divulgación.”.

Una herramienta de estrategia y trasparencia

Una diferencia respecto a iniciativas voluntarias es el carácter regulatorio de la Taxonomía Europea, por lo que los requerimientos relativos a divulgación de información, tanto financiera como no financiera que ha establecido, han acaparado en gran medida la atención de las organizaciones, dirigiendo el esfuerzo sobre el análisis de la elegibilidad de sus actividades y las magnitudes financieras asociadas a ellas, el cumplimiento de las demandas de reporte y los compromisos ESG corporativos.

Está relevancia, como herramienta para la correcta gobernanza ambiental, se ve por ejemplo reconocida recientemente por el Carbon Disclosure Project (CDP), una de las iniciativas internacionales en reporte no financiero más prestigiosas e implementadas, que incorporará en 2023 preguntas sobre la Taxonomía de la UE en su cuestionario de cambio climático, recogiendo información de compañías que agrupan el 70% de la capitalización bursátil de la UE (CDP 2021).

Pero más allá del protagonismo y la obligatoriedad de la información ambiental, estos requisitos de divulgación del desempeño sostenible persiguen facilitar su comparabilidad y aumentar la competencia y presión para su mejora, al permitir evaluar la exposición de un operador en el conjunto de sus actividades o de cada proyecto.

Esto condiciona todos los agentes intervinientes en el ciclo de vida de una infraestructura, en primer lugar, a los planificadores y ‘partners’ financieros y, en segundo, a los operadores industriales, como las ‘utlities’ del sector del agua, incentivando que redirijan la estrategia futura de sus operaciones y modelos de negocio hacia tecnologías alineadas con la Taxonomía de la UE. Esto, obviamente, incentivará innovaciones para cubrir las brechas tecnológicas existentes con algunos de los umbrales técnicos establecidos.

Es por ello por lo que el impacto de la taxonomía, así como el de otros instrumentos similares sobre el sector de las infraestructuras del agua, es mucho mayor y de mayor recorrido que el que se puede deducir del mero cumplimiento de los requisitos de divulgación.

Impulso transformador y retos tecnológicos

Con la aparición de la Taxonomia europea y su enfoque basado en la ciencia, la definición de las actividades sostenibles se apoya en referencias objetivas en forma de umbrales de rendimiento técnico, resultado de un exhaustivo ‘screening’ de las mejores prácticas industriales y de la necesaria contribución a los objetivos ambientales y políticas gubernamentales para apoyar la transición hacia la neutralidad climática.

Inicialmente, la taxonomía desarrolla los criterios relativos a la mitigación y adaptación al cambio climático si bien recientemente, en abril de 2023, se han presentado los borradores que desarrollan los cuatro objetivos ambientales restantes, incluyendo actividades relevantes para el sector del agua, como la desalación, la producción de agua regenerada, la recuperación de fósforo o el control de fugas mediante tecnologías IT/OT, definiendo nuevos criterios técnicos para estas actividades.

Estos nuevos criterios confirman no solo la contribución a la adaptación al cambio climático, sino también el papel clave de las infraestructuras del agua en la preservación de los ecosistemas y en la economía circular promoviendo la eficiencia del agua, la reutilización y el reciclaje, y reforzando el actual cambio de paradigma al considerarlas una potencial fuente de recursos y energía.

Umbral técnico de la taxonomía UE para las actividades del ciclo integral del agua. Lista no exhaustiva

Umbral técnico de la taxonomía UE para las actividades del ciclo integral del agua. Lista no exhaustiva.

Y si bien prevalece un principio de neutralidad tecnológica, puesto que no se prescribe ninguna en concreto, los umbrales técnicos marcan las directrices de la evolución, condicionado la selección de estas a través de cuatro líneas de actuación principales:

1.- Descarbonización directa

- Reducción de las emisiones GHG directas.

- Impulso a la recuperación energética.

- Incremento del consumo energético renovable.

2.- Descarbonización indirecta

- Eficiencia energética para el tratamiento de aguas residuales.

- Eficiencia energética para la distribución de agua.

3.- Preservación de los recursos hídricos naturales

- Eficiencia de las redes de distribución.

- Digitalización de las redes de distribución.

- Impulso a los recursos hídricos no convencionales.

4.- Impulso de la economía circular

- Recuperación de nutrientes y otros materiales.

- Ecodiseño de dispositivos IT/OT.

Aunque estas estrategias ya se han incorporado dentro de las macrotendencias en innovación del sector la taxonomía de la Unión Europea supone un elemento de impulso para la transformación tecnológica e innovación de las infraestructuras del agua al habilitar un marco de referencia evaluable para el acceso a la financiación

Acciona ha sido una de las primeras empresas en expresar públicamente la alineación de sus actividades económicas con la Taxonomía de la UE para lograr finanzas sostenibles. Desde 2019, la compañía realizó este ejercicio para evaluar su contribución a la mitigación y adaptación al cambio climático, con el fin de mejorar la comprensión de los inversores sobre su modelo de negocio de soluciones sostenibles. En 2022, el 98% del Capex de Acciona estaba alineado con la Taxonomía de la UE.

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