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Del primate al racional, del racional al espabilado

Ibon Linacisoro. Director de Interempresas25/11/2010
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25 de noviembre de 2010

Cualquiera de los cientos o miles de millones que habitamos en las ciudades del mundo civilizado vivimos totalmente ajenos al mundo animal, especialmente si consideramos que los perros ya no son parte del mundo animal sino más bien bichos que nos acompañan y, solo a veces, nos dejan las calles minadas. Pero fuimos primates y eso se nota. A algunos se les nota cuando comen, a otros se les nota cuando aprovechan la intimidad expuesta al público de un coche que espera a que el semáforo cambie a verde para proceder a limpieza de paredes internas nasales y a otros cuando hablan. De hecho, es al hablar cuando paradójicamente más se nos nota el animalismo. Siempre tenemos un momento del día para demostrar que fuimos animales, porque no logramos quitarnos ese lastre de nuestro gen. Es algo muy nuestro.

Tal vez por ello les echemos de menos y recurramos a ellos cuando la cosa se complica. A saber: en la estación de Hojomachi en la ciudad de Hyogo, Japón, han solicitado a dos monos que sean jefes de la estación. Los monos, siempre deseosos de ayudar a sus primos, han aceptado porque tras largas reuniones con sus empleadores han llegado a la conclusión comúnmente aceptada de que así atraerán a más clientes a la línea de ferrocarriles. Es de cajón, de lógica aplastante: si hay un mono de jefe de estación, nos tira más el tren. No digamos ya cuando sean conductores de tren o cuando las aerolíneas reactiven el negocio contratando a monos como pilotos.

En tiempos difíciles, como los actuales, es bueno dedicar esfuerzos a conocer bien el mundo animal, porque sabiendo más de ellos sabemos más de nosotros. Hay estudios determinantes para el futuro del animal racional, motivo por el cual la sociedad está encantada de pagar estudios como el realizado por un equipo científico británico con unos mirlos de Sudáfrica. Según el mismo, algunas bandadas rivales de pájaros se comportan como hinchas de fútbol, coreando cantos guerrilleros durante los enfrentamientos o reconfortándose tras una derrota, alisándose las plumas unos a otros. Los pájaros se alisan las plumas unos a otros después de una situación de estrés extremo. Por ejemplo, tras una derrota frente a una bandada rival o tras un largo combate.

Que unos monos sean jefes de estación es algo que tarde o temprano tenía que ocurrir. Que alguien dedique su tiempo y recursos de otro para comprobar que un mirlo es como un hooligan, también. Lo que no es de recibo es que a los animales racionales les pongan a trabajar, cada vez más por menos, para salir de este agujero, mientras la especie de ‘animal espabilado’ contempla desde su sillón a sus congéneres inferiores.

Comentarios al artículo/noticia

#1 - Oscar
30/11/2010 13:22:18
Por eso yo a mis hijos, a parte de intentar educarles para que sean buenas personas, con respeto por los demás, por sí mismos, por las normas, etc. etc., no les dogmatizaré; me explico: también les enseñaré que con el siglo XX se inició (oficialmente) el RELATIVISMO, anteriormente sólo reservado a los dirigentes políticos, religiosos, militares, económicos, etc. etc., que utilizaban (manipulaban) a las masas para que remaran hacia donde ellos quisieran dirigir el timón, basándose para ello ¿en qué?, pues en la ignorancia de la mayoría. Actualmente pienso que el nivel de formación integral en España está bajando de una manera preocupante: no se educa a los niños para que piensen luego y desarrollen por sí mismos, sino que se tiende a "adiestrarles" de cara a que realicen una labor para la sociedad (como los monos del artículo vamos)pero que no utilicen el raziocinio "relativista" (bueno, en mi opinión el raziocinio siempre es relativista, pues te hace ver las cosas más objetivamente, no en base a consignas para las que te hayan adiestrado previamente); los partidos políticos a su vez dirigidos (casi todos) por personas de alto nivel socioeconómico tratan a través de la educación que los jóvenes operen en base a consignas pre-aprendidas digamos "mecánicamente", que luego se traducirán en los necesarios votos que mantendrán el orden "vigente" en España que asegura la estabilidad de la nueva casta política manipuladora y chupóptera. Estamos ya en el S.XXI y me parece tremendo que la mayoría seguimos operando en base a consignas de finales del S.XIX y principios del S.XX (lo que les interesa a ellos), y los jóvenes igual. Yo a mis hijos pienso enseñarles que aún adaptándose a esta sociedad nuestra que acabo de describir, de lo que se trata es de analizar las cosas internamente y con espíritu simpre crítico y desconfiado, que hay que ser (por qué no decirlo) por lo menos igual de listo y despabililado que los que los gobiernan, y que para conseguir llegar a eso hay que partir de tener la mayor formación (pero integral, de verdad) posible.

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