Tú eres el cambio que quieres para tu empresa
Patricia Pérez Sotero, Perso
20/11/2019Hoy, después de 11 años, la calidad de las ventanas ha aumentado mucho, los precios han bajado y afortunadamente, desde entonces, puedo afirmar que tenemos empresas mucho más profesionales, productivas, eficientes, preparadas y con un mayor control y seguimiento sobre el rendimiento de sus resultados que antes del 2008.
Esto ha provocado que las empresas que no apuesten por ser cada día más productivas, no lo van a tener fácil ya que no van a poder competir con las empresas que actualmente se han afianzado.
Pero como me gusta mucho la analítica de datos, voy a aprovechar para aportar unos pequeños datos e información, que nos ayuden a comprender mejor en que baso mi opinión, así como refrescar la memoria para tenerlo presente en un presente y futuro próximo.
Las consecuencias de la crisis
¿Quién sufrió más con la crisis? Inevitablemente, nuestro sector, por ser tremendamente volátil. Y cuando hablo de nuestro sector me refiero a fábricas de ventanas, perfiles, herrajes, cajones de persianas, todo lo que rodea el mundo apasionado de las ventanas. Hasta aquí creo que no estoy descubriendo nada que no sepamos.
¿Pero por qué sufrió tanto el sector? Porque la construcción fue la gran beneficiada del boom económico entre 2002 y 2008 e inevitablemente, también la principal protagonista de la crisis. La construcción fue la que incidió de manera más enérgica en nuestro sector, porque en ese momento allí se encontraba una gran parte de nuestros clientes, la obra nueva que necesitaba del suministro de nuestras ventanas. En segundo lugar, también la crisis del sector industrial, donde podemos situar a nuestras fábricas de ventanas, perfiles o herrajes, entre otros elementos relacionados- también influyó en nuestra crisis particular.
Estos dos sectores de actividad fueron los más afectados y de los 85.000 millones de PIB perdidos durante la crisis, 61.000 millones correspondieron a la construcción y otros 23.000 a la industria.
¿Cómo ha evolucionado nuestro sector desde entonces?
En los inicios, la gran mayoría de las empresas, justificaban la crisis y la dificultad para reactivar la economía, debido mayoritariamente a la bajada de la demanda interna, del consumo, así como de la actividad constructora.
Pero, bajo mi punto de vista, más allá de estas causas creo que hay que sumar que la crisis nos golpeó con un gran número de empresas echas a sí mismas, acomodadas dentro de un sistema de gestión de toda una vida obsoleto, muy poco productivo, con personal de baja cualificación y con poco interés por cambiar, evolucionar e invertir en procesos más eficientes y productivos, ya que previo a la recesión los altos márgenes absorbían las ineficiencias de las empresas, ocultando la realidad de unas compañías con niveles de productividad y competitividad muy bajos, con una débil y deficiente gestión, no preparadas para poder ajustar su producción a una nueva realidad de menor demanda.
Eran los elevados márgenes los que permitían que el obsoleto modelo funcionase para tener siempre dinero en el cajón al final de mes, como escuché en más de una ocasión. Empresarios que aunque les explicases que podrían ganar más mejorando sus procesos y reduciendo sus costos, no les importaba, ni se les pasaba por la cabeza, ni les interesaba, me atrevo a decir que desconocían de qué se trataba.
En esa época les ofrecíamos algo que no podían ver ni entender, algo que se lo tenían que creer y no lo necesitaban. Yo solo pensaba en lo mal que me explicaba, ya que preferían invertir en aquello que se veía, que se palpaba, como son grandes coches, naves, máquinas…
Hoy, recuerdo perfectamente cómo las empresas cuyos dueños me hicieron esos comentarios ya no están, pues no han podido competir. La bajada de consumo, ocasionó el aumento de la competencia y una gran mayoría de las empresas bajaron los precios, sin buscar una diferenciación de producto y/o servicio que les ayudase a mantener los precios, y/o trabajar en conseguir procesos productivos más eficientes que permitiesen reducir sus costos.
Eran empresas que basaron la reducción del precio únicamente en negociar y/o exigir la bajada de precio al proveedor y reducir su margen directo. Analizaban el presupuesto de la competencia y presupuestaban de nuevo siempre por debajo, pero sin un verdadero conocimiento de sus costos de proceso para saber hasta dónde podían ellos bajar y cuánto podían mejorar.
Esto causó el deterioro y una muerte anunciada de muchas de las empresas de nuestro sector que no supieron adaptarse a unos cambios que pedían a gritos que teníamos que ser más eficientes y productivos; para ello debían mejorar sus procesos productivos para reducir sus costos y poder competir con las que sí podían permitirse bajar los precios porque trabajan cada día en reducir sus costos productivos, con lo cual sus márgenes se reducían en menor proporción que las empresas que solo reducían en margen.
Este parámetro de productividad y competitividad entendida como la relación que existe entre los recursos que una empresa invierte en su operación y los beneficios que obtiene de la misma junto con tener un equipo con el coraje y la capacidad de tomar decisiones efectivas y rápidas ante cualquier situación, serán los motores para que nuestra empresa pueda crecer, ser excelente e iniciar el camino de la recuperación y del crecimiento y/o incluso beneficiarse ante acontecimiento inestables de crisis.
Por consiguiente, hoy después de un poquito más de una década me atrevo a decir bien en alto que nos encontramos con un sector formado por un mayor número de empresas muchísimo más profesionales, cualificadas, con mayor capacidad de reacción a los cambios, entrenadas (con mayor músculo), competitivas, productivas, flexibles y modernas respecto a sus procesos de gestión y equipos, ya que han tenido que desenvolverse, en un escenario de creciente presión competitiva, que las ha obligado a desarrollar la creatividad y crear sus propias estrategias para reducir sus costos a los necesarios para cubrir la demanda permitiendo conseguir resultados efectivos y rentabilidad que hoy evidencian con éxito la solidez de su modelo de gestión.
Empresas fortalecidas para perdurar en el tiempo, con cualidades como la disciplina, el esfuerzo, el trabajo duro, tesón y constancia, que se continúan entrenando incluso en los buenos tiempos… y se lo ponen difícil a las de nueva creación. Empresas excelentes reconocidas en el sector por su buen hacer, que cuando lean este artículo se reconocerán. Sabrán que estoy pensando en ellas.
Una época con aspectos negativos y positivos
Durante los últimos años, he podido percibir dinámicas y actitudes negativas y positivas dentro de nuestro sector.
Desde el punto de vista negativo, varios años después del comienzo de la crisis, 2010 y 2011 fueron años muy duros pues fue el comienzo en el que las empresas se comenzaron a descapitalizar y entraron en pánico. Aún recuerdo a empresarios contándome sus problemas y a mi cerrándoseme el estómago, pues no podía ayudarles. En momentos buenos que podían invertir no nos atendieron y entonces ya era demasiado tarde. No había ni ventas ni dinero para poder reducir costos adaptando la empresa a la estructura que se requería acorde a las ventas.
Pero como dice el refrán, en momentos de crisis algunos lloran y otros venden pañuelos. Nosotros, ante la dificultad de conseguir nuevos proyectos en España, decidimos comenzar a vender nuestros pañuelos (realizar nuestros proyectos), en otros países fuera de España, donde, como nadie es profeta en su tierra, nos acogieron, escucharon y comprendieron nuestro trabajo mucho mejor de lo esperado y comenzamos nuestro primer proyecto en Costa Rica, seguido de varios en Brasil, Panamá, Mexico, Chile, Perú…
Otro punto que quiero remarcar como muy negativo, pues es una de las principales barreras para el desarrollo y crecimiento de las empresas, es el relacionado con una cultura de oposición al cambio, que hay que trabajar desde las gerencias, propiedad y resto de responsables.
En un gran porcentaje de proyectos, la oposición al cambio es brutal, ocasionada principalmente por la falta de buenos líderes que asuman sus responsabilidades, que entiendan que son gestores que están al servicio de su personal a cargo para que cada día sean más eficientes y productivos.
La gran mayoría de los responsables más que gestores son trabajadores que operan, acomodados en unos métodos de toda una vida y donde sacarlos de la zona de confort es algo que nos ha costado mucho, posiblemente por miedos, prepotencias, falta de formación y ganas de trabajar. Siempre tiene que cambiar el de al lado, si estamos en producción la culpa es de ventas, oficina técnica… si hablamos con ventas, es de producción… pero cuando me toca a mí cambiar, ¡uffff!, siempre tiene que cambiar el de al lado.
No acabamos de entender que estamos en un mundo que cambia cada día, que hay que intentarlo, que los cambios no son un problema sino una oportunidad donde tenemos que aprender a tomar decisiones, en caso contrario demostraremos una nula capacidad de liderazgo.
Como positivas, remarcaría:
- Orgullo de las empresas con las que hemos podido colaborar y que hoy, muchas de ellas, son un referente de buena gestión, servicio y crecimiento. Empresas que hoy son reconocidas en el sector por ser empresas saludables y excelentes, que han integrado el concepto de mejora continua, competitividad, productividad y diferenciación, no como una estrategia sino como una razón de ser.
- Gran aumento de las empresas con aptitud positiva y abiertas a experimentar cambios, nuevos métodos y metodologías.
- Que países de Centroaméria y Sudamérica, así como México, a pesar de las distancias hayan confiado en nuestro trabajo y nos hayan brindado la oportunidad de poder trabajar junto a ellos sin que hubiese una crisis por delante, cuando en España muy poquitos entendieron y confiaron en nuestro trabajo previo a la crisis.
- Estamos enormemente agradecidos a todas las empresas tanto españolas como extranjeras que tan generosamente nos han brindado la oportunidad de colaborar, abriéndonos sus puertas y ventanas, sus procesos, por su confianza y amistad.
Oportunidades de futuro en el mundo de la ventana y el cerramiento
No me gusta pensar en el futuro. De hoy para mañana todo puede cambiar, por lo que llevo ya un tiempo que solo pienso a un año vista.
Hace años, los planes estratégicos eran a 10 años, luego pasaron a realizarse a 5 años. Hoy considero que realizarlos a más de uno o dos años vista es perder el tiempo y energías en algo que sabemos que vamos a tener que modificar, pues la velocidad de los cambios es vertiginosa.
Por ello, quiero incidir en que debemos de conservar la memoria, en que continuemos aplicando lo que aprendimos para no volver a caer en lo mismo que aconteció previo a la crisis.
Tenemos el problema de contagiarnos por comentarios tanto en positivo como en negativo y de movernos a hacer lo que hacen los demás, a lo que hace mi competencia, sin realmente pararnos a analizar datos de nuestra situación para valorar lo que yo necesito y/o puedo hacer.
¿Y por qué digo esto? Por lo que llevo observando durante los dos últimos años, en una gran mayoría de fábricas de ventanas.
Cuando escuchamos que la economía va mejor nos contagiamos y comenzamos a invertir de nuevo como locos, sin tener en cuenta punto, que me gustaría recordar y compartir tan solo para que seamos cuidadosos y un poquito más conservadores, por lo que pueda ocurrir:
- Observar la economía mundial. Once años después, la economía mundial aún arrastra desequilibrios dejados por la crisis financiera. Todavía no nos hemos recuperado del nivel de empleo anterior a ella y las desigualdades se han acrecentado.
- La globalización trae más y nuevos competidores. Los países emergentes como Asia han sabido aprovechar la oportunidad promoviendo hábilmente su gran poder exportador, ganando terreno y peso y generando más confianza en sus políticas económicas, algo evidente en el caso de China que por sus exportaciones está dañando seriamente nuestras empresas del textil, cuero, calzado, equipos informáticos y electrónicos, que difícilmente pueden competir. Algunas están implantándose en estos países con el consiguiente desempleo en España.
- Mientras estos países en desarrollo están invirtiendo debido a su crecimiento, en contrapartida las tasas de inversión en la mayoría de los países desarrollados han bajado mucho, por lo que estos datos nos sugieren que las fuentes de crecimiento y competitividad están ahora en Asia y en nuestro país se debilitan.
- Las políticas proteccionistas, como las defendidas por el actúa presidente de Estados Unidos, Donald Trump, provocan que la industria esté atravesando un mal momento como consecuencia de los aranceles mundiales.
- Inestabilidad política y económica mundial. En España llevamos un montón de meses sin gobierno - y lo que nos queda-, protestas en Cataluña, situación del Brexit. Mientras escribo este artículo me encuentro trabajando en Chile y en dos días la situación ha cambiado 360º con revueltas, saqueos… En resumen, vivimos un momento de gran estabilidad mundial.
- El optimismo de las empresas españolas está desapareciendo, debido a todo lo anterior. Comienzan a percibirse señales de agotamiento, por desaceleración en la economía.
- Desaceleración de la industria automovilística que es uno de los grandes motores de la economía Española. La crisis del diésel, unida a los aranceles internacionales comienza a pasar factura a la industria automovilística.
- Si las noticias no son halagüeñas, el consumo de los hogares se ralentizará, como ya ocurrió. Las familias dejarán de comprar productos de consumo duradero como en nuestro caso son las ventanas hasta que vuelva a recuperarse la confianza.
- Por otro lado, las familias ante otra crisis están más descapitalizadas. Sus ahorros han descendido, lo que puede ocasionar mayor bajada de consumo por estar debilitadas.
Con estos puntos no quiero ser pesimista, pero sí realista de una realidad latente que tenemos que conocer, valorar y tener muy en cuenta para una mejor toma de decisiones a un corto y medio plazo, que nos ayude a reflexionar detenidamente sobre nuestras debilidades, trabajando desde ya en cambiarlas a oportunidades.
Sin embargo, a pesar de la información que he aportado, hoy ha de tranquilizarnos que las empresas son más fuertes que hace 11 años, por lo que me atrevo a decir que nuestro sector, hoy y en un futuro inmediato, continuará teniendo oportunidades, a pesar de lo que pueda ocurrir, si desde hoy continuamos trabajando en:
- Hacer más con menos. Para mejorar la productividad de una empresa no siempre es necesaria una gran inversión, por lo que si no son necesarias son tiempos de continuar reduciendo costos más que de invertir.
- Tener lideres que guíen los cambios en la buena y correcta dirección y que nos ayuden a cambiar la cultura de la empresa, sin oposiciones al cambio.
- Analizar detenidamente nuestras debilidades para trabajar reduciéndolas y conociendo nuestras oportunidades.
- Tener la capacidad de tomar decisiones diarias e implantarlas de forma inmediata, ante los cambios tan significativos que acontecen diariamente, como nuevas tendencias de compra, mercados emergentes, nuevos competidores, normativa…
- Mejorar, mejorar y mejorar cada día, pues los competidores y exigencias de nuestros clientes cada día van a ser mayores.
- Usar y aplicar la creatividad, buscando la diferenciación a las nuevas demandas.
Como diría Krugman, ‘’la productividad no lo es todo, pero a largo plazo lo es casi todo ‘’. (Krugman, 1990).