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Cepsa y la Universidad de Huelva, unidas por la investigación

01/12/2004
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Merced al acuerdo firmado entre la Universidad de Huelva y Cepsa, han comenzado ya los estudios de investigación en la refinería “La Rábida” sobre la “Evolución de los suelos con cultivos perennes tras la incorporación de fangos y lodos procedentes de refinerías de petróleos”. De esta manera se da cumplimiento a los tres pilares esenciales de la creada Cátedra Cepsa, primera que se constituye en Huelva, como son la investigación, la innovación y el desarrollo.

Estos trabajos, que tienen una duración prevista de tres años, están dirigidos por el Dr. Carlos María Weiland, profesor del Departamento de Ciencias Agroforestales de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Huelva. Con su puesta en marcha, en 2004, se ratifica el compromiso de Cepsa por conciliar el progreso y desarrollo socioeconómico con la protección y respeto ambiental, mediante la innovación y la mejora, a la vez que se potencia la colaboración con entidades onubenses.

Los fangos o lodos objetos del estudio son aquellos que proceden del proceso de descontaminación de las aguas residuales de los distintos procesos productivos de la refinería. “La Rábida”, que con una planta de depuración de estas aguas garantiza su vertido final del RLR, cumpliendo rigurosamente los parámetros exigidos por la legalidad vigente y en su caso los mejora. También son objeto del estudio las tierras manchadas con hidrocarburos como consecuencia de derrames ocasionales, así como los lodos procedentes de limpiezas de tanques.

Por las características de estos lodos, fangos y tierras con hidrocarburos cabe cierta posibilidad de manejo para su uso en la agricultura directa, particularmente en el suelo. Y esto precisamente es lo que pretende analizar y concluir durante estos tres años de trabajo el profesor Weyland. Se trata de investigar si es viable utilizarlos y, de ser posible, definir las formas de utilización, que consistirían básicamente en su incorporación, previa modificación física, química y/o biológica, a tierras de cultivo, mediante diferentes técnicas (esparcimiento, inyección, incorporación), con el consiguiente aporte de materia orgánica y minerales (fósforo, potasio, azufre...) al suelo.