La actividad de CRA, un negocio complicado

Aunque últimamente se ha ralentizado, el parque de sistemas de alarma conectados a una Central Receptora de Alarmas (CRAs) no deja de crecer, fundamentalmente en el ámbito residencial. Estamos en torno a 3,2 millones de usuarios que tienen una alarma conectada con una CRA. Tampoco ha dejado de crecer el número de empresas habilitadas por el Ministerio del Interior para instalar y mantener sistemas de alarmas, actualmente unas 1.300. Sin embargo, el número de CRAs decrece. Según datos del Anuario Estadístico del Ministerio del Interior de 2021, el último publicado, la cifra de empresas habilitadas para desempeñar esta actividad ha ido descendiendo desde 2017 hasta alcanzar las aproximadamente 130 actuales, un descenso de un 20% en cinco años.

Por otro lado, el volumen del parque de conexiones no se reparte equitativamente entre estas 130 CRAs, un 80% se concentra en el top 5 de empresas lideres del mercado, las de las marcas más reconocidas por su marketing y publicidad (fuente Informe DBK 2022 CRAs). Son alarmas sencillas que una misma empresa instala, mantiene y conecta con su CRA. El resto de los numerosos instaladores, conectan ese 20% restante del mercado con la CRA de una tercera empresa de seguridad y suelen ser sistemas más complejos, un tipo de seguridad más elaborada con diseños muy a la medida. Estas otras CRAs son en su mayoría pymes, empresas de mucho menor tamaño que los grandes líderes del mercado masivo. Los instaladores que conectan con ellas montan una alta diversidad de equipos de múltiples fabricantes, lo que a su vez conlleva que dentro de sus CRAs deba existir una estructura tecnológica compleja y costosa que normalmente les complica su viabilidad empresarial.

Tampoco les ayuda el contexto legal, irregular y anacrónico, que aporta una alta inseguridad jurídica a su actividad. No es fácil para nadie estar trabajando con una Ley de Seguridad Privada de hace nueve años, aún sin desarrollo reglamentario propio y por tanto conviviendo con uno “en funciones” de hace 29 años, y unas Órdenes Ministeriales principales de hace 12 años. Un caldo de cultivo a interpretaciones dispares que pueden ser objeto de sanción administrativa o reclamaciones, fundamentalmente de compañías de seguros que encuentran un contexto idóneo para utilizar a las CRAs y a las empresas instaladoras como una especie de reaseguro contra el que reclamar muchos de los siniestros que indemnizan cuando había una alarma conectada.

Por todo ello, para muchas empresas de seguridad, prestar servicios de CRA está dejando de ser un negocio interesante. Es complejo, costoso, de rentabilidad escasa o ajustada, con alto riesgo de sanción y reclamación… ¿el resultado? pues el que se está produciendo, una reducción empresarial progresiva y una concentración cada vez mayor de la actividad entre un menor número de empresas. Una lástima, porque detrás de muchas de estas desapariciones hay una pyme española que no ha logrado sobrevivir, normalmente adquirida por una de las grandes empresas del sector que aumentan cada año su cuota de mercado.

Cuando se complica el contexto para desarrollar una actividad concreta, una de las iniciativas para intentar mejorar la situación y luchar por lograr la supervivencia empresarial es el asociacionismo. Si los problemas son los mismos para todos, unirse para intentar solucionarlos parece una buena idea. Pero tiene que ser un asociacionismo activo, imaginativo, trabajador y beligerante cuando toque, aparcando recelos entre competidores y buscando puntos en común.

Y siguiendo esta idea, ahora que aprieta la piedra en el zapato de las CRAs, acaba de nacer la Asociación Española de Centrales Receptoras de Alarmas, Aescra, una asociación específica que ya en sus pocos meses de vida cuenta con más CRAs que otras asociaciones sectoriales generalistas de larga trayectoria. Si bien conviene destacar que desde el minuto uno, Aescra no nace para competir con otras asociaciones, sino para sumarse a su esfuerzo y luchar juntos por lograr objetivos de interés común.

Uno de los objetivos principales, por no decir el fundamental, es intentar que mejore pronto el contexto legal mediante la actualización de las principales Órdenes Ministeriales en vigor que regulan nuestra la actividad, fundamentalmente la Orden INT/316/2011, de 1 de febrero, sobre el funcionamiento de los sistemas de alarma en el ámbito de la seguridad privada. Será un alivio ante la falta desde hace tantos años del nuevo Reglamento de Seguridad Privada, un cambio que vemos imprescindible y urgente. Se van a plantear aspectos como los siguientes:

• Para reducir las numerosas falsas alarmas, facilitarnos la atribución de detectar y cortar automáticamente los avisos a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) en los casos de reiteración hasta constatar la resolución de la causa. Solo para usuarios no obligados a disponer de medidas de seguridad que cuentan con un sistema de alarma conectado a una CRA, la inmensa mayoría.
• Poder avisar a FCSE con activación de solo dos zonas de robo en 30 minutos sin riesgo a ser sancionados. Ahora se requieren tres, excepto en Cataluña que ya está legislado en dos. La experiencia nos ha demostrado que muchas de estas alarmas son debidas a robos reales que no se comunican a FCSE al no haber alcanzado la consideración legal de alarma confirmada.
• Poder realizar llamadas de comprobación en las alarmas de atraco a los usuarios no obligados a contar con un sistema de alarma conectado a una CRA. Ahora tienen directamente la consideración legal de alarma confirmada, excepto en Cataluña, y estamos obligados a llamar directamente a las FCSE. La experiencia nos demuestra que el 99% de estas alarmas de atraco son falsas provocadas por descuidos de los usuarios.
• Definir cómo actuar para tramitar ciertas señales técnicas que envían los sistemas de alarma sobre las que ahora no hay nada definido, como por ejemplo qué hacer con una señal de fallo de polling en instalaciones con una sola vía de comunicación.
• Definir mucho mejor todo lo relacionado con la ejecución de los mantenimientos bidireccionales (telemantenimientos).
• Reducir la burocracia inútil y/o o digitalizar los procesos administrativos legales, como todo lo relacionado con la confección, diligencia previa y cumplimentación de los libros de control.

Publicar una nueva Orden con mejoras como las descritas es solo cuestión de dos cosas: trabajo en equipo y voluntad política del Ministerio del Interior. Trabajo en equipo primero para dar forma a las propuestas de cambio definidas en el seno de Aesscra, posteriormente sumando mediante convenios a otras asociaciones sectoriales que cuenten entre sus miembros con CRAs para elevar un planteamiento conjunto, y finalmente presentando esas iniciativas a la Unidad Central de Seguridad Privada a través de la cual confiamos que, una vez consensuadas, las canalicen hacia el Ministerio. Hay que tener en cuenta que las unidades policiales son también, en cierto sentido, víctimas del contexto legal que nos encorseta a todos, que nos satura con burocracia y procedimientos que se podrían digitalizar y que nos cercena la posibilidad de avanzar con iniciativas, como por ejemplo las ideas para reducir las falsas alarmas, una lacra ciertamente indeseada.

Además, desde Aescra vamos a abordar otros asuntos de interés común para las CRAs. Para avanzar deprisa nos hemos organizado en cuatro grupos de trabajo que trabajan simultáneamente, cada uno en los temas de su competencia: Grupo 1 Legal y Relaciones externas, Grupo 2 Operaciones y Seguros, Grupo 3 Tecnología y Proveedores y Grupo 4 Comunicaciones. En estos grupos de trabajo participa todo asociado que quiere, sin límite, y cada uno está liderado por un miembro de la junta directiva. En sus reuniones se proponen los puntos en los que proponen trabajar que se elevan a la junta directiva para aprobación. Algunos ejemplos:

• Solicitud de creación de un marco de trabajo con la Unidad Central de Seguridad Privada para, por ejemplo, crear un canal único para elevar consultas en la materia y compartir respuestas, aportarles datos de la actividad apoyados en un análisis común del big data o presentarles la propuesta antes comentada para la publicación de una nueva Orden Ministerial que ponga de momento un parche al contexto legal simplificando y digitalizando trámites y burocracia y clarificando puntos de interpretación ambigua.
• Análisis de opciones de cara a la finalización a 31/12/2023 del plazo de adaptación a grado de los sistemas de alarma antiguos.
• Prestar servicio de asesoría legal permanente a los asociados.
• Análisis de las coberturas de las pólizas de responsabilidad civil de los asociados.
• Análisis del clausulado de los contratos de servicio de los asociados.
• Creación de una memoria o registro común y anónimo de reclamaciones y sanciones recibidas, recogiendo tipo, supuesto de hecho, estrategia de defensa y resultado.
• Creación de un protocolo o guía de interrelación operativa entre las empresas instaladoras y las CRAs.
• Creación de una estadística anónima y confidencial basada en el análisis conjunto del big data que permita analizar la evolución de datos y ratios.
• Suscripción de convenios con otras asociaciones sectoriales.
• Denuncia de casos de intrusismo profesional.
• Búsqueda de propuestas de productos y servicios que aporten valor.
• Análisis de nuevos avances tecnológicos aplicables a nuestra actividad, por ejemplo, la inteligencia artificial.
• Publicación de información de interés dirigida a los usuarios del servicio, por ejemplo para sensibilizarles en la lucha contra las falsas alarmas.

Como conclusión, desarrollar la actividad de CRA es complejo, costoso y entraña riesgos, sobre todo para las pymes que lo tienen más complicado. Nadie quiere ver cómo siguen reduciéndose las empresas que se dedican a esta actividad, la diversidad y la competencia es positiva. Hay que acometer acciones que ayuden a erradicar sus problemas, sobre todo el de inseguridad jurídica actual. Hay que luchar por la mejora de este sector y cortar con aspectos que a nadie benefician, como el exceso de falsas alarmas, la burocracia inútil y la falta de digitalización administrativa. Si trabajamos todos juntos aunando esfuerzos e ideas, seguro que nos irá mejor, para esto ha nacido Aescra.