Entrevista a Francisco Perelló, presidente de Maderalia
Mucha actividad, muchas dificultades y mucha incertidumbre. Son tres razones más que suficientes para acudir a una feria, opina Francisco Perelló, presidente de Maderalia. “Hay mucha más actividad de la que nadie podía imaginar, pero al mismo tiempo tenemos todas las dificultades imaginables para trabajarEstas circunstancias, envueltas en una gran incertidumbre, hacen que todos tengamos muchas ganas de vernos las caras, de escuchar cómo le va al otro. El diálogo nos dará una mayor y mejor perspectiva de lo que está ocurriendo en el mercado”, explica Perelló.
¿Será una Maderalia con muchas novedades?
Parece que no ha pasado el tiempo y que no ha sucedido nada. En absoluto. Aunque haya sido en pandemia, el tiempo ha pasado, y muchas empresas lo han aprovechado bien y han desarrollado productos nuevos que desean presentar al mercado. En “modo pandemia”, hemos avanzado de otra manera y, en general, los departamentos de diseño e innovación han trabajado duro y rápido. Haciendo y mejorando cosas que, en circunstancias normales, no daba tiempo a materializar. Por ejemplo, cumpliendo plazos que había marcado la legislación medioambiental, sobre construcción, eficiencia energética, o de seguridad y salud. Incluso una pandemia genera oportunidades.
¿Cuánto más puede aguantar nuestra industria sin materias primas?
China ha estado exportando deflación durante muchos años. Las cosas no subían de precio, gracias a China, que era un gran productor. Esa realidad ha dado la vuelta, de golpe. Y nos recuerda la necesidad de tener proveedores locales o, al menos, más próximos. Esta es otra de las razones para venir a Maderalia. Hasta ahora costaba mil traer un contenedor de China. Y ahora nos cuesta diez mil. ¿Es una anomalía diez mil, o era una anomalía los mil? El principio de la solución a nuestra escasez de materias primas está en reindustrializarnos. De hecho, la reindustrialización ya se está produciendo. Con la reapertura de fábricas en Europa, en múltiples sectores. Por el momento, los fabricantes imploramos que nos suministren, al precio que sea. Pero esto puede y debe cambiar, lo antes posible.
¿Espera usted que vendrán muchos visitantes a Maderalia?
Sin duda, esperamos una afluencia de visitantes muy grande. Los fabricantes estamos siendo castigados por los proveedores. Y a la vez, estamos castigando mucho a nuestros clientes. Trasladándoles un incremento de costes que les están perjudicando y poniendo en compromiso sus futuras ventas. Maderalia es el lugar y el momento para dar la cara y hablar con ellos, que nos riñan, explicarles la situación y tratar de poner soluciones, entre todos. Para firmar acuerdos de suministro, mientras perduran las dificultades en el sector.
¿Se prolongará en el tiempo la demanda de reforma, amueblamiento y decoración en los hogares españoles?
Sin duda, valoramos mucho más la calidad de vida, de puertas adentro. La gente sigue mejorando las prestaciones y la comodidad de su primera vivienda, su casa en el pueblo o el apartamento en la playa. La pandemia dura tanto, que ha generado un hábito.
Con todo lo bueno y lo malo de la situación que vivimos, ¿tendremos una buena feria?
Por todas las razones expuestas, confío en que vamos a tener una buena feria. En estos momentos, quedarse fuera de juego podría conducir a una empresa a aislarse en el mercado. Esperamos que numerosos foros y puntos de encuentro sirvan para fomentar el diálogo, el debate y el conocimiento, para que Maderalia sea útil a su sector, como ha sido siempre su vocación y su objetivo.
¿Será una feria segura, absolutamente?
Todos hemos aprendido a vivir con esta situación de pandemia. Somos mucho más cuidadosos y sabemos qué debemos hacer al reunirnos y relacionarnos. Con el rigor que la situación requiere, cumpliendo el protocolo que establece Feria Valencia en la celebración de sus eventos, Maderalia será un éxito de participación, de expositores y visitantes, aunque sabemos que vamos a estar de otra manera. Con nuestra inseparable mascarilla, la distancia social y una correcta higiene de manos. Pero trabajando, como todos deseamos.