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Tigre come tigre

Ibon Linacisoro, Director10/12/2007
Malcriamos a las vacas. No, no, no discutamos, es un hecho cierto que las vacas están muy mal criadas. Las vacas ya no son como antes, no obedecen a la primera, piden una larga lista de regalos a los Reyes Magos, todas tienen móvil y prefieren una buena sesión de gueimboi que una tarde de pastar en el monte con las colegas. Es más, ahora resulta que como el pienso está tan caro (el pienso que se comen las vacas, no el “yo pienso”, que éste sí que está por las nubes y abunda su escasez) en algunas granjas reconocen haber dado galletas y golosinas a las vacas. ¡Golosinas y galletas a las vacas! Si hace unos años se volvieron locas debido a la alimentación, ahora se van a volver todas tontas. A ver quién les da un fardo de paja, tras haber probado las chuches de última generación. El mundo animal está muy mal y seguro que nosotros, los más animales, tenemos la culpa. Hace poco, en Pekín, un tigre se comió a otro en una jaula. No se sabe si por hambre, porque ya no podía con él, o porque simplemente la noche le confundió. Que un tigre coma tigre es raro, pero claro, y ya empezamos a hablar de plásticos. A estos pobres bichos, ¿qué les dan para comer? Plástico seguro que no, porque éste queda reservado para el consumo humano, que, por cierto, ya no recuerda cómo sabe un tomate de tomate, pero encuentra a diario tomates de plástico. ¿Le darían al tigre carne de carne, que es lo que necesita? ¿O le darían arroz tres delicias, sin arroz y sin delicias? Tanto si le agasajaban con carne de plástico, como con arroz tres delicias, sin arroz y sin delicias, el tigre llevaría ya tiempo buscando carne de carne. Y un buen día, ofuscado quién sabe por qué, se zampó al compañero tigre con el que convivía desde hacía ya 5 años. Esto lo han podido aprender del humano, caníbal donde los haya. Uno que compra le aprieta al que le vende, que a su vez le gira un poco más la tuerca a su proveedor, quien seguro que hace lo mismo, por placer o por obligación, con quien le proporciona sus cositas. Y así, en este yo te aprieto, tú le aprietas, él le aprieta, hemos llegado a una situación delicada para la industria de los plásticos. En realidad, para todo el sector de la producción y para toda la sociedad. Porque dejándolo todo en manos del “caro o barato” acabaremos comiéndonos a nosotros mismos... Es una fórmula matemática: si vaca come golosinas, tigre come tigre y humano come humano.

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