Antes tuerta que chinchilla
Existe una evidente preocupación en todos los ámbitos industriales no sólo en nuestro país sino también en Europa. La famosa deslocalización y la apabullante pujanza de otros países hasta ahora en el banquillo, están sumiendo a Europa en un grado de preocupación comprensible. ¿Será verdad que en un futuro todavía lejano nadie fabricará ya en Europa? La verdad, no parece posible una situación tan dramática, porque hay muchos factores que condicionan semejante panorama. La industria española, sea lo anterior posible o no, tiene en sus manos la posibilidad de defenderse, ponderando sus valores, su conocida flexibilidad y capacidad de seguir ganando en el binomio precio/calidad, frente a muchos otros europeos. Esfuerzo y posiblemente, mucha capacidad de comprender por dónde se debe avanzar son exigencias para una industria deprimida. Si no, siempre queda el plan B. La España de la chirigota, el folclore y el toro que a veces parece que fomentamos, o mejor, que fomentan desde algunas entidades. Y el plan B, señores, este sí que lo dominamos. Todos al unísono, en una Europa triste, al son del “antes tuerta que chinchilla, ay que chinchilla, ay que chinchilla”.