España ante los objetivos renovables
Jose María González Moya. Director general en APPA Renovables
30/01/2023En el caso del autoconsumo se ha dado la tormenta perfecta para impulsar su implantación. Una simplificación administrativa, donde el Gobierno ha atendido parte de las peticiones de la industria y los consumidores; una reducción espectacular de costes, que se ha desarrollado especialmente en los últimos diez o doce años; unos precios eléctricos altos; y el empujón definitivo de las ayudas europeas, articuladas alrededor del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y los fondos NextGenerationEU.
Europa no puede depender de la energía de otros países para alimentar su economía y garantizar su bienestar. Si en febrero de 2022 Rusia invadía Ucrania, en enero la propia Comisión Europea catalogaba el gas y la nuclear como energías “sostenibles”. Puede que en la crisis energética otros hayan puesto el martillo, pero fuimos los europeos, y solo nosotros, quienes pusimos los clavos. Cuando se debatía la idoneidad de incluir a estas energías como “verdes” dentro de la taxonomía europea, clasificación que ha entrado en vigor con el primer día de 2023, se identificaba a Alemania como la impulsora de este cambio. A los pocos meses, la propia Alemania comenzaba a sufrir restricciones en el suministro de este combustible fósil.
"Empresas y particulares han encontrado en el autoconsumo una respuesta a una inflación que tuvo especial incidencia en el sector energético".
Todas las preguntas que nos hacemos respecto a la importación de hidrocarburos antes quedaban ocultas bajo un anestésico manto de libre mercado teórico, del que la invasión de Ucrania nos ha despertado de forma abrupta. Pero estas mismas preguntas, son también aplicables al resto de tecnologías. ¿Tenemos tecnología nuclear propia? ¿Qué control tenemos sobre el combustible nuclear? ¿Podemos almacenar de forma segura y con un coste acotado los residuos? Y, por supuesto, debemos realizar las mismas preguntas para las energías renovables, que se sustentan, especialmente en el caso de la fotovoltaica, en una importación masiva de paneles fotovoltaicos de Asia: el 80% de los paneles que se instalan en Europa provienen, concretamente, de China.
"Debemos decidir cuál será la evolución de nuestro mix energético y también cómo esa evolución debe ir acompañada de una implantación tecnológica e industrial en nuestro territorio".
Eólica y fotovoltaica suponen el 88% de toda la potencia instalada a nivel mundial. Estamos ante un mercado no solo inmenso, se habla de que este año se ha pasado de 849.000 millones de dólares de inversión a nivel mundial en Transición Energética (no solo renovables) a superar el billón europeo (trillón anglosajón) anual, sino también un mercado creciente.
España y Europa harían mal si contemplasen los objetivos como una cifra a alcanzar. Los objetivos renovables deben ser un medio para transformar nuestra sociedad y nuestra economía. Un medio para llevarnos a una sociedad más limpia, con una energía que, gracias a su carácter distribuido, permita también distribuir la riqueza y los empleos. Un medio para industrializar nuestro país y, sobre todo, para competir de igual a igual con el resto de economías. No debemos pasar de ser un país comprador y dependiente en energías fósiles a ser un país comprador y dependiente en energías renovables. Tenemos el conocimiento, tenemos los profesionales y las empresas, únicamente nos falta la voluntad y la valentía de utilizar los retos renovables como una palanca de cambio. Las próximas generaciones nos lo agradecerán.