El Hotel Posada de la Sillería, premio COACM en Rehabilitación
En los I Premios de Arquitectura y Urbanismo, que fueron entregados recientemente en Ciudad Real, convocados por el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, el jurado destacó la obra de Jesús Gómez-Escalonilla y Benjamín Juan Santágueda (Arquitectos San Lorenzo 8 SLP) en el Hotel Posada de Sillería de Toledo, por el buen trabajo de restauración, que revitaliza los valores culturales innatos del edificio.
“En el casco histórico de Toledo los edificios son muy antiguos, tienen varias fases constructivas, y de cómo se hayan ejecutado las sucesivas ampliaciones y reformas en el pasado, depende que sea más o menos complejo encarar las nuevas. En este caso, nos encontramos con una parte más coherente en la edificación principal y con unas ampliaciones y reformas en otra zona que complicaron el proyecto”, señaló el arquitecto Benjamín Juan Santágueda.
En este sentido, el edificio está situado en la esquina de los dos tramos de la quebrada calle de Sillería. Es fruto de la adición de dos edificaciones que, con diferentes niveles, se comunicaban de manera intricada. En éste, como en muchos de los inmuebles de la ciudad de Toledo, existen restos de construcciones más antiguas, desde testimonios del pasado romano hasta vestigios medievales. Son, sin embargo, más reseñables las trazas y restos de un edificio del siglo XV, que fue demolido para la construcción de la casa del XVII, punto de partida de la rehabilitación. Los restos de una yesería en el patio o las viguetas con papos tallados, que fueron reutilizadas como material de construcción en soleras o pies derechos, dejan testimonio de esta efeméride.
Pero, claramente, es la edificación barroca la que resulta mayoritaria en el edificio. La parte central es una construcción unitaria con muy buenos alfarjes y, sorprendentemente, tres bóvedas esquifadas de yeso: dos en planta baja –ocultas bajo el falso techo modular de una gestoría- y otra en planta primera. Esta fase edificatoria se traslada a fachada con una estructura donde lo macizo supera al hueco en los niveles inferiores. Sin embargo, el edificio, y compositivamente la esquina, se remata con una elegante logia ordenada por pilastras y huecos con arcos de medio punto. El revestimiento del conjunto es el denominado ‘revoco capuchinas’: un acabado de junta alzada y ladrillo policromado muy característico.
“A la hora de encarar el proyecto, hubo una amplia fase de reconocimiento del edificio y su estructura, hasta llegar a conclusiones acerca de cuáles eran sus aspectos recuperables. A partir de ahí, buscamos soluciones, obviamente con un lenguaje moderno, pero siempre subordinado al que es el propio del edificio antiguo. Mi opinión personal es que se tiene que reconocer la construcción original, por encima de las incorporaciones, siempre mesuradas”, añade.
Dimensión histórica
En el interior, el patio queda formalizado por la última gran reforma de finales del siglo XIX o primeros del XX. La familia propietaria en esos momentos (Barcos-Romano), decidió modificar la caja del patio y las escaleras principales. Probablemente, el arquitecto municipal del momento, Juan García Ramírez, fuera el encargado de esta intervención. El patio, de color gris azulado, se formalizó con un lenguaje clásico con profusión de triglifos, metopas y pilastras acanaladas, muy similar a la fachada del domicilio del propio arquitecto: el número 6 de la misma calle. Así, el principal desafío técnico para el estudio fue "conservar la estructura de madera que era restaurable y consolidar las bóvedas esquifadas de yeso, que escapan a la estructura convencional de la casa patio”.
El encargo del proyecto por parte de los promotores era la introducción de un uso hotelero y de hostelería en el inmueble, sin más condicionantes que el razonable aprovechamiento del mismo, respetando su dimensión histórica, para poner el patrimonio adquirido al servicio del propio negocio. Así, los trabajos se centraron en la restauración o refuerzo de los elementos verticales y horizontales propios.
En este sentido, Arquitectos San Lorenzo ha utilizado un criterio de preponderancia de lo original sobre el resto. Estos elementos –los antiguos- debían ser, sin duda, los de mayor protagonismo. Para el resto –lo nuevo- han utilizado un lenguaje actual con numerosas soluciones, pero limitando los materiales utilizados, ya que la percepción de cualquier espectador debía ser la de encontrase en un antiguo edificio.