Las oficinas en el nuevo modelo energético

La crisis económica ha impactado de lleno en la economía española, desencadenando un conjunto de reformas sin precedentes en nuestro país, que han afectado a todo tipo de sectores, desde la banca hasta el energético, siendo este último uno de los más decisivos a la hora de determinar el nivel de competitividad de las empresas. De hecho, tras la reforma energética aprobada en verano por el Gobierno, han sido muchas las voces críticas con esta nueva normativa, que ya está teniendo sus efectos negativos en los resultados de algunas de las principales compañías del sector y que, con toda probabilidad, seguirá dando que hablar por bastante tiempo y no precisamente para bien.

Y es que la reforma pasa por alto aspectos muy importantes para la eficiencia energética como el autoconsumo -una ausencia en la normativa que ha sido duramente criticada por la Comisión Nacional de la Energía-, lo que supone un claro revés para reducir nuestra dependencia energética, de las más altas de Europa.

Pero aparte de esta reforma mal enfocada, es necesario marcar las directrices de una nueva política energética que tenga en cuenta la realidad de la demanda, porque sólo de este modo se puede conseguir un modelo energético más sostenible. Y esa política debe considerar además, que más del 30% de la energía que se consume en España, al igual que en la mayoría de los países europeos, procede del interior de los edificios.

Las oficinas, un gran foco de consumo

Obviamente, no todos los edificios consumen lo mismo, pero para alcanzar los mayores ahorros en un plazo de tiempo lo más corto posible, hay que centrarse en aquellos que demandan energía con mayor intensidad. Y, entre todos ellos, destacan los edificios de oficinas, que son los más exigentes con diferencia.

Sin ir más lejos, estos edificios necesitan cinco veces más energía que todos los hospitales españoles juntos o incluso diez veces más que los colegios públicos,que son precisamente dos de los sectores de mayor demanda.

Por tanto, la eficiencia energética en el ámbito de las oficinas tiene un gran impacto en términos de ahorro, ya que sus necesidades han ido aumentando exponencialmente hasta alcanzar los 25.071 M de kWh de consumo en la actualidad. Además, este alza de la demanda energética se explica por elcrecimiento del sector servicios en los últimos años, sobre todo en las actividades administrativas, financieras y de consultoría, que están aumentando de acuerdo al mayor grado de sofisticación de la economía.

Para hacernos una idea de lo que se puede conseguir sólo en este ámbito, basta decir que el consumo anual de energía de los 1,8 M de edificios destinados a oficinas (el 6,2% del total de inmuebles que existen en España, según el INE), se eleva a 5.516 M, una cantidad que supone el 0,5% del PIB.

Dado que el potencial de ahorro con sistemas de eficiencia energética alcanza el 25% del consumo total, los edificios de oficinas en España tienen un potencial de ahorro energético de 1.380 M anuales. No cabe duda de que es un dato que no puede pasar desapercibido en cualquier contexto económico, especialmente en el actual.

De la mano de administraciones y empresas

Por otro lado, también hay que matizar que los ahorros energéticos se podrían conseguir a gran escala en las empresas y administraciones públicas, por ser las que mejor aprovechan las economías de escala y las que cuentan con más recursos para invertir. Por el contrario, los hogares, pese a ser más numerosos y con un potencial enorme, están demasiado atomizados para suponer una oportunidad en estos momentos y a medio plazo.

De todas formas, los particulares son cada vez más conscientes de que el futuro pasa por un consumo eficiente y sostenible, de ahí que utilicen las comunidades de vecinos para rebajar su factura energética. Hay iniciativas ya en marcha, pero si las más de 800.000 comunidades de propietarios que aglutinan a 9 M de viviendas apostaran por sistemas de eficiencia energética, se ahorrarían unos 1.260 M cada año. Y esta realidad sólo puede ir a más en los próximos años, como una inexorable (y necesaria) mancha de aceite.

Pero mientras tanto, deben ser las administraciones y las empresas las que lideren este gran salto hacia el modelo energético del futuro, que sin duda tiene que ir emparejado con la eficiencia energética y los aspectos más avanzados de las 'smart grid' o redes inteligentes.

Por eso, una vez consolidada la tan ansiada recuperación económica, será el momento en el que las empresas que quieran estar preparadas para un entorno económico más competitivo -que se moverá cada vez más a escala global-, decidan si apostar por un modelo sostenible en todos los sentidos (incluido el energético) o si, por el contrario, prefieren volver a modelos del pasado, sujetos a los vaivenes del ciclo económico.

Entre ambos modelos, la eficiencia energética -ya sea en el sector de las oficinas, en hoteles o centros comerciales-, únicamente será un motor de crecimiento en el primero de ellos, que además se nutrirá de tecnología inteligente en otros muchos ámbitos, como la telefonía e incluso la automoción, a través de flotas de vehículos cada vez más eficientes y conectadas.

Pie de Foto: Carlos Sáez, director de la división de Eficiencia Energética del Grupo Euroconsult.

Fuente: Alimarket