La rehabilitación impulsa los ensayos de resistencia al fuego de las ventanas de madera
La Asociación Española de Fabricantes de Ventanas de Madera y Mixtas Madera-Aluminio (Asoma) se ha propuesto diferenciarse en el mercado y especializarse en este campo, en el cual todavía existen dudas y controversias sobre la composición y estructura de un cerramiento de este tipo. “Atendiendo a la experiencia de arquitectos y fabricantes de ventanas, no se tiene muy claro cómo se presenta y qué es verdaderamente una ventana resistente al fuego. Existe cierto vacío al respecto, porque en la normativa vigente la ventana se rige por los mismos criterios que la puerta”, comenta José Palacios, gerente de Asoma. El objetivo de la asociación es aclarar este escenario y generar y utilizar las mejores herramientas para llegar al prescriptor, que se coloquen más ventanas de madera y mejor. Ahora bien, las prestaciones que hay que declarar de ahora en adelante deben cumplir como mínimo las que marca el Código Técnico de la Edificación. “No es preciso hacer un producto excesivamente complicado, técnicamente hablando”, señala Palacios.
Eficiencia energética
La ventana de madera también aspira a liderar la rehabilitación de los edificios con vistas a mejorar su eficiencia energética. José Antonio Tenorio, jefe de la Unidad de Calidad en el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, del CSIC, asegura que son muchos los años que se lleva estudiando en este centro la energía en la edificación. “Se ha producido un salto cualitativo. Antes de 1970 no existía una norma térmica en España. Hemos pasado de no tener norma al código técnico y, lo que es más, a un conjunto de directivas europeas que transformarán profundamente la construcción en nuestro país”, afirma.
Lo cierto es que el Código Técnico de la Edificación impactó en su día a técnicos, prescriptores, industriales, instaladores, etc. Irrumpían en el escenario, entre otros nuevos actores, los aislamientos, paneles solares o las ventanas de baja transmitancia térmica, fruto de una nueva técnica hasta entonces no aplicada en nuestro país. Hoy técnicamente es posible realizar edificios de consumo energético casi nulo. “Nos proponemos que los futuros edificios que se construyan se lleven en los próximos años hasta niveles cercanos al edificio de consumo casi nulo y en rehabilitación al menos hasta los propios del CTE que hoy está en vigor”, explica José Antonio Tenorio. “Ya observamos este cambio de mentalidad como algo normal”, apunta.
La ventana que viene mejora energía y acústica en un edificio, conjuntamente, y sin generar condensaciones. “Poniendo una ventana mejor, tal vez incluso me ahorre aislamiento en el muro, lo cual es más caro y complejo a veces, como puede ser en algunas obras de rehabilitación. Dado que la tecnología vigente lo permite, sería ideal ir a ventanas mucho mejores”, considera el técnico del Torroja.
Ensayos de resistencia al fuego de las ventanas
El Código Técnico de la Edificación es claro al referirse a la propagación exterior del fuego: “Se limitará el riesgo de propagación del incendio por el exterior, tanto en el edificio considerado como a otros edificios —comenta Alfredo Bazo, Técnico de Prevención de Incendios del Cuerpo de Bomberos de Logroño—. El CTE exige separaciones verticales entre edificios (medianeras) EI 120, así como en fachadas, entre sectores o similares”.
“Hay que elegir correctamente el material intumescente a aplicar en la ventana, porque algunos reaccionan mejor con la madera, y otros con el metal. La elección depende de la superficie de aplicación, de la temperatura de expansión requerida y de la ubicación de la junta en la ventana”, explica Marc Montion, responsable de ventas de Odice España.
Los ensayos de Resistencia al Fuego consisten en someter a una muestra característica a unas condiciones concretas de presión y temperatura, simulando un incendio real.
“El ensayo de Resistencia al Fuego evalúa el comportamiento frente al fuego de los elementos empleados en la construcción y valora durante cuánto tiempo (en minutos) un elemento mantiene sus propiedades (aislamiento térmico e integridad) después de que se desarrolle un incendio —afirma Elena Malaina, responsable Técnico del Departamento de Fuego de Ensatec—. La norma 13501-2 especifica un procedimiento para realizar la clasificación frente al fuego, de puertas y ventanas usando los datos obtenidos en ensayos de resistencia al fuego y en ocasiones en ensayos de durabilidad del autocierre y otras características adicionales”.
Declaración ambiental de producto
Consumado por Asoma el ‘Análisis del Ciclo de Vida de una Ventana de Madera’, los fabricantes integrados en esta asociación afrontan ahora el proyecto de concebir una Declaración Ambiental de Producto genérica para una serie de gamas de producto representativas de todos los fabricantes integrados en Asoma, de una forma colaborativa con otros actores del sector y basado en datos fiables, registrados por herramientas fiables. “Es una clara vía de diferenciación de nuestro producto. Es lo que nos va a distinguir de una buena ventana de aluminio o una buena ventana de PVC, basándonos por supuesto y siempre en la normativa vigente”, señala José Palacios.
Si bien en España este distintivo todavía no tiene una repercusión real en el mercado, lo cierto es que en Europa avanza a grandes pasos, y se convierte por momentos en requisito imprescindible para que los fabricantes españoles puedan exportar sus cerramientos.