Entrevista a Benet Rins, gerente de Tractament Mediambiental Integral, S.L. (TMI) e Ivalore
12 de septiembre de 2011
¿Cree apropiadas las normativas actuales en materia de medio ambiente?
Lo que implica que las empresas deben conocer la legislación autonómica, la nacional y la europea.
¿Cómo arreglar este desaguisado?
¿Y cuál es su opinión en referencia a la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados?
Por ejemplo…
Y puede que entonces surjan los primeros problemas.
Algo necesario…
Es imposible que el gerente de una pequeña empresa, que normalmente se ocupa de todos los temas, pueda conocer la legislación ambiental y actuar en consecuencia. Para una compañía de estas características, la figura de la consultoría medioambiental es imprescindible.
¿Y en el caso de una mediana empresa?
¿Por qué?
Ellos abordan un proyecto de estas características a lo mejor una vez en su historia, mientras que nosotros, los expertos, hemos hecho trescientos. Lógicamente, nuestra experiencia es muchísimo mayor. Hay que reconocer que no es fácil: muchas veces las leyes no están claras y hay que interpretar lo que quiere la Administración, y cotejarlo con ella después.
Uno de los servicios que ofrece su empresa es el análisis de riesgos ambientales. ¿En qué consiste?
En 2007 apareció la Ley de Responsabilidad Ambiental, que responsabiliza a las empresas del daño que puedan hacer sus actividades al medio ambiente. Desde su publicación, en caso de producirse un accidente medioambiental, todas las compañías están obligadas a reponer el estado ambiental anterior al mismo.
Dejar el entorno como estaba antes del incidente…
Sí. Pondré un ejemplo. En Aznalcóllar una empresa vertió por accidente residuos tóxicos al río Agria, que luego llegaron al Guadiamar, que fluye por el Parque Nacional de Doñana. Un acontecimiento de grave impacto para el medio ambiente. Al cabo de los años, el caso terminó en los tribunales. Lógicamente, la empresa acabó implicada, pero ya había desaparecido y no pudo hacer frente a las consecuencias ni rehacer el impacto que causó en el entorno. Desde 2007, esto ya no es posible.
La empresa debe responsabilizarse.
Sí. La Ley de Responsabilidad Ambiental obliga a las empresas a hacer una evaluación de su riesgo. En función del resultado de éste riesgo, lo más común es que formalice una póliza de seguros de responsabilidad ambiental que cubra los posibles daños actuales y futuros.
Otro de los servicios que brindan a sus clientes es la gestión integral de los residuos. ¿Qué beneficios pueden obtener?
Las leyes de protección marcan los límites en los que una empresa puede operar sin contaminar el entorno. Usted conoce el sector, ¿qué grado de cumplimiento cree que tiene este marco legislativo en nuestro país?
Con lo duro que es ser empresario hoy, sólo falta que por un problema ambiental acabes en la cárcel. También quiero puntualizar que si no hay un seguimiento y unas inspecciones continuadas, el grado de cumplimiento disminuye. Ejemplo: todos sabemos que hemos de hacer nuestra declaración de renta, pero ¿la haríamos si hacienda no hiciera inspecciones a aquellas personas que no la hacen?
Gestionar correctamente los residuos puede también verse como una ventaja competitiva…
Sí, en el otro extremo encontramos empresas que, como objetivo estratégico, intentan mejorar su relación con el medio ambiente por encima de los límites que fija la ley. Lo asumen como un coste y le sacan un provecho competitivo. Muchas compañías afirman que si hay un residuo es porque un proceso productivo debe mejorar. El objetivo es que no se genere el residuo.
Algunas empresas se quejan de que muchos de los límites marcados por la ley no se pueden cumplir. ¿Qué opina al respecto?
Sí, en ocasiones se da esta situación. Por ejemplo, en determinadas industrias que vierten sulfatos, alcanzar 500 ppm es prácticamente imposible. Precipitándolo con calcio se puede llegar a 1.500, pero bajar de ahí no se puede. Ocurre lo mismo en empresas que consumen una gran cantidad de agua y que vierten sales solubles (cloruro, sodio, potasio…): no pueden cumplir determinados valores de conductividad.
¿Y qué hacen?
Lamentablemente, consumen más agua. Toda una incongruencia.
¿Cree que las pequeñas empresas pueden adaptarse a las exigencias medioambientales?
¿Qué industrias contaminan más?
Mucho o poco todas contaminan, pero, por sectores productivos, yo diría que el sector del metal, la industria química, la papelera, la farmacéutica y la minera. En general, la industria transformadora.
¿Y cree que es posible una industria que no contamine?
¿Cuál es el camino hacia esa empresa ideal?
¿Qué ayudas ofrecen las Administraciones a las empresas en materia medioambiental?
¿Qué tipo de apoyo?
Nuestra misión es precisamente ayudar a las empresas para que el coste medioambiental sea un dolor de cabeza menos, pretendemos ayudarles a ver la luz en ese laberinto de leyes y normativas en las que se ven atrapadas, allanándoles el camino de obstáculos. Para ello, tramitamos todo los documentos relacionados con medio ambiente, vertidos, emisiones y residuos acompañándoles de la mano hasta la obtención de los permisos pertinentes, o si lo desean permitiéndoles que externalicen toda su gestión ambiental.
Vertido cero
Una empresa que en su proceso industrial genere aguas residuales debe tratarlas para adecuarlas a la legislación ambiental. El vertido cero se da cuando la compañía trata estas aguas y las reincorpora al proceso. De esta manera, explica Rins, “el consumo de agua, hipotéticamente, es cero”. “Es difícil precisar cuánto se puede ahorrar en agua una industria, porque depende de la actividad de ésta y de múltiples factores, pero, en todo caso, es considerable”.