“¿Cuánta energía me va a dar una hectárea de calabacín?”
6 de junio de 2011
“En este sector hay un recurso, los residuos, que no queremos que se desperdicie. Por eso nos planteamos la pregunta ¿si me llevo una hectárea de residuos de calabacín, por ejemplo, cuánta energía me va a dar?”, plantea el investigador Ángel Jesús Callejón Ferre. Explica que la realidad es que no todos los laboratorios, compañías o centros de investigación en cualquier parte del planeta tienen financiación suficiente para calcular el poder calorífico de su biomasa: “Por eso, como complemento de la investigación, decidimos hacer modelos matemáticos de predicción fiables que ayuden a otros investigadores que trabajen con igual biomasa”.
Siguiendo protocolos internacionales, el grupo de investigadores de la Universidad de Almería ha analizado, experimentado y verificado, los datos reales de la capacidad calorífica de diferentes hortalizas que representan casi el 100% del cultivo en invernaderos de Almería: calabacín, tomate, berenjena, judía, sandía, melón, pimiento y pepino. “Así, otros no tendrán que hacerlo, ya que el proceso es muy costoso. Por ejemplo, —señala Callejón— en lugares de México o Marruecos donde se cultive lo mismo, se podrían utilizar estos modelos, comprobando su validez si se desea con un solo análisis, para poder predecir el potencial energético de la biomasa de dichas zonas".
Ecuaciones de predicción
Con la ayuda del laboratorio de biocombustibles de la Escuela Superior de Ingenieros de la Universidad de Sevilla, se han construido 20 ecuaciones de predicción comunes a las 8 especies estudiadas. Dichas ecuaciones van de 1 a 6 variables, lo que permitirá hacer aproximaciones más o menos precisas en función de las variables utilizadas en cada ecuación. “Cuantas más variables se incluyan, menos margen de error, claro. Pero en todos los casos son modelos muy precisos”, afirma el investigador.
Tras el análisis, una de las conclusiones es que, de todas las hortalizas analizadas, “la judía es la que más energía produce por kilo, mientras que el tomate (la más cultivada) es la más difícil de utilizar por su alto contenido en cloro. Esto podría solucionarse haciendo mezclas de residuos de distintos cultivos pero eso exige más estudios e investigaciones".
Algunas empresas ya han mostrado interés en el estudio de estos investigadores de Almería. “Nosotros hemos ofrecido los datos y el potencial. Porque si no se tienen datos no se pueden tomar decisiones. Después tendrán que ser las empresas energéticas las que valoren si es viable su uso o no”, explica Callejón.
Lo que sí está confirmado es que la base de datos ‘Phyllis’ de biomasa dependiente del ECN Biomass, Coal and Environmental Research de los Países Bajos ya ha solicitado incorporar todos los datos del trabajo de Callejón y sus compañeros. En el futuro, a Ángel Callejón le gustaría analizar más tipos de biomasa autóctona de Almería y poder afinar y obtener modelos de predicción específicos de cada cultivo.