Sigaus reduce la aportación de sus empresas adheridas por primera vez en su historia
En el actual contexto de lucha contra la inflación por parte de gobiernos e instituciones internacionales, el Consejo de Administración de Sigaus ha decidido bajar la aportación de sus empresas adheridas a la gestión del aceite usado, que es repercutida en el precio de los aceites industriales que se consumen en España. Es la primera vez que la entidad modifica esta aportación en sus casi 17 años de funcionamiento, y lo hace ahora, trasladando a todos los consumidores de aceites industriales la moderación de los costes de la gestión, fruto de la estabilidad del modelo operativo. El cambio será efectivo a partir del 1 de enero de 2024.
En su reunión celebrada el pasado 14 de septiembre, el Consejo de Administración de Sigaus ha tomado la decisión de reducir la aportación que, en cumplimiento de la normativa sobre aceites usados (RD 679/2006), realizan todas las compañías adheridas a Sigaus por la comercialización en España de aceites industriales, y que, según se establece en dicha norma, es repercutida en el precio de venta de estos productos, informaron en una nota de prensa fuentes del colectivo.
La decisión responde al compromiso por parte del Consejo de Administración de Sigaus de ajustar esta aportación en el complejo contexto económico actual, sumándose así a las múltiples medidas que, desde distintos ámbitos, se están tomando para controlar una inflación que está marcando la evolución económica de los últimos dos años, generando incertidumbre y mermando la confianza de consumidores y empresas.
Esta reducción ha sido posible gracias a los mecanismos articulados históricamente por Sigaus para buscar la máxima eficiencia en la financiación de la gestión del aceite usado, ajustándola en todo momento a las condiciones del mercado. Estos mecanismos han permitido, durante los últimos meses, estabilizar el coste de la gestión, aprovechando la coyuntura de altos precios del petróleo y, por tanto, las buenas condiciones de venta de los productos obtenidos del tratamiento de este residuo, tanto las bases lubricantes regeneradas como el fuel BIA.
Con todo ello, desde el 1 de enero de 2024 la puesta en el mercado de aceites industriales conllevará por parte de la empresa comercializadora, y consecuentemente del consumidor, la aportación de cincuenta euros por tonelada (cinco céntimos por kilogramo) en concepto de gestión del aceite usado, en lugar de los sesenta euros (seis céntimos por kilo) que se venían abonando hasta ahora. En el cambio de aceite de un turismo, estimando la compra de unos cuatro kilos de aceite nuevo, el coste destinado a la gestión del aceite usado pasará de 24 a veinte céntimos.
Apuesta por la eficiencia
A propósito de este cambio, el director general de Sigaus, Eduardo de Lecea, destaca que “es la primera vez que modificamos nuestra tarifa, y lo hacemos, precisamente, para bajarla un 16% en un momento de subidas generalizadas de precios. Queremos aprovechar así la contención de los costes de la gestión, para trasladarla a los consumidores, aplicando uno de nuestros valores más arraigados que es la eficiencia y la optimización de costes y procesos.”
En este sentido, De Lecea subraya que una de las funciones de Sigaus es, también, la de aportar estabilidad respecto a la gestión del residuo, en un mercado volátil como el de los derivados del petróleo. Y recuerda que, en 2016, cuando el coste de la gestión del aceite usado se disparó, debido al entorno de bajos precios del petróleo (el barril de Brent promedió 40 euros/barril durante el año) y a la caída en la demanda de los productos procedentes del residuo, Sigaus optó por absorber ese sobrecoste sin trasladarlo al precio de los lubricantes.
“Cuando el ciclo nos fue muy desfavorable, y el déficit de recoger y tratar cada litro de aceite usado estaba en máximos históricos, no trasladamos el sobrecoste al consumo. En su lugar, nos endeudamos coyunturalmente y apostamos una vez más por la máxima eficiencia, aplicando un modelo de financiación ligado en tiempo real a las condiciones del mercado. Hoy, en la fase opuesta del ciclo, de nuevo ese modelo de eficiencia demuestra su utilidad, y nos permite reducir lo que paga el automovilista o la industria que compra aceite lubricante”, remarca De Lecea.